Sin la presencia de la ADP, el paro docente tuvo acatamiento dispar, aunque organizaciones gremiales minoritarias que lo convocaron se las ingeniaron para mantener vigente el reclamo en distintos puntos de la provincia. En Orán, Cafayate y La Merced los docentes organizaron piquetes. (Gonzalo Teruel)

Ocurre que un sector de la docencia, rebelde al mandato de la ADP, anunció por todos los medios que marcharía el martes por la mañana a la Legislatura para entregar un petitorio al ministro de Educación, Roberto Dib Ashur, y protestar contra el gobernador. En lugar de anticiparse y recibir esas demandas, el gobierno optó por desconocer la protesta y jugó a desorientar a la ciudadanía. En los medios de difusión financiados por la pauta oficial se hizo correr la falsa información de una marcha en horas de la tarde y en recuerdo de la “Noche de las Tizas” para vincular el reclamo a la represión del gobierno de Juan Carlos Romero.

Ya en la Legislatura, el gobierno ejerció rigor sobre las columnas de Tribuna Docente, del PO y de Barrios de Pie, entre otras organizaciones díscolas. Ni Dib Ashur ni Urtubey prestaron mayor atención al pedido de respuestas de los docentes. Estos, como era de esperarse, protestaron y se enfrentaron con los agentes a las órdenes del Jefe de Policía, Marcelo Lami, que envalentonado por una plaza colmada de oficialistas quiso mandar un mensaje a los “revoltosos” golpeando a Víctor Gamboa, referente de los docentes.

Una tarde de locos

Decidieron movilizarse por las calles de la ciudad. Eran ruidosos pero pocos. Dejaron la Legislatura y partieron hacia Plaza 9 de Julio donde se enteraron que sus pares de Oran habían sido reprimidos por lo que decidieron marchar a la salida de Salta. Llegaron al Hotel Portezuelo y algunos avanzaron hasta “el gauchito”, el monumento metálico que recuerda las montoneras de Martín Miguel de Güemes en las cercanías del barri Autódromo.

Cerca de las 17 los manifestantes improvisaron una asamblea y decidieron cortar el tránsito en “el gauchito” y organizar un paro por tiempo indeterminado. Recién en ese momento reapareció Lami y ocurrió un nuevo enfrentamiento. “La policía puso una barricada y comenzó el despeje golpeando a varias maestras”, contó un cronista que estaba en el lugar y que agregó “Lami comandaba el operativo vestido como chofer de bondi: camisa celeste y pantalón oscuro”.

En efecto, la situación quedó reflejada en fotografías que llegaron a los diarios nacionales dónde se ve al jefe apuntalando a sus hombres para que la barrera no fuera vencida. Lami y todo, los docentes pasaron pero poco más adelante se encontraron con otra barrera esta vez bien nutrida por efectivos y móviles policiales. “Gritos, cánticos e insultos a Lami: le decían delincuente, mentiroso, torturador”, contaron otros periodistas que llegaron al lugar y que confirmaron la inoperancia del jefe de Policía. “Lo rodearon y casi lo linchan”, dijeron. Tal vez no fue tan grave pero, de cualquier modo, que el responsable de la seguridad provincial tenga que empujar vallas para detener a 50 maestras desnuda la precariedad de los operativos que comanda.

Cerca de las 19 la manifestación volvió a cambiar de rumbo. “La idea era volver al centro para desconcentrar”, contó un docente. No fue tan simple. Otra barricada y los refuerzos de la policía rodearon a los manifestante antes de llegar a la curva de bajada del Hotel portezuelo. Hubo nuevos enfrentamientos y esta vez violentos. Los uniformados golpearon y patearon a docentes y periodistas. Al menos 2 maestras rodaron por un barranco de 3 o 4 metros.

De nuevo Lami fue insultado y rodeado. “Le tiraron agua y hasta le dieron algún golpe”, contó un periodista que sufrió también golpes y el intento de robo de su teléfono celular por parte de la policía. Otra vez, pasaron igual y bajaron hasta la Terminal y desde donde fueron escoltados hasta San Martin y Catamarca, lugar en el que un cordón de más de 300 policías sin identificación en sus uniformes los esperaba. Cansados de tanta caminata, los docentes decidieron acampar y realizar una nueva asamblea en el lugar. Exigían que los reciba el ministro Dib Ashur.

Ya de de noche, cerca de las 20:30 llegó la comunicación ministerial. Dib Ashur iba a recibir a los delegados de la protesta en las oficinas que Educación tiene en San Luís y Santa Fe. Allí fueron 6 docentes con Víctor Gamboa, Cristina Foffani y Cecilia Gómez a la cabeza.

La reunión duró casi una hora con la negativa total y absoluta del gobierno a reabrir la paritaria y a reconocer las deficiencias de muchos edificios escolares en la provincia. Cuando avanzaba el cónclave llegó al lugar el secretario de Prensa Horacio Senarrusa lo que hizo pensar que podía surgir algún anuncio importante pero no fue así y sólo se redactó un pobrísimo parte de prensa. Además, Dib Ashur ratificó que no reconoce a otro interlocutor que no sea la Intergremial Docente encabezada por los herederos de Virgilio Choque en la ADP.

