Una nena de tres años debió interponerse entre su padre y su madre para que el hombre dejara de ahorcar a la mujer, que ya lo había denunciado anteriormente por casos de violencia. Ocurrió en Neuquén.
La hermana de la damnificada, es decir la tía de la niña, contó que luego de padecer violencia por mucho tiempo la mujer decidió separarse de su pareja y padre de sus dos hijos.
Ni bien separada radicó las denuncias correspondientes para que se le imponga una restricción al agresor. Sin embargo el hombre se las ingeniaba para continuar con su hostigamiento, sobretodo de carácter psicológico.
El martes en los albores de la madrugada comenzó mandándole mensajes amenazantes al celular, en los que esgrimía que se quitaría la vida o intimidaba afirmando que ella ya vería de lo él era capaz.
Al ver que entrada la madrugada el hombre se presentó en su hogar tratando de horadar las rejas, la mujer alertó a la policía. Como la fuerza no llegaba debió acunar al hombre en el seno de su hogar, con quien inevitablemente emprendió una discusión.
Al desbordarse por la falta de acuerdo el agresor se abalanzó sobre la víctima tomándola por el cuello. Sólo el alarido de su propia hija solicitando que se calmara sirvió para retrasar el ataque, y dar tiempo a que la policía llegara al lugar.
La mujer afirmó que en la comisaría le dijeron que la restricción no había sido puesta en vigencia como correspondía, por lo que el hombre fue inmediatamente liberado. Por otra parte no le aceptaron la denuncia con el argumento que sólo reciben denuncias hasta las 15 horas.
Hoy es una jornada de lucha nacional en contra de la violencia hacia las mujeres, una manifestación insoslayable para combatir el machismo, el patriarcado y la legitimidad del abuso que se hace sobre el “segundo sexo”, en palabras de Simone de Bouvauir. Es un acto para que Gobiernos y sus fuerzas asuman la envergadura del problema.