Dice que se opone a las limitaciones para salir de noche porque genera pobreza, como si no hubiera sido su gobierno una fábrica de miseria.

La oposición nacional ha demostrado no estar a la altura de un evento de alcance mundial, como una pandemia. Boicotearon todo: estaban en contra de los barbijos (por ejemplo Durand Cornejo), incitaban a la población a tomar menjunjes raros (véase Martín Grande), convocaron a marcha “anticuarentenas” (varios), armaron campañas para desprestigiar la vacuna. El país tiene, ahora, más de 43.000 muertos, serían muchos menos si esta gente no hubiera sido tan pedante.

Pero también pueden ser muchos más, si siguen así.

Juan Carlos Romero salió a criticar el toque de queda sanitario, que Salta ya había instrumentado meses atrás.

“Un toque de queda es autoritario. No al encierro para tapar errores. Parar nuevamente el país significará más pobreza de la que ya logró el kirchnerismo. El que deba cuidarse, que lo haga. El resto, a vivir en libertad y a trabajar. Las normas de protección las conocemos todos”, dijo, sin recordar que su gobierno fue una fábrica de pobreza.

Cuando el padre de la actual intendenta dice “el que deba cuidarse, que lo haga”, también está diciendo que no le importan esas muertes. Como si el que muere, lo mereciera.

Es fácil decirlo cuando no hay que subirse al transporte público. Cuando uno trabaja en una oficina grande y solo.