A más de un año de asumir, Matías Cánepa muestra varios traspiés aunque todavía no tuvo ni un solo día de clases presenciales como ministro de Educación.

En los asados de funcionarios ya se comenta, con sorna, pero también con preocupación, sobre la gestión de Matías Cánepa. Mientras se cocinaban unos jugosos costillares por San Lorenzo, días atrás apareció en la conversación.

Ocurre que la detención de una maestra en la puerta de Grand Bourg, que se propagó por las redes y fue caldo de cultivo para que la oposición lo utilice a su favor, restó más que sumó. Nadie comprendía, lógicamente a lo lejos, mientras degustaban una copa de vino sentados en la mesa, a quién se le ocurrió la gran idea de meter a la policía al medio en una protesta de 30 docentes, los cuales se podrían haber retirado con el pedido paciente y amable de unos pocos efectivos e incluso con la recepción de un responsable político. En defensa de Cánepa, se puede decir que los operativos se encuentran bajo la responsabilidad del ministro de Seguridad Juan Manuel Pulleiro, aunque es cierto que todo podría haber pasado inadvertido si se tomaba prolijamente el asunto.

Lo que sí se encuentra en manos del titular de la cartera de Educación es el retorno a clases y el paulatino reconciliamiento con los chicos. En ese sentido, el gran proyecto que tuvo el ministerio fue implementar un programa de talleres para que los niños que no tuvieron contacto con la escuela se acerquen de nuevo. Sin embargo en la primera semana el plan llamado “Puentes de Verano” fue un fracaso pese al esfuerzo de los encargados de la selección de los maestros responsables. Varios talleristas renunciaron sobre la hora por los excesivos papeles que les solicitaron, cómo inscribirse en DGR y AFIP por un contrato de solo dos meses; algunos manifestaron que, por el bajo sueldo mensual que rondaría los $17000 mensuales más las retenciones de rentas, lo cual no tenía sentido.

Por otro lado, hasta el momento la convocatoria de los estudiantes es reducida por la poca difusión de las autoridades de los establecimientos educativos. Esto generó mucha preocupación entre los funcionarios de alto rango que acompañan a Cánepa, quienes prohibieron hablar con la prensa sobre el tema.

Ni hablar del estado de las escuelas. Podría empezar por cortar el pasto.