Cami Franco tiene 22 años y pertenece a la agrupación Las Otras Colectiva Feminista. Tras ejercer varios años la prostitución en la calle y sitios web, nos cuenta su experiencia y explica por qué considera que ese oficio debe ser legalizado. (Stephanie Tiemersma)

Cami Franco empezó a prostituirse a los 19 años como una experiencia militante puesto que le interesaba el tema y quería saber qué se sentía ser prostituta y a partir de allí generar una opinión. Sin embargo, hubo momentos en los que la necesidad la llevó a seguir con estas prácticas. “Quería saber qué era lo que se vivía para así poder luchar por mis compañeras”, comenta la joven que milita “Las Otras Colectiva Feminista”, un espacio que busca aportar al desarrollo social y derribar el patriarcado cuestionando las prácticas del mismo y llevando a cabo acciones concretas.

Se trata de un grupo que se conformó tras el “tetazo” de febrero pasado en un encuentro de militantes que vienen de distintas experiencias. Apuestan al crecimiento individual y colectivo, luchan por la implementación de la Educación Sexual Integral y organizan -junto a otras organizaciones- asambleas lésbicas por la libertad y absolución para HIGUI, que devienen en acciones como fue la marcha del día 17 del corriente mes.

Respecto al llamado trabajo sexual, cada miembro tiene su posición y aún debaten sobre qué posicionamiento tomarán al respecto. Por lo pronto, Cami está a favor del trabajo sexual autónomo al igual que algunas de sus compañeras de agrupación. “El hecho de ejercer el trabajo sexual te lleva a toparte con muchos estigmas sociales, a no decirlo porque los prejuicios de la sociedad tienen mucho peso” afirma para luego explicar que las trabajadoras sexuales están divididas en tres categorías: las trabajadoras sexuales autónomas quienes deciden ejercer el trabajo como cualquier otra profesión; las victimas de lo que considera “trata de Estado” que caen en una situación de vulnerabilidad porque éste no les garantiza el derecho a la educación o al trabajo y terminan ejerciendo la prostitución como es el caso de muchas jóvenes trans. “Yo creo que el 95 % de mis compañeras trans ejercen la prostitución a causa de un Estado ausente que no les garantiza la posibilidad de acceder a un trabajo formal, a distintos grados de educación y hasta”. Por último, asegura, están las victimas de trata de personas quienes generalmente están allí fruto del secuestro.

“Yo ejercí en la calle y en las redes sociales. En las esquinas hay mucha competitividad, es complicado entrar, con la policía siempre había problemas. Nos pegaban a nosotras o a nuestras compañeras trans. Nos alzaban, nos llevaban a la alcaldía o nos decían que no nos iban a llevar si les hacíamos el favor” dice esta joven que explica que esa es una de las razones por las que no está a favor de la zona roja pues ellas quieren un lugar suyo donde no ejerza poder la fuerza policial en tanto uno sale de esa zona y está a merced de los oficiales. “Yo me terminé decidiendo por las redes sociales porque la calle es peligrosa y aparte cobras mucho menos” comenta a Cuarto Poder.

“Las trabajadoras sexuales autónomas no tenemos un fiolo que cobre por nosotras, como se cree. Hacemos acuerdos con los clientes respecto a que servicios van a ser prestados. El cliente paga el servicio y el hotel y el trato se cierra.” También comenta que aun cuando se diga que la prostitución es una profesión machista, en realidad, si ellas la eligen, no hay sometimiento. Que lo habría si se vulneran los contratos con los clientes y para que eso no pase debería haber una ley que lo prohíba y para eso la prostitución debería ser legal. “Yo no me sentí psicológicamente mal en ningún momento. Trabajo de moza y trabajo de esto y los dos oficios me los tomo igual, me siento vulnerable cuando no puedo hacer denuncias por maltrato. Son situaciones realmente complicadas”, confiesa Cami.

Trabajo sexual autónomo

“Cuando hablamos del proyecto de ley de trabajo sexual autónomo hacemos hincapié en una de las propuestas que dice que en caso de que una mujer que ejerce la prostitución quiera dejar de hacerlo, el Ministerio de Trabajo debe acompañar y generarle una fuente laboral para darle la posibilidad de cambiar su vida. Proponemos inscribirnos en un monotributo y así identificar quienes están allí por decisión propia”, nos dice la integrante de Las Otras y nos comenta que esa cree que es la forma de hacer respetar sus derechos y que la clandestinidad es la que las lleva a esta precarización laboral, pues no pueden denunciar ni reclamar nada.

También nos dice que ella elige prostituirse porque considera que le conviene como cualquier otro trabajo le convendría a cualquier otra persona: “Elegimos explotar nuestra fuerza desde otra parte, porque todos los trabajadores eligen cómo explotar su fuerza, además vemos una ganancia significativa como evaluaría cualquiera que trabaje. Cada uno elige lo que le va a convenir para poder vivir” explica.

También nos comentó sobre  la complejidad legal de la prostitución ya que en Argentina no está del todo permitida pero tampoco es ilegal, no hay nada que regule los derechos, ni el trabajo de las prostitutas, están en la clandestinidad. Incluso hay códigos contravencionales que las criminalizan pero formalmente no es ilegal.

“Debe hacerse, insisto, la diferenciación entre trata y trabajo autónomo. Mientras no se haga van a seguir considerando a todas como trabajadoras autónomas o a todas como víctimas de trata y eso no está bien para ninguna de las partes. Yo nunca conocí una chica que esté por trata de personas, pero sé que es difícil identificarlas porque las autónomas y las tratadas estamos todas mezcladas, sin ningún registro que permita diferenciarnos y hacer más fácil la tarea de rescate”, concluye Cami Franco.

Otra opinión

Gabriela Cerrano, senadora por el PO también dio su opinión respecto a la legalización de la prostitución afirmando que hacerlo garantizaría un estado proxeneta y que la venta del cuerpo no puede ser considerada un trabajo sino más bien una forma más de explotación que puede adquirir distintas formas de esclavitud. “El Estado viabiliza que se lleve a cabo un negocio ilícito de explotación sexual como ser la trata de personas, lo viabiliza vía la ley de blanqueo de capitales o haciendo que muchas mujeres tengan que vivir de la prostitución por pobreza. A las chicas que plantean que eligen este tipo de vida quiero decirles que no es tan así porque la mayoría, si pudiera, elegiría otro empleo. Es imposible legalizar la explotación de las mujeres” reflexiona Cerrano. El debate está abierto.