Argentina incumplió el viernes 22 el pago de 503 millones de dólares en intereses de bonos. Esto dejó al país a las puertas de su noveno default en historia de Nación independiente. Según los especialistas, se trata de un default controlado. Una reestructuración anticipada y negociada con buena fe para evitar la cesación de pagos.
Durante el fin de semana se llevaron a cabo las negociaciones que siguen hasta hoy. Las diferencias siguen siendo grandes y los bonistas ya dejaron saber que no tendrían problemas en recurrir a la justicia de Nueva York.
La última oferta surgió hoy. Se trata de un incremento del 10 por ciento promedio sobre la primera oferta oficial. Los acreedores privados aún la consideran por debajo de sus aspiraciones económicas y financieras
La primera propuesta estaba encuadrada en los niveles de sostenibilidad de la deuda externa acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Durante este fin de semana, la oferta fue otra. Guzmán mejoró un diez por ciento su propuesta inicial. Pasó de 40 dólares de Valor Presente Neto (NPV), a un promedio de 45 dólares de NPV por cada lámina de 100 dólares.
El monto no fue una decisión del Jefe de la Cartera de Economía sino una decisión política del Presidente. Los fondos de inversión analizaron la oferta mejorada de Guzmán y replicaron que no alcanzaba. Ahora, exigen un promedio de 53 dólares de NPV sobre 100 de cada título soberano. La distancia entre las puntas aún es importante: 45 de NPV ofrece Guzmán versus 53 de NPV que replican los bonistas bajo legislación extranjera. Esta diferencia de ocho dólares, esencial para llegar a un acuerdo, paralizó las negociaciones del fin de semana largo. La pelota quedó del lado de ellos. Además del Valor Presente Neto (VPN) de los títulos soberanos, estas son las diferencias que aún separan al Gobierno de los Fondos de inversión:
1. Plazo de gracia. Argentina se mantiene en 3 de años de plazo de gracia.
2. Intereses del cupón. El ministro no se mueve del 0,5 anual a partir de noviembre de 2023.
3. Los pagos que caerán en default en 2020, son aproximadamente 3.500 millones de dólares. Guzmán quiere incorporarlos la reestructuración, pero los bonistas exigen cobrarlos en los plazos previstos en cada emisión de los títulos. Si se cierra la negociación, Argentina debería abonar los 503 millones de dólares de los bonos Global que ya están en default desde el 22 de mayo.
El presidente ya sabe que los acreedores privados amenazan con “acelerar” el default y demandar a la Argentina en los tribunales de Manhattan, si no se cumplen sus expectativas económicas y financieras. Pero también considera que están alardeando solamente y juega con los tiempos que le dio la extensión de la oferta oficial. Este plazo vence el próximo 2 de junio, un margen suficiente para que el jefe de Estado se siente en la mesa de negociación y haga un cierre equilibrado entre ambas partes en litigio.
Hay 66.000 millones de dólares en juego.