Las denuncias de alto voltaje sobre las irregularidades en las empresas de Eduardo Abel Ramos, cambiaron el panorama en las bases de ATSA que ya están organizando un sindicato paralelo. El cambio de actitud del poderoso sindicalista y los nuevos datos. (F.P.)

Debido a la magnitud de las denuncias que tiene encima, hace 15 días que Eduardo Abel Ramos viene conservando una cautelosa actitud. Según fuentes cercanas, a paso lento, con otro semblante, en el transcurso de la semana pasada recorrió los hospitales entregando lo que los trabajadores exigen desde hace rato: ropa de trabajo. En ese momento se mostró con ahínco para restituir los vínculos con sus empleados, aunque éstos en su mayoría lo trataron displicentemente.

Su intervención en la cámara de diputados, dos sesiones atrás, también es muestra de sus cuidadosos movimientos; en tono bajo, intentó minimizar la batería de denuncias. “Que se queden todos tranquilos, yo cuido sus intereses”, fue la frase que sobresaltó, claramente buscando interpelar, a sus más de 500 trabajadores; además, advirtió a sus seguidores que es víctima de una campaña de desprestigio.

Evidentemente, la jugada fue tocar el tema superficialmente y esperar a que el tiempo empuje todo al olvido. A esto se sumaron los diputados del oficialismo y el romerismo, quienes en las últimas dos sesiones no abrieron la boca al respecto. Por los pasillos de la legislatura es notorio divisar como flota un hermético silencio sobre el caso del poderoso sindicalista. Naturalmente, en las décadas que pasaron, Ramos asimiló que no será fácil caer en desgracia puesto que su caída implicaría llevarse junto a él varias figuras del poder salteño. Entonces, es posible decir que el tipo no entró en pánico aunque es consciente que podría perder el lugar privilegiado que ocupa y hasta llegar a quedar tras las rejas.

Al fin y al cabo, lo desvela un fenómeno significativo del cual no tenía registro en los últimos 5 años: el proceso de organización que se viene gestando desde abajo entre los empleados de las tercerizadas. Todo indica que la bronca inicial de las bases termine desembocando en la conformación un sindicato de prestadores de salud pública. En esa dirección los trabajadores vienen realizando varias asambleas, eligieron delegados y tienen definido un pliego de reclamos. Según informaron a Cuarto Poder, si en la semana entrante no obtienen respuestas iniciaran medidas de fuerza.

Silencio

Decir que Ramos es un símbolo de la impunidad sindical no es una exageración. Los últimos acontecimientos son prueba de ello y corroboran lo bien acomodado que se encuentra en el régimen: puede mandar matones para mantener en silencio a los trabajadores; elude hablar públicamente sobre su crecimiento patrimonial y sus negociados con el Estado; los representantes que responden a la fundación que maneja no concurren a la audiencia convocada por el ministerio de Trabajo; tampoco el ministro de Salud, Villa Nogués, visita diputados para dar explicaciones sobre un pedido de informe que solicita información referida a las relaciones entre la Fundación de Ramos y el Estado provincial en torno a los contratos existentes, la recaudación mensual, las condiciones de trabajo de sus empleados y los subsidios del ministerio de Salud a sus escuelas de enfermería.

Hace dos semanas atrás se concretó una reunión en la sala de comisiones de diputados. Allí, mientras referentes de la fundación justificaban el despido del trabajador Maidana saltó un dato para nada menor: se confirmó que en abril de este año, Urtubey prorrogó por 4 años el vínculo con Ramos y con opción por 4 más. Eso no fue todo. También se supo que el mismo Urtubey adjudicó a las mismas empresas de Ramos el servicio de mantenimiento, limpieza y comida del hospital “Papa Francisco”.

Otro dato podría comprometer a Ramos aún más. Fuentes off the record contaron: “estudiantes de enfermería del Carrillo cuando terminaban la carrera no les entregaban el título; entonces éstos se comunicaron con la  universidad Maimonides, la cual tiene un convenio con Ramos. Desde la universidad contestaron que esto se debía a que Ramos no giraba el dinero de las cuotas”. Una línea de investigación importante es su relación con las universidades privadas y la utilización de  subsidios estatales.

De un lado, está en marcha el plan para que Eduardo Ramos zafe  y no salpique a los alfiles U. Del otro, avanza un proceso revulsivo que se viene incubando desde hace años. A medida que pasan los días, los ribetes en el caso aumentan el tenor de las revelaciones y lo colocan más cerca de un abismo al que Ramos siempre consideró lejano.