Pudo haber faltado algún halo que achispe un poco los ánimos, en la reciente sesión de la Cámara de Senadores. O bien el estado de ánimo de quien intuye artillería proveniente del mismo vecindario. Habrá que ver lo que pasa este domingo, en la sesión preparatoria. Mientras, una reseña de lo que fue este encuentro en la Cámara alta.  

Con el misil teledirigido al cuadrante que hasta hoy ocupa, Mashur Lapad tal vez haya protagonizado este jueves una de las últimas sesiones como Vicepresidente primero de la Cámara alta. Pañuelos descartables en mano y fondo musical suave de una sección de cuerdas, el legislador contabilizó 22 presentes que asistieron a la 24° Sesión Ordinaria de Senadores. Como el marco lo incitaba, hubo lágrimas y sollozos.

Pocas veces, pero que potencian el impacto emotivo y el ánima (corporativa), pudo apreciarse entre ellos como el jueves pasado. Los que se quedan suspiran hondo y comienzan desde ya a sufrir las ausencias de los que se van, que sí sollozaron  abiertamente. Los que culminaron su mandato, Diego Pérez, Roberto Gramaglia, María Laura de la Zerda, Nora Cannuni, Cástulo Yanque, Pablo González y Ernesto Gómez, entonando discursos que bien podría haber emitido el tal Manuel B aquella noche cualquiera del 19 de febrero de 1813.

Los que se quedarán, como Lapad, no se quedaron cortos y les brindaron emotivas palabras como esas de las retrospectivas para toda una vida con que los desconocidos despiden a un deudo.  Una novela mejicana…

Por el lado del Vice Primero, con la voz entrecortada les endilgaba a todos catadura  de  próceres, héroes de guerra de sus departamentos. Una singularidad que, a lo mejor un testigo cínico la ponga en el contexto de una escena que bien desearía no haber protagonizado él.

Tan afectados estaban que al tratar la designación para el cargo de representante del Senado en el Observatorio de Violencia de Género nominaron a la misma terna, olvidando por completo que existe un acuerdo firmado por las organizaciones que impulsaron la creación del mismo para que nadie repita mandato, evitando así imitar los hábitos del patriarcado.

Lo curioso es que al envión se lo dio Silvina Abilés, una pañuelo celeste. La invadió el espíritu de la Navidad o posiblemente haya sido una devolución de gentileza, debido a que 10 días atrás fue el propio Observatorio el que publicitó una charla de la misma senadora.

Por gracia de todos los dioses, las lágrimas no evitaron que sancionen definitivamente la Resolución Bicameral  por la  cual se aprueba la un poco atrasada Cuenta General del Ejercicio 2016. Explicando además que ese mismo día había ingresado el Dictamen de la igualmente tardía Cuenta General de Ejercicio del año 2017 y que la Auditoria de la Provincia ya cuenta con la del año 2018 recién para su análisis. Un delay importante en temas que lo son más aún. (N.J.)