Conflicto en puertas: el acuerdo entre Provincia y Nación para crear una Reserva Natural en General Pizarro está a punto de derrumbarse. Mientras, algunas empresas continúan deforestando el lugar, pese a que esas tierras se encuentran zonificadas como rojas según el Ordenamiento de Bosques Nativos. (DOM)
Las tierras de General Pizarro aún son una herida abierta para los salteños. Comenzó en 2004 durante el gobierno de Juan Carlos Romero. Ahora están nuevamente en el eje de la discusión de varios medios nacionales porque más allá del discurso ecologista de la actual gestión, las topadoras siguen marchando por Anta.
Recordemos que en 2004, el entonces gobernador trató de desafectar un área natural protegida de General Pizarro (Anta) con el objetivo de lotearla, rematarla y destinarla a distintas actividades agropecuarias, fundamentalmente al cultivo de soja transgénica.
Con cierto escándalo impulsado por la no tan confiable ONG Greenpeace, el debate por el futuro de los Lotes 32 y 33 de la zona cobró una inusitada transcendencia nacional y en 2006 el presidente Néstor Kirchner formalizó la creación de una nueva Área Protegida Nacional en Pizarro y encabezó el acto de cesión de tierras bajo título comunitario a la comunidad wichi.
Juan Manuel Urtubey, cuatro años después, ya a cargo del ejecutivo provincial, envió a la legislatura la ley de cesión de jurisdicción para que se constituyera la Reserva Nacional. Pero la ley se encuentra estancada desde hace 8 años en la Cámara Baja -sin que nuestros legisladores nacionales hagan mucho por impulsarla- y mientras tanto los informes confirman que las topadoras han seguido desmontando el lugar, bajo el silencio y la inacción cómplice del Ministerio de Medio Ambiente de la provincia.
Los desmontes han recrudecido en las fincas El Chaguaral, Las 86 Leguas, Santa Magadalena II y La Moraleja y afectan a los bosques cercanos a la Reserva Pizarro y el corredor biológico entre ésta y el Parque Nacional El Rey.

El informe
El problema es complejo y se exacerba por la codicia de algunos y la falta de voluntad de otros. Para empezar las tierras están en zona limítrofe y parte de ese límite aún está en litigio con Jujuy; también porque muchas de los empresarios que compraron las tierras en el momento de la desafección, en 2004, no les importó cuidar el lugar y siguen explotando a más no poder esas tierras.
Lo cierto es que desde el 2005 el proyecto no avanza, pero las topadoras no se detienen. Para seguir el cauce, a fines de ese año, la Administración de Parques Nacionales (APN) firmó un acuerdo con el gobierno salteño para crear una nueva Área Protegida Nacional en General Pizarro, cuya superficie será de 21.298 hectáreas; algunas de ellas compradas por la APN y otras cedidas por la provincia. Además se debía gestionar la expropiación de reservas naturales privadas, en una de las Fincas contiguas, El Chaguaral. Pero según Greenpeace, de las 6.000 hectáreas que debían ser incorporadas de esta finca bajo jurisdicción de la APN, al menos 300 hectáreas han sido desmontadas ilegalmente, pese a que se encuentran zonificadas como rojas según el Ordenamiento de Bosques Nativos de la provincia.
También los lotes 4, 5 y 6, pertenecientes a las empresas Everest SA e Initium Afero SA, fueron totalmente desmontados.
“La franja de amortiguación, en la que no se podía desmontar, de no menos de 500 metros de ancho, no fue respetada. La zona de amortiguamiento de Pizarro, en tanto, sigue siendo desmontada”, dice el informe de la ONG ecologista.
Lo peor es que esto se agravará si la Cámara Baja Nacional no aprueba en diciembre la creación de la Reserva, que sólo tiene media sanción de los Senadores: la ley de cesión de la provincia a la Nación caduca en diciembre de este año.
Los que viven allí
Otro gran problema es qué hacer con las personas que viven allí. Greenpeace trata de dar un enfoque positivo al “desarrollo sustentable” que trató de instrumentar una de las comunidades indígenas en el lugar, pero lo cierto es que fue un fracaso y los que sobreviven lo hacen más que nada por las donaciones gestionadas a nivel nacional.
Además de los encargados de la custodia del lugar (un intendente, seis guardaparques y dos brigadistas en terreno) los que realmente viven allí son los integrantes de la comunidad wichi Eben Ezer. Esta comunidad obtuvo en comodato cedido por APN 800 hectáreas en las tierras reclamadas por ellos. Además, hacen uso de 1.400 hectáreas más de bosques del Área Protegida.
Esta es la parte en que Greenpeace trata de ser optimista: el informe indica que la comunidad está compuesta por 13 familias que en total suman 53 integrantes. Poseen doce viviendas, pozo de agua y una escuela que funciona desde 2012 en un salón comunitario erigido gracias a donaciones nacionales. Allí estudian veinticuatro niños; el lugar también funciona como comedor.
Pero después también se confiesa el fracaso: “Actualmente, los wichi talan el bosque donde viven para su autoconsumo y para la venta de postes de quebracho y maderas para fabricación de carbón. Hacen uso de la totalidad del lote 1, donde se dedican a la ganadería bovina y caprina. También realizan trabajos temporarios en descampados. Se han iniciado actividades de desarrollo sustentable para revertir la situación de pobreza y marginación de la población presente en el área protegida y en las zonas contiguas, como ser apicultura y huertas, pero no han prosperado, a excepción de Simón López, que posee dos hectáreas cultivadas”, informa Greenpeace.

¿Cómo puede sobrevivir esta gente, sin alterar, de otra manera, el medio ambiente, sin querer emplearse como mano de obra a una empresa grande que haga trabajar de otra forma esas tierras?
El informe también confiesa que no hubo mucho éxito con los campesinos criollos, que no poseían título y que, en su momento, fueron considerados intrusos, aunque algunos mantienen litigios con el gobierno pues aseguran ser poseedores desde hace más de veinte años. Estos campesinos –según Greenpeace- llevados por la presión de las autoridades y de empresarios, aceptaron ser relocalizados en diferentes parcelas. A algunos se les otorgó préstamos para establecerse, pero no se logró la desocupación efectiva de la totalidad del área.

Foto: Miles de dibujos de chicos «delimitan» la nueva Reserva Nacional en Pizarro para proteger el bosque nativo -año 2005.