Maruth Ahuerma militante feminista y estudiante de la UNSa denunció a integrantes de “Juntos por la educación pública” por acoso y lo que vivió después se convirtió en una pesadilla. Vive amenazada, incluso por propias mujeres que defienden a uno de los involucrados.

Denunció acoso, hostigamiento y encubrimiento por parte de otros estudiantes de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Salta. El caso una vez más puso al descubierto la necesidad de la aplicación de un protocolo de actuación frente a estas situaciones, tal como funcionan en otras universidades del país.

La estudiante de la Facultad de Humanidades realizó una denuncia en la Justicia por acoso, hostigamiento y encubrimiento y señaló a 7 personas involucradas en la terrible situación que le tocó vivir desde que ingresó a la institución. Posee actualmente una medida judicial de prohibición de acercamiento, sin embargo le toca cruzarse con algunos de los denunciados y aseguró que “se le ríe en la cara”.

Uno de los encubridores es militante del “campo popular” y además participa de un programa de una conocida radio, aseguró Maruth y agregó que amigas de éste desde que lo denunció no se cansaron de hostigarla por redes sociales y mensajes a su celular, tratando de defender lo indefendible. Se trata de mujeres que también se autodenominan feministas.

Maruth criticó que sigan siendo las víctimas las que deban continuar con miedo frente a las numerosas amenazas, incluso después de tomar el valor de salir a denunciar lo que le tocó vivir. Nada fácil en una provincia que sigue desprotegiendo a las mujeres.

Contó además que uno de los denunciados fue expulsado de una de las vigilias del debate por la ley IVE, cuando éste se encontraba sentado tranquilamente porque es defendido por algunas personas que poseen un micrófono para hacerlo. Las pibas no le perdonaron y según relató Maruth ante cánticos y aplausos no soportaron que forme parte de este espacio en defensa de los derechos femeninos. Se tuvo que ir corriendo.

Ahora un nuevo capítulo se abrió después de las denuncias de la joven estudiante. El patriarcado -que muchas veces es conformado por las propias mujeres- no le perdona que haya hecho públicas sus denuncias.

Le llegan nuevas amenazas que advierten que están buscando la dirección exacta de su casa porque «les debe una» por denunciar a la gente que denunció por acoso, hostigamiento y encubrimiento dentro de la universidad. Informó que a causa de eso tiene a la policía las 24hs del día fuera de su casa. “Porque botones antipánicos no hay, porque el Estado no está invirtiendo en eso, no es necesario para ellxs”, señaló y agregó que la policía no cuenta ni con la capacitación ni con los recursos suficientes para proteger a las mujeres. Solo en la zona sur los mismos policías que deben custodiar su casa tienen que hacerlo con otras cientos de mujeres que también pidieron ayuda estatal ante las amenazas y maltrato, aseguró.

En ese sentido lamentó que sea ella quien tenga que bancarse a la policía, cuando a quienes habría que controlar caminan tranquilos por ahí. “Sólo hago público que si a mí, a mis hermanas, a mi vieja, a mi hermano, a las pibas o los pibes que me están bancando desde el día uno, sobre todo a los pibes que los están amenazando con crearles o inventarles algún escrache porque me están ayudando en todo esto, les llega a pasar algo, les llega a aparecer ‘algo raro’, incluso alguna acusación, desde lo más mínimo a lo más grande, lo que sea, cualquier tipo de cosa que atente contra la integridad física o psicológica, que venga de esta gente o de sus allegadxs, no voy a dudar en plasmar nombre y apellido (junto a todas las pruebas) de cada una de personas, periodistas, ‘militantes del campo popular’, profesores, ‘feministas’, orgas, gremios y todo parásito que salió a hacerme mierda, que siguió hostigándome por lo bajo, todo parásito que salió a darles las herramientas para que esta gente siga con sus hostigamientos y hoy con su aval permiten está impunidad de las amenazas, parásitos que hoy se cuelgan el cartel de ‘sororidad, feminismo’ y ‘cambio social’ «, relató Ahuerma.