La disputa que se preveía en el Congreso del PJ no llegó a berrinche y el status quo se mantuvo. El godoycismo tenía número, fue coqueteado por los preocupados por la proliferación de sellos electorales que fortalecen a Urtubey pero debilitan al PJ y el Indio Godoy sigue presidiendo la C.A.P. que algunos pedían disolver. (Daniel Avalos)

El congreso provincial del justicialismo realizado en Río Piedras el pasado sábado 23 amenazaba convertirse en escenario de escaramuzas que empañaran el triunfalismo reinante en el oficialismo. Todo había empezado tras las elecciones del domingo 17 de mayo, cuando las declaraciones de referentes vinculados al municipio capitalino fueron bien resumidas por locutores radiales y copetes de notas gráficas para indicar que los números del PJ en la Capital eran adversos y que la responsabilidad recaía en la llamada Comisión de Acción Política. En forma de carta, la iniciativa buscó su lugar en el Congreso partidario. La misma calificaba de catastrófico el resultado del PJ en Capital, lo que a decir de los escribas constituía el punto negro de la exitosa estrategia provincial materializada en el contundente triunfo de Urtubey; finalmente y tras citar el Manual de Conducción Política de Perón, la carta pedía a Rodolfo Urtubey adueñarse de la idea expuesta y mocionar la disolución de la Comisión de Acción Política.

Los resultados de la “operación misiva” fueron nulos aunque dio rienda suelta a los comentarios sarcásticos sobre las identidades ocultas tras la misteriosa rúbrica del escrito: Militantes de la Causa Justicialista. Los consultados por Cuarto Poder aseguraban que la mujer que distribuía el escrito era de apellido Angulo y está relacionada con el secretario de Ambiente, Obras y Servicios Públicos municipal: Víctor Hugo Sumaria; otros que la fraseología lopezreguista apegada a un lenguaje militarista del tipo “la conducción no debe ser cuestionada”, “la estrategia que nos llevara a la derrota”, o “nuestro conductor natural”, era propia del también sector municipal liderado por los hermanos Rosas y cuya figura pública es la concejal Frida Fonseca, la misma que el lunes 18 de mayo responsabilizó a la C.A.P. y a su viejo adversario interno, Santiago Godoy, de los resultados obtenidos.

Una combinación de factores episódicos y permanentes determinó que finalmente nada ocurriera en el congreso partidario. Entre los primeros se inscribe la carencia del factor sorpresa; entre los segundos el poco peso específico de los atacantes, la negativa del propio gobernador a trifulcas que empañara su acto consagratorio y la maniobra defensiva del presidente de la Cámara de Diputados.

Defensa y avance

Santiago Godoy hizo uso de herramientas que le permitieron desarticular la arremetida e incluso avanzar algunas posiciones que a la postre le sirvieron para retener lo central: seguir presidiendo la Comisión de Acción Política como se hizo público y lograr que varios congresales justicialistas manifiesten por lo bajo lo que el propio Godoy evita decir abiertamente: que los votos justicialistas de la Capital son propios del espacio que lidera. El resultado de lo acontecido terminó explicándose por números y lógicas partidarias que pudiendo resultar incomprensibles para el ciudadano de a pie, no lo son nunca para los miembros de un partido como el PJ.

Lo primero está relacionado con la cantidad y la pertenencia de congresales por la Capital presentes en el encuentro: de los 31 acreditados, tres no fueron de la partida (Montaldi, Rita; Petrocelli, Mónica; y Ramos, Eduardo); de los 28 restantes 11 respondían al propio Godoy (Adriana Pérez, Elizabeth Gutiérrez, Fernando Pequeño, Mónica Antacle, José Alferi, Nélida Gutiérrez, Pablo Copa, Horacio Guerrero. Silvia Chuchuy, Eduardo Sansone y Facundo Rodríguez); mientras los 17 restantes estaban disgregados entre aquellos de estrechos vínculos con el propio gobernador (Rodolfo Urtubey o Pablo Kosiner), los vinculados al intendente Miguel Isa como Luis Giacosa o Francisca Giménez, otros que responden al supuesto gurú “U” Moisés “Chino” Sánchez, más los sueltos que nunca faltan y que aún buscan a alguien que los conduzca a alguna parte.

Lo segundo, dijimos, está relacionado con las lógicas partidarias. Y es que el número de congresales mostraba que una parte importante del famoso aparato justicialista de la Capital está controlado por el propio Godoy. Nos referimos a esa maquinaria partidaria que sin ser elegida por los ciudadanos es la que finalmente participa de las discusiones en las que el conjunto del aparato decide quienes serán los candidatos que el partido presentará a los ciudadanos. Una maquinaria que para ser eficiente concentra un tipo de poder que proviene de individuos, grupos o sindicatos que a cambio de esa delegación de poder en hombres del justicialismo esperan una cuota de consideración. Godoy, en definitiva, controla parte de ese aparato que para arriba asegura servicios electorales a Urtubey y que para abajo reparte consideraciones políticas.

