Mercedes Junco es la nueva coordinadora del Ministerio de Derechos Humanos. Esto es parte de la magia “U”: alguien que hizo campaña para un intendente encontrado en un cabaret y donde había chicas obligadas a prostituirse, ahora coordinará Derechos Humanos y manejará los programas “Ellas Hacen”. (DOM)

El decreto vino casi con Papá Noel: el 19 de diciembre fue nombrada, por decreto, en la Subsecretaría de Articulación de Programas. Sólo estuvo 9 días desocupada: el 10 de diciembre había dejado de ser la interventora de Salvador Mazza. Su gestión a cargo de ese municipio se caracterizó por las sospechas: fue nombrada para encabezar la reelección del hombre que acababa de ser destituido tras ser encontrado en un cabaret donde mujeres eran obligadas a prostituirse.

Tampoco faltaron las sospechas: investigaciones periodísticas difundieron un faltante de 961 mil pesos, enviados por el gobierno nacional. La plata estaba destinada a la construcción de un sistema de cloacas. Asimismo, pareció raro que la refacción de  una plaza de Salvador Mazza costara más de 4 millones de pesos.  Junco nunca explicó estos excesivos ga(s)tos. Cuando en una emisora se lo preguntaron dejó el móvil haciéndose la ofendida: dijo que se sentía atacada como mujer (?).

Y ahora le dan más responsabilidades. Por decreto Nº 854/14, pasó a ocupar un cargo clave del Ministerio de Derechos Humanos: Coordinadora Institucional del Ministerio de Derechos Humanos.

Esto es parte de la magia “U”: alguien que hizo campaña para un intendente encontrado en un cabaret, y donde había chicas obligadas a prostituirse, ahora coordinará Derechos Humanos y además manejará los programas “Ellas Hacen”,  y el programa de Ingreso Social con Trabajo “Argentina Trabaja”. Este nuevo cargo es supuestamente ad  honorem, pues Junco sigue siendo “articuladora de programas”.

La forma en que Urtubey está repartiendo cargos en las últimas semanas prueba que no hay visión a largo plazo, y ni le importa la gestión: con los cargos se pagan favores y en los puestos claves ahora hay punteros, gente que no sabe construir un futuro,  pero sí distribuir plata para ganar una elección (aunque todo explote después).

La designación de Matías Assennato como el encargado del programa de Accesibilidad a la Gestión de Gobierno hace pensar lo mismo.

El problema es que esto convierte a Urtubey en un Carusso Lombardi: alguien que sólo sirve para zafar por una temporada más. Esto, desde luego, no funciona a largo plazo: la falta de gestión se nota cada vez más y la padecen los ciudadanos.

El Poder debería ser un medio, no un fin. Se debería anhelar el poder, pero como instrumento para cambiar la realidad. Aunque eso parece mucho pedir a la gestión que prometió hacer realidad la esperanza.