El titular de la firma Pacaral Construcciones SRL inició una demanda contra el senador Santiago Payo por usurpación de terreno. El denunciante asegura que el legislador utiliza esas tierras para plantar soja. La causa está cajoneada en la justicia. (DOM)
Esta es una historia que usted ya ha leído varias veces: tipo poderoso se apodera de terreno de tipo pobre. Uno tiene la razón, el otro dinero y, aún más importante, los contactos. Pero el caso que involucra al senador Santiago Payo y a Carlos Padilla tiene algunos matices especiales, por los cuales bien vale la pena seguir leyendo esta nota.
Para empezar, los terrenos por los cuales tanto está peleando Padilla no son de él, sino de la provincia; aunque es evidente que no encuentra a ningún interesado en el gobierno en dar batalla en contra del que ha usurpado esas decenas de hectáreas del Lote Fiscal Nº76 ubicado en la localidad de Tranquitas, departamento San Martín, identificado con el número de catastro 28.470.
No es propietario, pero tiene sus razones. El interés de Padilla radica en que el gobierno de la provincia, el 3 de Octubre de 2007, había firmado con su empresa Pacaral Construcciones SRL un contrato de comodato por esas tierras, para que la empresa pudiera montar allí su fábrica de ladrillos ecológicos. El contrato fue celebrado entre Ministerio de Producción y Empleo, representado por el Coordinador General CPN Federico Iván Toncovich, y el mismo Padilla, por Pacaral.
¿Por qué se firmó este contrato? Para responder hay que explicar a qué se dedicaba Pacaral: fabricaba ladrillos a partir de tierra contaminada por las empresas petroleras. Era una gran contribución al medio ambiente porque armaba bloques con tierra empetrolada, que luego eran exportados o utilizados por las mismas refinerías que proveen el material.
Citamos un artículo de un diario sanjuanino: “Creatividad en forma rectangular y con valor ecológico, así puede definirse al concepto que dio forma a la primera máquina productora de ladrillos ecológicos del país y que se encuentra en Salta. La máquina fue entregada en diciembre pasado por la Secretaría de Minería de esa provincia a Pacaral Construcciones SRL, una pyme familiar a cargo de Carlos Padilla y quien además intervino en su diseño. La iniciativa forma parte del programa de Minería Social que se ejecuta desde esta repartición y que es financiado por Minería de la Nación” (sic).
La máquina funcionaba así: se tomaba la tierra empetrolada, se mezclaba con arcilla de canteras del lugar, pasto, aserrín, greda y así se lograba una pasta con la textura adecuada para producir los adobes. La máquina eléctrica producía 1.500 ladrillos por hora. Cada uno de ellos y luego del correspondiente proceso de secado, se cocinaba en hornos que alcanzaban los 900 grados centígrados. “Este es el paso fundamental para lograr la “desinertización” del producto, ya que son las altas temperaturas las que neutralizan el material contaminante y vuelven a los ladrillos inocuos”, explicaba el matutino de Cuyo, en el que también se detalla que la idea que está en marcha desde hace siete años y que dio lugar a que el Gobierno de la Provincia de Salta la haya declarado de Interés Provincial por sus incidencias productivas y ambientales (esto es terriblemente irónico: Pacaral funcionó hasta que tuvo la mala suerte de querer hacer algo con la provincia). “Yo era agente de YPF y cuando quedó en manos privadas fui desvinculado. Conociendo que las tierras impregnadas de hidrocarburos se filtran por su peso hasta las napas freáticas y contaminan, desarrollé este método”, declaró Padilla.
Si esto fuera una película yanqui, la historia terminaría acá: tipo tiene una idea, la idea es buena, y se vuelve rico y es feliz. The End. Pero estamos en Salta y acá la historia recién empieza para aportar su dosis de realismo mágico: Padilla firmó el contrato de comodato, entonces, en Octubre, de 2007 -comienzo de la transición política-; pero en el lugar se encontró, un día, con que estaban usurpadas.
Lo de la usurpación no fue apenas llegó, fue días después cuando se encontró que el lote estaba cerrado y con un portón. Realizó la denuncia para recobrar la posesión efectiva. Sólo después de idas y vueltas en la justicia pudo averiguar que el usurpador era Santiago Payo (actual senador por San Martín) quien como estrategia adujo ser poseedor del inmueble desde hace más de 20 años, acompañando como prueba un plano de iniciación de mensura del inmueble que pertenece a la provincia. Parece un chiste, pero no: sólo con eso pretendió -y hasta ahora consiguió- hacerse de un inmueble del patrimonio de la provincia.
Ya en la justicia, Pacaral Cosntrucciones SRL probó y demostró la tenencia y que se consumó efectivamente el ingreso al inmueble; Payo, en cambio, ni siquiera presentó algún papel que pruebe que había iniciado una demanda por posesión veinteñal.
Ante la justicia, Pacaral sostuvo que ha existido un accionar doloso de Payo en contra de la Provincia de Salta a los efectos de prescribir y tratar de manera fraudulenta acreditar derechos que nunca tuvo. Pero la jueza en primera instancia falló a favor de Payo, sin muchos fundamentos, insistiendo en que Pacaral en todo caso no debía meterse en la cuestión; aún cuando la cláusula octava del contrato de comodato firmado en octubre de 2007, que trata de “obligaciones y responsabilidades”, dice que “el comodatario se compromete a la conservación del predio , no pudiendo dar en concesión, a terceros particulares ajenos a proyecto, salvo expresa y debida autorización de La Provincia, previo análisis de la propuesta y emisión del acto correspondiente”.
La magistrada tampoco convocó a autoridad alguna del gobierno de la provincia para que trate de defender esas hectáreas que pertenecen a todos los salteños y que, como por arte de magia, ahora son de un político.
Este fallo ha sido apelado y desde entonces la causa parece estar cajoneada. Y todos, salvo Padilla, prefieren que esto siga así: detenido en algún laberinto judicial de tintes kafkianos.
Desde entonces Padilla peregrina para tratar de hacer entrar en razón a algún funcionario urtubeycista. Pero a los fiscales parece no interesarles, a otros legisladores tampoco, ni siquiera al gobernador, al que le ha escrito una carta y con el que ha solicitado varias veces audiencia.
Nadie quiere saber nada de Pacaral SRL, pese a que la empresa fue una de las que hizo posible que Brasil premiara a Salta por su plan de producción limpia, en la X Feria de Medio Ambiente Industrial y Sustentabilidad (FIMAI). El que se subió a recibir el premio fue el entonces Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable Francisco López Sastre, quien destacó la labor de las veintisiete empresas asociadas que trabajan en reducir el impacto en la naturaleza. Después del premio y los flashes, Pacaral dejó de importar.
Detalles más, detalles menos, la historia es esta y termina, momentáneamente, acá. La causa está abierta pero estancada y el ex ypefiano sigue golpeando puertas tratando de interesar a algún funcionario y reactivar además su empresa, en la que trabajaban 14 personas.
Una ironía como frutilla del postre: donde debería haber una empresa fabricando ladrillos ecológicos y recuperando el suelo, hoy sólo se ve soja.