Dos miembros de la patrulla motorizada fueron separados de sus puestos. Denuncian homofobia por parte de los altos estratos de la fuerza. “Lo puto no quita lo cobani”, aseguran los especialistas.

“El amor no sabe de barreras, ni de cuerpos, mucho menos cuando me respiras la nuca al calor del motor entre nuestras piernas”, dice el bolero del cantautor vietnamita Wua Chin y esta frase es la que resume lo que pasó en la historia que ahora pone en tela de juicio el actuar retrógrado de toda una institución que no siempre se ha caracterizado por el progresismo.

Hablamos de la policía salteña, que muy bajo poncho hizo renunciar a dos oficiales que se desempeñaban en la patrulla motorizada del 911 en la ciudad de Orán (cuyos nombres mantendremos en reserva a pedido de los mismos (de los nombres)). “Todo comenzó cuando en un asado conmemorativo por el natalicio del Chaqueño Palavecino mis clientes optaron por demostrar su amor abiertamente y frente a sus compañeros, quienes en ese momento contuvieron el repudio, pero que luego se hizo presente en los pasillos del 911, con el final que nadie esperaba. Los obligaron a renunciar por supuestas prácticas sodomitas”, dijo a este pasquín el abogado Eloy Cala Vera, quien ahora se ocupará del caso.

Consultado por El Polichombi, el especialista en estos temas y autor del libro “Sexualidades y uniformes: un estudio antropológico y analógico de las colectividades homosexuales, trans, bi, plus, alfa y omega en las fuerzas del orden argentinas”, el sociólogo y catador de choripanes Gustavo Francisco Vanni, aseguró: “estamos ante otro de los casos típicos de una institución estereotipada en la que el modelo a seguir responde a cánones de parentesco que podemos situar en la etapa menos avanzada de la evolución sexual del homosapiens. En definitiva a lo que quiero llegar es que el ser homosexual no te impide realizar todas aquellas actividades para las que se entrena a un uniformado, entiéndase por ellas, cagar a palos a manifestantes, cobrar coimas, ayudar al narcotráfico, vigilantear y etc”.

El anterior es precisamente el argumento del que se vale el abogado Cala Vera para argumentar que “se van a comer un mambo importante los peces gordos de la fuerza, ya van a caer y que no se hagan los santos patronos, porque hay más de uno que no se anima a salir del clóset y le encanta que le pechen el guiso. No así mis clientes que optaron por ser libres y dejar que su amor florezca, pero con la peor de las suertes”. (ampliaremos).