La Confederación General del Trabajo (CGT)  lleva a cabo un paro general en todo el país en protesta contra las recientes medidas impulsadas por el presidente Javier Milei. La jornada de huelga, que abarca 12 horas, se manifiesta como el primer gran conflicto entre el sindicalismo argentino y el nuevo gobierno libertario.

La medida de fuerza se produce en respuesta al denominado «mega DNU» y la Ley Ómnibus impulsada por Milei, que incluye reformas laborales y otras disposiciones que los sindicatos consideran perjudiciales para los trabajadores. La CGT sostiene que estas medidas son arbitrarias, anticonstitucionales y afectan diversos derechos civiles y sociales.

En estos momento se registran situaciones de tensión en los accesos a la ciudad de Buenos Aires. Grupos de manifestantes, en su mayoría vinculados a sindicatos como Uocra, se enfrentan a un fuerte cordón policial en puntos estratégicos, generando momentos de confrontación.

Uno de los puntos más conflictivos es el puente Pueyrredón, donde se ha desplegado un importante operativo de seguridad con la presencia de la Policía Federal y Gendarmería Nacional. Aunque se espera que la situación alcance su punto álgido al mediodía, ya se observa una columna de UOCRA ocupando parte de la avenida Mitre y enfrentándose a las fuerzas de seguridad.

En la Panamericana, acceso norte a la ciudad, también se han establecido controles a la altura del ingreso desde la ruta 197. Gendarmes y vehículos de seguridad detienen y revisan micros que transportan manifestantes, especialmente de gremios como Smata y UOM. La presencia de trabajadores y sindicalistas en la zona contribuye a la complejidad de la situación.

La huelga, convocada a menos de dos meses de la asunción de Milei, destaca la rapidez con la que se ha desencadenado el conflicto entre el gobierno y el sindicalismo. Referentes de la CGT, como Héctor Daer y Pablo Moyano, han expresado públicamente su descontento, señalando una brecha evidente entre el ejecutivo y los trabajadores.

El enfrentamiento incluye tensiones públicas entre representantes de la CGT y funcionarios del gobierno, como el portavoz Manuel Adorni. Además, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ha buscado aplicar un protocolo antipiquete para evitar cortes de calles, generando un nuevo foco de confrontación.

El paro cuenta con el respaldo de diversos sectores de la oposición, movimientos sociales y otros sindicatos, marcando una coalición amplia en contra de las políticas propuestas por el gobierno. La movilización incluye una marcha hacia el Congreso, donde se espera que dirigentes sindicales expresen sus discursos y planteen sus demandas.

El presidente Milei, por su parte, ha respondido a la medida de fuerza destacando la existencia de «dos Argentinas», una que busca quedarse en el «atraso» y otra que respalda las ideas de la libertad. El gobierno considera necesario implementar reformas para estimular la economía, mientras que los sindicatos sostienen que las medidas buscan debilitar los derechos laborales.

La jornada de paro refleja la profunda división política y social en Argentina, donde las políticas económicas y laborales generan fuertes tensiones y desacuerdos. La CGT busca no solo expresar su rechazo a las medidas actuales, sino también sentar un precedente para futuras negociaciones y discusiones sobre el rumbo del país bajo la administración de Milei.