Un grupo de malvivientes ingresó y sustrajo pertenencias del domicilio del exdiputado Andrés Zottos. Los mastines napolitanos que resguardan la morada y aterran a todo el vecindario ni se mosquearon.

 

Es sabido que la inseguridad en Salta ya no golpea exclusivamente a familias trabajadoras. Al reciente caso de Kevin Benavidez, quien sufrió el robo de sus pertenencias en un country hipervigilado de la zona este, se suma el infortunio vivido por el exdiputado nacional (¿peronista?, ¿renovador?) Andrés Costas Zottos.

Según relatan las malas lenguas, hace apenas unos días un grupo de malvivientes ingresó al domicilio del exlegislador mientras este no se encontraba y se llevaron un televisor, electrodomésticos y otras pertenencias. El hecho desató la indignación del ex-vicegobernador, que se preocupa encarnizadamente por la seguridad de su hogar, contratando vigilancia privada e instalando numerosas cámaras.

Pero el hecho más curioso, señalan personas allegadas a Zottos, es que ninguna de las imponentes mascotas que conviven con él haya dado siquiera una señal de alerta.

Alejado de la mayoría de sus familiares, el exdiputado comparte hogar con una jauría de mastines napolitanos de gran porte que custodian la vivienda e infunden temor entre vecinos y transeúntes. A pesar de su crianza burguesa (a base de Royal Canin y champú especial), en más de una ocasión se vieron envueltos en reyertas con otros canes de la zona.

Pero resulta que los pichichos, lejos de resguardar la morada, dormían como troncos mientras los malandrines saqueaban la residencia Zottos. Descolocado, el exdirigente del PRS salió a los gritos a la calle a preguntar si alguien había visto algo.

¿Podrá la policía de Salta recuperar las pertenencias del ex-vicegobernador como ocurrió con el celular robado a Antonio «el gringo» Marocco?