Algunos legisladores nacionales descubrieron la pólvora después de 7 meses de gestión.

Es el caso de Juan Ameri, reemplazo de Leavy en la Cámara de Diputados por los siguientes dos años. «Sergio Leavy no hizo una buena elección en la Provincia. Estrada no fue un buen candidato a vicegobernador», dijo en un análisis un poco tardío.
Lo que no recordó es que en esos momentos el único acercamiento que el Frente Todos tendría con el poder real, o sea el poder económico local sería a través de Estrada, alfil y familia de Fernando Yarade,  socio cercano del poder económico en la provincia (Romero – Brito) y su pata dentro del entonces gobierno de Urtubey. El precio de ese poder económico, tan necesario en los años electorales, era llevar un salvavidas de plomo en la fórmula, Estrada.
El problema fue que ambos nombres eran salvavidas de plomo, con lo que la fórmula estaba destinada al fracaso.  Y como dicen que a falta de carisma hay que tener viveza, el Oso zafó con una doble candidatura con la que a nivel nacional fue arrastrado por la mismísima fórmula presidencial. Sabiendo que su fracaso en las provinciales lo dejaría siendo diputado nacional por dos años más, luego de lo cual, para renovar banca debería lidiar con una elección legislativa solamente, en la que quedaría muy expuesta su falta de carisma, llevándolo a un fracaso seguro.
El problema del Frente Todos en Salta no son las malas elecciones sino los malos candidatos.
Lo cierto es que para Juan Ameri la doble  candidatura del Oso estaba bien y le daba lo mismo que sea gobernador o senador nacional, mientras le deje su banca de diputado nacional a él.
A todos los líderes políticos les toca cargar con un salvavidas de plomo alguna vez, es el precio de negociar, sino pregúntenle a Urtubey que lo vivió en carne propia cuando a Yarade se le ocurrió ser diputado nacional y a la campaña la tuvo que hacer él mismo, aunque al entonces gobernador le valió la pena el «sacrificio».
Norma jean