La vida no siempre es un cabaret: pese a toda la ayuda gubernamental Carlos Villalba, el jefe comunal destituido de Salvador Mazza, quedó en segundo lugar. Algunos días, como este 10 de noviembre, la vida parece un poco más justa. DOM
A celebrar, gente: el hombre destituido por “sospechas” de corrupción y por haber sido encontrado en un cabaret donde había víctimas de la trata, no pudo ganar.
Fue a votar creyéndose ganador y con total impunidad entró a la escuela con una chomba con el escudo de su nuevo partido, el PJ. El ex intendente del PRS creyó que sería elegido por el PJ. Pero perdió. Incluso quedó lejos: el primero, del Frente por la Victoria, alcanzó el 42,95%; Villalba sólo el 30%; pese a haber tenido todo el apoyo gubernamental, apoyo que incluyó a la interventora Mercedes Junco.
Días atrás el candidato del Frente por la Victoria denunció que Junco se había convertido en la jefa de campaña y en la principal puntera de Villalba: “Es incomprensible lo que se hace con los recursos de un pueblo como Salvador Mazza que necesita tanto de una administración eficiente. Pero todo el pueblo sabe que Carlos Villalba hace las caminatas acompañado por la interventora puesta por el gobierno provincial Mercedes Junco”, sentenció otro de los candidatos.
Informes periodísticos del lugar indicaban que en esas semanas se habían gastado miles de pesos en mercadería que destina a los bolsones que el municipio repartió tratando de comprar votos.
El hombre pagaba por sexo, por qué no pagaría por un voto. Ya en las primarias, contrincantes y periodistas del lugar habían denunciado que votaron bolivianos, que votaron muertos, que votaron bolivianos muertos, que gente registrada no pudo votar y que los seguidores de Villalba pagaban hasta $250 por un voto.
Y aún así no pudo. Esto es una gran noticia. El resultado en Salvador Mazza es sobre todo un mensaje al gobierno provincial: las urnas prueban que no todo capricho se puede hacer realidad. Las urnas hablaron contra Villalba, pero también contra Urtubey.
Mientras tanto Cuarto Poder se suma a los festejos de esta derrota. Esperamos no escuchar tu nombre, Villalba, en mucho tiempo (salvo que figure en algún fallo judicial en el que se te condene). Ahora sí, chau Villalba. No te vamos a extrañar ni una mierda.