Las últimas encuestas que muestran el avance de la pobreza y la indigencia golpean no solamente los bolsillos de los argentinos, sino las expectativas de todo el arco político oficialista nacional. Las encuestas indican que Mauricio Macri ya no goza del favor del electorado más que en un tercio disminuido y en Salta esto también mina las ambiciones de los dirigentes de la cúpula de Cambiemos País. (Willy Lagorda)
A pesar de la inclemencia de este tiempo político, la alianza que se constituyera en 2015 con la fórmula “Romero – Olmedo” parece que continuará su marcha con vista a las elecciones de 2019 y que los lugares de preponderancia ya están casi definidos.
Sólo los especuladores más groseros siguen pregonando que Sáenz será el candidato a gobernador de Juan Urtubey y que Juan Romero ya migró hacia el oficialismo provincial. Por el contrario, los operadores de la Casa Rosada han confirmado esta semana que el intendente de Salta será su candidato para el más alto cargo provincial, que Romero irá en el mismo espacio por la renovación de su banca y el resto tiene disidencias que se podrían dirimir en las PASO del 11 de Agosto por tratarse de macristas puros que no logran adhesión total en el frente. La devaluación del PRO se traduce en la imposibilidad de forzar postulaciones de paladares negros y la necesidad de alquilar candidatos sin mostrar repugnancia ideológica con peronistas.
Nadie discute la precandidatura de Juan Romero al punto tal de que nadie se atreve en ese espacio a proponerse para competirle en las PASO. Las dudas solamente se concentran en la diputación nacional para la cual se han insinuado, con dispar intensidad, Martín de los Ríos, José Ibarra, Alberto Castillo e Ignacio Jarsún.
Por lo visto Marcos Peña y el macrismo duro quieren imponer a Martín Grande como el candidato a alcalde capitalino y siguen sosteniendo la postulación de Martín de los Ríos para diputado nacional reivindicando que en 2015 le entregaron ese lugar a Miguel Nanni, que ahora quedaría fuera de toda posibilidad. Por diferencias notorias con el empresario/periodista/político, el romerismo ha sumado a sus pretensiones la candidatura de Bettinita Romero para la intendencia, mientras que el guachipeño José Ibarra anunció estos días que dará la interna por una de las bancas de la cámara baja nacional. El actual presidente del bloque de senadores de Cambiemos País operó apoyo político en Buenos Aires por vía de las 62 Organizaciones Peronistas y dice contar con la venia necesaria. En 2015 mostró que puede competir con fortaleza luego de que triunfara en la capital salteña y con el 11,5% de los votos provinciales fuera derrotado finalmente por Alfredo Olmedo por escaso margen.
El frente Sáenz-Romero también incluye a Olmedo y esto habla de que gran parte de la masa de electores puede apoyar esta coalición si se trabaja con inteligencia y se asegura tomar algunas bases y postas del interior. El legislador nacional de la campera amarilla aquietó sus movimientos pero siempre logra concentrar un porcentaje importante de votos que, aunque no le permitan ganar, tiene la suprema posibilidad de hacer perder.
Los aritméticos gustan de sumar sin ecuaciones los 25 puntos de Ruberto Sáenz, los 14 de Romero Di-Gangui y los 18 de la “Gorra” Olmedo y buscan una fórmula que permita agrupar estos valores y darles sinergia. La política es otra cosa y dos más dos no son cuatro, pero está claro que el Intendente ha logrado sumar preponderantemente en la capital.
En el municipio Salta ni Martín Grande ni Bettinita Romero tienen asegurado nada. Andrés Suriani y Matías Posadas son dos precandidatos que también suman y que podrían conformar alguna ligazón que ponga en preocupación a quienes creen que tienen la vaca atada. Según algunas encuestas miden lo suficiente para desequilibrar la balanza.
Ruberto Sáenz no ha bendecido a nadie todavía pero seguramente buscará gravitar en el resultado de la elección a Intendente porque tiene comprometidos lógicos intereses de sucesión. En su bunker algunos declaman la necesidad de proponer a un candidato del palo saenzista como Matías Cánepa y sostienen que el espaldarazo del intendente resulta suficiente para que gane.
En el frente oficialista provincial las cosas no son mejores desde que los adictos conocen que las encuestas a presidente en Salta le adjudican a Urtubey apenas 27 puntos. La sabana se ha vuelto corta y débil para traccionar a postulantes a gobernador de menos de 2 dígitos. Sin perjuicio de ello, se ha comenzado a definir que Fernando Yarade será EL CANDIDATO del oficialismo. La senadora Juana del Arco, alias Cristina Fiore, y Alejandro San Millón ya comenzaron a encontrarle las virtudes. Con escaso carisma ahora le adicionan dotes de administrador y piloto de la tormenta que el mismo contribuyó a desatar para compensar encuestas que en el mejor de los casos le dan 5 puntos.
Miguel Isa, con 9 puntos, amenaza con terminar aliado con Sergio “Coso” Leavy, al igual que Javier David que no supera los 4. Se sienten desplazados y desconsiderados pero saben que juegan a cargos alternativos como la diputación nacional o la intendencia de Salta. Por algo el vicegobernador ha caminado con cada santo patrono de los pueblos del interior, mientras que el David puede acreditar que con ayuda logró superar los 110.000 votos en el 2015 cuando perdió frente a Sáenz. Pino Paz Posse solo cuenta con el apoyo de los Urtubey Brothers, hasta ahora sin calentar las agujas de las encuestas.
Una claridad se ha sumado el viernes y se trata de la permanencia del voto electrónico generando un tácito desdoblamiento eleccionario. En un retroceso casi bochornoso el Indio Godoy anunció que no tratarán ningún proyecto para que vuelva el voto papel, al compás de las declaraciones de Juan Urtubey y de su ahora comunicador confiable Pablo Kosiner. Esta carta le garantiza alguna ventaja al carismático Ruberto Sáenz y atenúa la gravitación del aparato de los intendentes que se reunirá la semana entrante para fijar una postura común.
El tiempo es veloz en estos días y para la política partidista más aún. La cancha se ha marcado con las mismas divisiones que el anteaño pasado y no se avizoran pases de jugadores que puedan conmover cada conglomerado. Tendrán que arreglarse con lo que cada uno tenga en el marco de una paz acordada que impide distinguir proyectos y discursos. Las buenas relaciones permiten que nadie critique a nadie, haga lo que haga. Los macristas no cuestionan a Juan Manuel y los de éste no hablan mal de Gustavo, y Juan Carlos es amigo de todos. ¡¡¿¿Quién hubiera imaginado tanta cordialidad??!!