Alfredo Olmedo logró estirar su vida política hasta octubre. Lo cierto es que la figura del sojero está cada vez más desgastada y tiene pocas chances de acceder nuevamente a una banca. El peronismo y Miguel Nanni están por encima. A José Ibarra no le alcanzó con mostrarse simpático. (F.A.)

Son dos políticos raros. Outsiders sin militancia reconocida que aparecieron de golpe y se hicieron conocidos con el tiempo. Alfredo Olmedo y José Ibarra buscan su lugar por fuera del oficialismo. A uno las urnas todavía le sonríen. Al otro, lo ignoran por segunda vez.

Al cierre de esta edición, con el 67% de las mesas escrutadas en la provincia, Olmedo obtenía un tercer lugar en la categoría para diputados nacionales, detrás de Javier David y Miguel Nanni. En tanto, Ibarra, su competidor en la interna del Frente Renovador, quedaba otra vez, sin chances.

Olmedo, con 52.332 votos, no lograba repetir su performance anterior y todo indica que será superado en las generales por el peronismo y Miguel Nanni. Los pronósticos auguran un triunfo contundente del oficialismo, que podría conseguir las tres primeras bancas, mientras que el radical, que viene sorprendiendo desde las provinciales de abril y mayo, se quedaría con la cuarta.

Sin embargo, Olmedo se tiene fe. En declaraciones realizadas en la noche del domingo a FM Capital, dijo que llamará a José Ibarra para agradecerle por la competencia. Agregó que espera que en octubre el sindicalista ponga todo el esfuerzo que hizo para ganarle en la interna, pero esta vez para obtener un triunfo conjunto en toda la provincia. En total, los votos de ambos sumaban un 24,44%.

Además, dio por ganador a Miguel Nanni (58.796 votos al cierre) en la interna contra Bettina Romero (34.826). “No es tan fácil hacerse conocido en veinte o treinta días, yo tardé años”, dijo, y agregó que parte de los votos de la hija del exgobernador se irán con él en octubre.

Por su parte, José Ibarra no levantó respecto al 2013. Al cierre de la edición obtenía 43.256 votos, que lo dejarían afuera de la lucha en las futuras elecciones.

Números en baja

En las PASO de 2013, Olmedo obtuvo el 19,54% en la categoría de precandidatos a senadores nacionales. Se ubicó debajo de Rodolfo Urtubey y Juan Carlos Romero. Fueron 120.032 votos para el hombre de campera amarilla.

Casi la mitad de los votos que Olmedo obtuvo en las PASO de 2013 fueron de la capital de la provincia. Allí, 56.661 electores lo apoyaron, un 21,68% del distrito. En el resto de la provincia había ganado en tres municipios pero los sufragios no fueron significativos: 5843 votos en Cerrillos, 4230 en Chicoana y 8353 en Rosario de Lerma. En Orán había tenido una buena elección, con 21.011 votos.

En esa misma jornada, Ibarra, que hacía su aparición en la política de nuestra provincia, obtenía un 3.68%, superado por Guillermo Durand Cornejo (19,67%), Pablo López (11,19%), Evita Isa (18,60%), Jasbel Singh (16.43%), Sergio Leavy (8.56%) y Roberto Gramaglia (7.11%). Luego, en las generales de octubre de ese año, Ibarra sacó un 3.78% que no le alcanzó.

En el único lugar donde Ibarra obtuvo un triunfo en esas primarias fue en el municipio de Guachipas, de donde es oriundo.

No convencen

Tanto Olmedo como Ibarra poseen una política paralela a la tradicional militancia y mientras uno se hizo conocido por sus exabruptos políticamente incorrectos, el otro casi no trascendió al micromundo de la política a pesar de su trayectoria sindical.

Cuarto Poder lo anunciaba hace pocas semanas: aun cuando su figura posee un alto grado de reconocimiento provincial, Alfredo Olmedo terminó asociado a propuestas impracticables cuando no absurdas y otras de impronta fuertemente antidemocráticas, como su oposición a todas las políticas de ampliación de derechos que se popularizaron en los últimos cinco años. Esto lo fue condenando cada vez más. Incluso el romerismo lo ocultó de la cartelería difundida durante la campaña para la gobernación.

Ibarra, salteño que se hizo en Capital Federal, todavía no logra trascender a la gente, a pesar de que su figura es importante dentro del sindicalismo porteño. La conclusión es simple: un político que no vive en el lugar que asegura representar siempre la tendrá muy difícil.