La suerte del vicegobernador está prácticamente sellada. Su figura poco le suma a Urtubey; y lo que queda del PRS tiene más compromiso con el Gradn Bourg que con el presidente del partido, quien está aislado y sin fuerza para berrinches. La incógnita hoy, es saber qué será de Zottos cuando deje la vicegobernación. (Aníbal Roldán)

Completamente cercado y al borde de la aniquilación política, así vive estos días el actual vice gobernador que ocupa el cargo desde el 2007. De allí que Andrés Zottos protagonice una lucha sorda que no puede detener su propio ocaso político. Su resignación es tal, que en sus últimas apariciones en los medios ni siquiera demandó para sí mismo el cargo de vice sino para el partido, mencionando como candidatos al intendentes Marcelo Lara Gros, al senador Luis D’Andrea e incluso a la actual senadora nacional Cristina Fiore.

Pero ni los ternados por Zottos toman en serio esa posibilidad. Sobre todo porque no están dispuestos a rebelarse contra lo que Juan Manuel Urtubey decida al respecto. Por si esto fuera poco, aquellos renovadores que tienen poder territorial y peso electoral ya dejaron en claro que no pondrán en peligro sus particulares dominios para bancar los pedidos de Zottos, a los que consideran poco serios tras la aventura electoral del 2013. Aquella vez el actual vice gobernador decidió armar lista propia para oponerse a la lista oficial y alcanzó un escaso 5% en la provincia. Son muchos los dirigentes renovadores que señalan al propio Zottos como responsable de aquel error político y sin complejos aseguran que la experiencia sólo sirvió para que al partido y al propio Zottos les contaran las costillas que no son muchas.

Ahora hay muchas cosas en juego y nadie quiere ir a sus disputas personales sin el guiño y los recursos del Grand Bourg. Los intendentes renovadores ya habían tomado esa decisión en octubre del 2013 cuando decidieron darle la espalda al vicegobernador y apoyar al hombre que el propio Urtubey designó: su hermano Rodolfo. Ahora ocurrirá lo mismo. Los nueve intendentes del PRS (Néstor Almeda de Cafayate; Esteban Ivetich de Chicoana; Esteban D’Andrea Cornejo de El Carril; Reimundo Sanz de La Candelaria; Mario Aramayo de la Viña; Héctor Romero de El galpón; Luis Romeri de Metán; Marcelo Lara Gros de Orán; y Manuel Cornejo de Campo Quijano) quieren seguir en sus puestos y tras años de desgaste creen que sólo tienen chance si se subordinan a Urtubey, haciendo oídos sordos a los reclamos que pueda ensayar el actual presidente del partido.

Incluso quienes lo acompañaron en el 2013 harán lo mismo. Es el caso del senador por Metán, Roberto Gramaglia, quien ya avisó que buscará retener su banca desde el oficialismo. Gramaglia le informó a Zottos que recibió la noticia como lo que fue: un golpe letal que termina de aislarlo. El metanense había sido uno de los pocos que lo acompañaron en su fallida aventura individual de 2013 cuando fue candidato a diputado nacional en la lista en la que Zottos apareció como candidato a senador y desafió sin pena ni gloria a Rodolfo Urtubey.

La decisión del dirigente del sur provincial, como la de los intendentes del PRS, es de supervivencia. Saben que si se van del frente que gobierna la provincia, no faltará quien quiera ocupar ese lugar. En el caso de Gramaglia la situación es evidente: su delfín, el intendente Fernando Romeri, muestra cada vez más autonomía y no tendría problemas para enfrentarlo en las urnas con el aval y el aparato del gobierno. Claro que el costo que esos dirigentes deben pagar para sobrevivir es la muy probable muerte política del propio Zottos. Un costo que están dispuestos a pagar.