Enojados y sin ningún logro, los docentes volvieron al acampe de San Martín y Catamarca y discursearon un rato. Decidieron convocar a un paro por tiempo indeterminado -en rigor para jueves y viernes porque el miércoles fue feriado- y llamar a una nueva asamblea para este sábado a las 14 horas en el anfiteatro del Parque San Martín.

Sin la presencia de la ADP, el paro tuvo acatamiento dispar pero las minoritarias organizaciones gremiales que lo convocaron se las ingeniaron igual para mantener vigente el reclamo en distintos puntos de la provincia. En Orán, Cafayate y La Merced muchos docentes se ausentaron de las aulas y hasta organizaron pequeños piquetes. En Salta, las clases no se interrumpieron totalmente pero hubo docentes que si se plegaron a la medida de fuerza y según relevamientos de los organizadores “la adhesión llegó al 40%”. La tradicionales escuela Urquiza y San Martín, por ejemplo, también vieron alterado su normal funcionamiento.

Pese a que intentó minimizar el conflicto, el gobierno sintió el golpe. El ministro de Trabajo, Eduardo Costello, repitió que descontará los días no trabajados y amenazó con sanciones más severas a los que dejen las aulas vacías. Esos anuncios empeoraron la situación y la protesta ganó en intensidad de cara a la jornada del viernes. Por eso, Dib Ashur y Carlos Parodi de Economía dieron una conferencia de prensa donde intentaron mostrar firmeza aunque dejaron un mensaje ambiguo: repitieron que es imposible aumentar los sueldos pero pidieron esperar la recaudación de mayo y junio y la marcha de la economía nacional.

El viernes, el paro no varió en los niveles de acatamiento y de nuevo se ubicó por encima del 16% reconocido por Costello. Entonces, el gobierno sacó a escena a su aliada en temas docente, Patricia Argañaraz de la ADP que en lugar de acompañar el reclamo de los otros gremios -o por lo menos hacer silencio- repitió los argumentos oficiales. “No se puede decir que tenemos un mal arreglo”, dijo Argañaraz al referirse a los sueldos acordados en diciembre y agregó que “pedir $5.500 de básico es imposible ya que ninguna provincia lo consiguió y a nivel nacional se está solicitando que las paritarias se traten en octubre de cada año como ocurre en Salta”.

Cero en reacción

En despachos oficiales consideran que el paro es injustificado y que el acuerdo salarial está cerrado por este año. “Nosotros hicimos los deberes y arreglamos los sueldos en diciembre pero la economía se le escapó al gobierno nacional y por eso empezaron los reclamos”, le había dicho semanas atrás un funcionario de Educación a Cuarto Poder. A este argumento de gobierno no le falta razón: la devaluación y el alza de los precios que caldearon los ánimos escapan a la órbita provincial. Lo que le falta al gobierno es capacidad de reacción. El renovado conflicto docente era previsible y ni en Educación, ni en Economía, ni en Gobierno pudieron anticiparse. Encima, la respuesta fue represiva. Justo en el aniversario de la fatídica “Noche de las Tizas” se reprimió a los docentes y se golpeó a un grupo de no más de 50 o 60 educadores.

Los ministros fuertes del gabinete, Parodi y Eduardo Sylvester, tardaron en intervenir y dejaron el conflicto en manos de Dib Ashur que tampoco tuvo respuestas rápidas y pasó el asunto a Costello. Tarde tuvo que volver a tomar las riendas Parodi y lo hizo intentando tirar la pelota para adelante. “Si pretendemos cumplir con las obligaciones, hay que esperar 2 meses clave”, enfatizó. Si es verdad o sólo una estrategia para ganar tiempo, sólo él lo sabe. De cualquier manera, la anunciada protesta docente volvió a mostrar a un gobierno endeble y sin capacidad política para resolver los problemas que se le presentan. La foto de Dib Ashur y Parodi poniendo la cara por el gobierno -justo cuando Urtubey se fotografiaba, sentado al lado de Gildo Insfran, con los popes del PJ- confirmó que Salta está en manos de gerentes y no de políticos. Los resultados, están a la vista. El reclamo policial le torció el brazo a Urtubey, los docentes avanzan por el mismo camino y anuncian nuevos conflictos: en la fila están los médicos y los empleados de la administración públicos que ya tuvieron un primer gesto con un paro de los municipales a Miguel Isa.

El violento oficio de transmitir

El periodista Daniel Tapia siguió toda la protesta docente del martes. Desde que llegaron a la Legislatura por la mañana y hasta que culminó la reunión con el ministro Dib Ashur en horas de la noche. Transmitió, en vivo y en directo para FM Capital, cada paso de la movilización y sufrió los rigores del “periodismo de calle”. Así le contó a Cuarto Poder las agresiones que sufrió de parte de la Policía de Salta que conduce Marcelo Lami. “Cuando los docentes intentaban bajar del Portezuelo y marchar a Plaza 9 de Julio, la policía armó otra barricada y además de pegarle a los docentes empezó a golpear sin razón a los pocos periodistas que estábamos ahí”, dijo. “Yo recibí un manotazo en la cara y varios golpes en el cuerpo. Sabiendo que estaba transmitiendo en vivo para la radio, me pegaron varias veces debajo de las costillas para que se me corte la voz y quisieron quitarme el celular”, detalló Tapia revelando el repudiable atentado contra la libertad de prensa.