El radical explicó por qué no firmó el pedido de juicio político a Alberto Fernández.

 

Algunos calificaron su actitud como una muestra de tibieza; otros como un exceso de cordura, en un país donde reina el caos y brilla por su ausencia la razón. 

Lo cierto es que Federico Manes descolocó a opositores y a oficialistas, al negarse a acompañar el pedido de juicio político contra el presidente Alberto Fernández, cuyo parangón entre Nisman y el fiscal Diego Luciani fue leída por Juntos por el Cambio como una poco sutil amenaza. 

«Lo que dijo el Presidente es bochornoso, repudiable, yo lo rechazo totalmente. Es gravísimo, pero los países fracasan por las instituciones y el pedido de juicio político es una medida extrema», argumentó, escribió Manes, ante la furia de los legisladores de Juntos por el Cambio. 

«Hubo una discusión, seria, larga, pero el bloque no es una manada. No estoy de acuerdo, no voy en contra del bloque. Quiero ganarle al kirchnerismo, transformar la Argentina para que no vuelvan, pero quiero valorar las instituciones. En mi opinión las expresiones desagradables del Presidente, que rechazo, no ameritan un juicio político», dijo el radical.

En la misma línea, el legislador de de Juntos por el Cambio respaldó sus dichos a través de un extenso descargo desde sus redes sociales.

En ese sentido, agregó: «Seamos claros: un pedido de juicio político es una medida para remover al Presidente. Es una medida extrema para el funcionamiento institucional del sistema democrático que no se puede banalizar».

Para el diputado: «No se pueden realizar pedidos de juicio político de forma prematura, por la gravedad institucional que esto implica. Es una decisión que debe analizarse y debatirse profundamente».

Por otro lado, Manes no se privó de culpar a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner por los hechos de corrupción en la obra pública de los que se la acusa en la causa que lleva adelante el Tribunal Oral N°2.

«No nos olvidemos: acá hubo un DELITO GRAVE. Se robaron plata de todos, muchísima plata que no se invirtió en el bienestar de los argentinos. Es un delito que tiene que juzgar la justicia, independientemente de la política, para recuperar esos recursos y devolverlos a la sociedad. NO ES UNA DISCUSIÓN POLÍTICA, ES UN DELITO. No desviemos la atención. Dejemos de lado las especulaciones electorales y permitamos que la justicia actúe», amplió.

A pesar de la la denuncia, para Manes la discusión no debe trasladarse del plano judicial al político, dado que, a su entender, dicha estrategia beneficia al oficialismo y alegó: «Sigue apelando a la grieta que nos trajo hasta acá y les permite mantener sus privilegios».

La distancia que toma Manes confunde. Anonada. Quizá sea, sí, exceso de cordura.Pero, tal vez, es la pizca de cordura necesaria.