Dirigentes de la izquierda nacional se diferenciaron del trotskismo y desarrollaron cuatro razones para votar a Daniel Scioli, aun cuando admitan que serán opositores a un eventual gobierno suyo.
Ulises Bosia es dirigente de Patria Grande y a través de un artículo publicado en la prensa partidaria explicó por qué a diferencia del trotskismo ellos sí votaran a Daniel Scioli en el primer balotaje. Aunque Bosia reconoce en la nota que el trotskismo tiene razón cuando señala que Scioli y Macri son personas de derecha, eso no significa “que las condiciones políticas para defender en las calles las conquistas de estos años, para pelear por más derechos populares y para construir una perspectiva socialista sean las mismas en un gobierno del FpV que en uno del PRO. Cuanto peor, peor”.
“Nuestra actitud ante el ballotage no puede derivarse de una ubicación ideológica en abstracto sino de una comprensión política de lo que significaría un gobierno del PRO para los intereses del pueblo trabajador, para la defensa de la soberanía nacional y para las perspectivas de la integración continental. De un análisis concreto de la situación concreta. Eso es ser de izquierda, entender a la ideología y en especial al marxismo como una guía para la acción, no como un conjunto de ideas separadas de la práctica política, de la vida concreta de la clase trabajadora y del pueblo argentino y latinoamericano”, enfatiza el autor antes de identificar cuatro razones para votar en contra del PRO:
1. La política exterior
En el contexto latinoamericano, un gobierno del PRO se subordinaría a la política norteamericana de abierta hostilidad a los gobiernos populares de Venezuela, Bolivia, Cuba y Ecuador. Es decir, enfrentaría abiertamente al bloque del ALBA y trabajaría por el retroceso de los niveles de integración sudamericana logrados en diez años, como la UNASUR o la CELAC.
2. La política económica
El programa económico que explican los economistas del PRO es de manera directa el que pretenden los grandes empresarios: devaluación, fin de las retenciones, rebaja de impuestos para los grandes capitales, ajuste fiscal, endeudamiento externo, apertura económica. Es un programa que sacrifica a una parte considerable de nuestro pueblo a las necesidades de “competitividad” de unos pocos integrantes del poder económico. La peor versión del capitalismo, que para muchos argentinos y argentinas es la diferencia entre caer o no en la pobreza y la indigencia.
3. Las conquistas populares de estos 12 años
En la campaña electoral Macri dio una voltereta de 180 grados, pero si no queremos pecar de ingenuidad hay que recordar cuál fue la posición concreta del PRO en todos los debates determinantes de los últimos años. Estuvieron en contra de la política de memoria, verdad y justicia, de la Ley de Medios, de la estatización de YPF y de las AFJP, de la Asignación Universal por Hijo, de la Ley de Matrimonio Igualitario, hasta plantearon pagarles a los buitres en los términos en que la justicia norteamericana lo avaló.
4. Regreso de los valores neoliberales al gobierno
El PRO es una fuerza abiertamente neoliberal y empresarial. Esto no quiere decir que un gobierno suyo implicaría que se repita como un calco lo que pasó en los años 90. Pero sin duda sí que se impongan valores como la “eficiencia” y la “modernización” del Estado para justificar políticas de ajuste, la política como “gestión sin ideología” para desalentar la militancia y estimular la despolitización social, el mercado como regulador de las relaciones sociales y dador de oportunidades para todos como cobertura del capitalismo salvaje, el individualismo y los valores empresariales como referencias sociales, etc.
“Por estas razones es un error grave pensar que se trata de dos opciones similares. Y por lo tanto no solamente hay que decirlo y argumentarlo de la mejor manera posible, sino proponerse convencer a todas las personas que cada uno conoce que el 22 de noviembre es necesario votar a Scioli. En el trabajo, en la familia, en el barrio, en el club, en las redes sociales, en el mercado, en el tren, en la escuela, en los colectivos, en la cancha, en las facultades, en los medios de comunicación, en el taxi, en donde sea”, con este párrafo se va cerrando el escrito que terina así: “En los momentos determinantes de la historia nacional ser de izquierda no puede significar ser indiferente. Este es uno de ellos”.