En ese marco, las fuentes aseguran que ocurrió algo curioso: si el control de una parte del aparato le permitió al godoicismo abortar los ataques, la explicación que el propio Godoy había dado sobre los resultados capitalinos del PJ le permitieron dejar la posición estrictamente defensiva para dar algunos pasos hacia adelante cuando varios congresales del interior buscaron la foto con el titular de la Cámara de Diputados.

Y es que la tesis según la cual la pérdida de votos justicialistas obedece a estrategias electorales que fortalecen la figura del gobernador a costa del propio PJ, tuvo finalmente un doble impacto y sólo en apariencia paradójico: una explicación con impronta resignada que admitiendo que hay un lineamiento definido por Urtubey que subordina al PJ a la estrategia global, no hizo más que admitir el liderazgo del gobernador; aunque la misma explicación evidenciaba un dejo de reproche al propio Urtubey ante el avance de sellos electorales que muchos congresales interpretan como un atentado contra el propio PJ al que entienden como columna vertebral del frente político.

Si la impronta resignada no ponía en contradicción a la Comisión de Acción Política con el gobernador por haber sido creada para ejecutar estrategias oficiales y no para contradecirlas, el tono de reproche también presente en la explicación fue bien recibido por algunos congresales del interior sin fuerza propia para verbalizar públicamente una situación que los preocupa. Digamos nosotros que no porque sientan que se debilita un partido donde se desarrollan identidades políticas o lealtades electorales duraderas, sino simple y poderosamente porque son reacios a que un PJ que resulta ineludible en términos de competencia electoral se debilite en favor de terceros. Después de todo, como buenos perucas, esos congresales están siempre dispuestos a reflotar la sentencia del propio Perón: “para los beligerantes es una mal negocio que el dominio por el cual se lucha pueda caer en manos de los neutrales”.

Conviene recordar que la emergencia de sellos electorales es también una realidad en el interior provincial. Una que atraviesa a viejos y nuevos referentes que contando evidentemente con la venia y el apoyo del propio Grand Bourg puede evitar las internas partidarias siempre complicadas. Una lectura rápida de la lista de congresales justicialistas en Río Piedras lo confirma. Algunos ocupan cargos ejecutivos o legislativos a los que llegaron por fuera del propio partido (en el departamento San Martín, por ejemplo, es el caso del actual concejal Fernando Villalba que alcanzó su banca con el Partido Lealtad Ciudadana o incluso el caso del actual intendente de Mosconi Julián Albarracín que accedió a la jefatura comunal hace cuatro años por el “Frente Wayar Gobernador”), o casos como el de Orán donde la situación es mucho más visible: Dardo Quiroga que perdió la intendencia de Colonia Santa Rosa, Julio Jalit que fue reelecto en Pichanal al igual que Néstor Pedroza en Urundel, son congresales del PJ pero participaron de las elecciones del 17 de mayo con el sello electoral del Movimiento Popular Unido. Un MPU que emplearon también intendentes no justicialistas como el reelecto Marcelo Lara Gros en Orán o el derrotado Pablo González en Hipolitico Irigoyen.

La yapa

Ante ello, el otro argumento esgrimido por el godoycismo empezó a adueñarse de propios y algunos extraños: el amplio abanico del oficialismo capitalino superó los cien mil votos y su disgregación en diferentes espacios obedece a la voluntad del gobernador. Una situación que favorece a figuras de otros espacios oficialistas aunque también acorrala contra la pared a otros que, como Eduardo Sylvester, siguen preguntándose porque no logró ingresar a la legislatura, o un Gonzalo Quilodrán siempre dispuesto a remar aunque nunca llegue al puerto deseado. Interpretación ésta que se complementa ahora con otra que por lo bajo varios empiezan a esbozar: los 36.594 votos de Lucas Godoy son del propio espacio godoycista.

Tal sentencia es explicada de manera simple: si el salto del Tury Rodríguez del Partido de la Victoria de los 5.686 votos de abril a los 21.060 de mayo, del de Matías Posadas que pasó de los 13.359 a los 26.545, o el cura Crespo de 10.038 a 15.267 y del propio Gonzalo Quilodrán de los 5.126 a los 11.541 obedecieron al esfuerzo de Miguel Isa, sectores del Grand Bourg y el pequeño grupo comandado por el asesor “U” Moisés “Chino” Sánchez respectivamente y que determinó la caída en desgracia del propio Eduardo Sylvester; significa que el exclusivo esfuerzo del aparato godoycista y el trabajo del propio Lucas Godoy explican el salto de éste último entre abril y mayo de 22.237 a 36.594.

Esa es la interpretación de la que el godoycismo empieza a adueñarse y seguramente difundirá al interior del justicialismo y del frente oficial provincial. Interpretación que ha blindado al propio espacio que así se muestra impermeable a las críticas de terceros como las protagonizadas por parte del aparato municipal y de las que ya quedan inaudibles ecos. En definitiva, un berrinche que fue simple pirotecnia. Estallidos fugaces que no alcanzaron para amenazar las áreas de influencia que cada sector político del oficialismo controla en el conjunto provincial porque en el fondo nadie está dispuesto a desencadenar un enfrentamiento directo. Al menos por ahora.