El excura Emilio Lamas se abstuvo de declarar y su detención es inminente. Por otra parte, el sacerdote Agustín Rosa Torino a juicio por graves delitos sexuales.
Un mal día para los curas abusadores de la provincia.
Detendrían al excura Emilio Lamas tras negarse a declarar. El expárroco de Rosario de Lerma se presentó en la Fiscalía Penal de Delitos Contra la Integridad Sexual, pero se negó a decl.
El cura está acusado de abusos sexuales, y la misma iglesia católica reconoció que las acusaciones eran ciertas, por lo que hace menos de 10 días decidió echarlo.
Hoy llegó a los despachos de la fiscalía acompañado de su abogado, no quiso responder a la prensa, y cuando se sentó frente al fiscal se negó a declarar, por lo que trascendió que se pedirá la detención inmediata.
Rosa, Rosa
El otro hombre de la Iglesia que recibió una mala noticia es el padre Agustín Rosa Torino, ya que se requirió el inicio de juicio por los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual simple”, en ambos casos agravado por ser ministro de culto reconocido. Los cargos contemplan penas de hasta 20 años de prisión.
Según la fiscal, hay pruebas de “tocamientos libidinosos”, en zonas íntimas de las víctimas. Asimismo, remarcó que dado el “rol de Padre Fundador” del Instituto Religioso Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, las pruebas colectadas en la causa, demuestra que los damnificados no pudieron prestar de “ningún modo su consentimiento libre y voluntario” a los abusos sexuales denunciados.
Testificaron 20 testigos y hablaron del contexto y circunstancias especiales en que se produjeron los actos sexuales denunciados, hechos en los cuales existían características particulares, dada la “la relación existente entre el imputado y las víctimas”.
Para la fiscal quedó claro que el acusado gozaba de “ascendencia” sobre los miembros de la congregación que dirigía y que se “tornaba imposible para estos, en ese estado de clara vulnerabilidad, resistirse o negarse, máxime teniendo en cuenta las premisas que se impartían en esa Orden Religiosa y el evidente estado de sumisión en el que se desarrollaba el vínculo entre Rosa Torino y los hermanos del Instituto encabezado por el acusado”.