Irene Cari recuperó su libertad después de 8 horas de estar detenida pero luego del maltrato policial que sufrió continúa afrontando causas en su contra y perseguida por la Justicia de Salta por resguardar a una menor que le solicitó ayuda.

Compartimos el relato de lo que vivió Irene Cari el fin de semana pasado, cuando una niña del interior provincial atravesó rutas, puestos policiales y controles de gendarmería sin que nadie se percatara de su paradero hasta llegar a capital cuando le pidió ayuda:

El día sábado 12 a horas de la tarde asistimos un caso de una niña de 16 años quien se comunicó por un número no identificado a mi celular. Se  escuchaba una voz en un estado de llantos pidiendo ayuda, luego de unos segundos me pedía ir a mi encuentro porque no daba más de frio y no tenía donde ir.

 Ante la pregunta de cómo y desde qué celular me llamaba, responde que le había dado mi celular una docente de Tartagal, Cinthia Vuistaz, quien es mi compañera de lucha. Una vez que le pasé indicaciones de cómo iba a llegar al domicilio de la organización, le informé a la compañera que aquí iba a llegar una adolescente y también a la Fundación «Volver a Casa» solicité que investigue en las redes si alguien la buscaba y no había ninguna denuncia en ninguna dependencia.

Sabiendo que venía de parte de una colega docente de Tartagal, le dije que se tranquilice,  y que se tome un remis en la terminal pues allí estaba la niña.

Pero nada más, la comunicación se cortó hasta que yo le pase el domicilio y se vino en 45 minutos ya estaba en la sede de la organización y llamé a las compañeras cercanas donde la atendimos, tomamos nota de su relato y consultamos con la docente y mujeres de atención a víctimas de trata en Tartagal para ver si estaba siendo buscada, si había denuncia  en Salta, no encontramos.

Por toda la información registrada decidimos trabajar luego de tranquilizarla, darle de comer, que pueda bañarse y proveerle la ropa de abrigo. Nuestro acompañamiento es siempre de dos o más personas. Recordemos que era un día especial de pascuas y no logre comunicación con ningún profesional a esas horas de la noche es por eso que solicite ayuda a DDHH a la Dra Mariana Reyes.

Una vez finalizada  la escucha y de organizar la información las asistentes protectoras atendieron a la niña para  llevarla a un domicilio seguro para que pase la noche. Un domicilio seguro es parte de la organización de mujeres, no puede ser develado donde está, es por seguridad  de la víctima, es un protocolo de protección de domicilio seguro nuestro en el que a veces solicitamos ayuda del estado.

A horas 20,30 Inmediatamente activamos la líneas gratuitas, llamé al 144, 911 y me respondieron que haga la denuncia en una fiscalía o comisaria. Así fue que a horas 21.00 aproximadamente estaba saliendo de mi casa rumbo a la comisaria, ya estaba mi casa rodeada de móviles policiales  me obligaban a entregar a la niña para llevársela.

Les respondí que no estaba aquí y yo voy hacer la denuncia para entregar a la niña mañana. Así me llevaron a la comisaria donde NO me toman la denuncia y me llevan a una villa de nombre Palacios y allí tampoco quisieron  tomar la denuncia, solo querían que yo entregue a la niña. Nosotras sabemos que es prioritario hacer la denuncia a partir de allí activar otras medidas para la estadía de la niña. Se negaban para tomar la denuncia allí  llame a Mariana Reyes quien es la secretaria de derechos humanos y le expliqué que había una menor desaparecida y estaba en nuestra organización asistida y no la estaban buscando nadie pues ya había sido chequeado por las compañeras expertas en trata como Isabel Soria.

 Isabel es una compañera, una referente con quien coordinamos un  abordaje de casos  de víctimas de la trata y trata laboral.  Ante la reiterada negativa del oficial de que me tome la denuncia yo la llamé de mi cel a la Dra Mariana Reyes quien hace de mediadora al oficial que siga los pasos y es tomarme la denuncia de una menor. Es así  que el policía se ofuscó, me trató de mentirosa que yo estaba alterada y escribía lo que se antojaba en la redacción de la denuncia que no estaba claro, no estaba bien como yo le dictaba. Terminada la denuncia, se demoró mucho tiempo para que yo la firme y me den la copia.

Eran más o menos 12.30 de la noche cuando terminó de decirme que ya iban a llamar un móvil para llevarme a Limache y nunca llegó, estuve hasta las dos de la mañana esperando un móvil.

En ese momento de espera se comunicaron con una jueza de menores de turno no recuerdo su nombre, antes de las dos de la mañana sacan un escrito donde me obligan a firmarlo rápidamente, yo respondí que voy a leer y pensarlo de que se trata. Esto enojó a los policías. Allí decía que yo debo inmediatamente entregar a la menor y en caso contrario yo iba a infringir las leyes y seria imputada según leyes por desobediencia  judicial y allí los mire a todos y respondí que no voy a entregar a la menor a estas horas. Esto les generó mucha tensión entre ellos. Allí pedí a mi hijita Nadia Belén a que me envíen urgente un auto privado no se demoró y no  dejaban salir el auto. No firmé el pedido de reintegro de la niña por el horario y por tantos caso de victimas encontradas muertas en las comisarías no era una garantía de protección para la niña ni para nosotras como organización Foro de Mujeres por la Igualdad de Oportunidades.

 Así en medio de una tensión de los policías trataba de comunicarme con la secretaria  de DDHH ya no me respondía por altas horas de la noche y quedé sola para resistir a esa notificación de la jueza de turno de la entrega de una menor oriunda de Salvador Maza Dpto San Martin. La historia de ella como de tantas otras víctimas de la pobreza extrema vulnerabilidad y en absoluta soledad son judicializados en instituciones depositarios como CUARA, es una institución para tratamiento psiquiátrico  que depende de desarrollo social de  Salta.

Así, al día siguiente domingo a horas 12, 30 más o menos iba por una avenida a buscar a la niña, ahí fui interceptada de atrás por una femenina policía de civil y otros uniformados con la patrulla más policías en motos donde me agarraron del cuello de atrás y un brazo para esposarme. Así me llevaron al domicilio donde estaba la niña e ingresaron al departamento, me ingresaron con amenaza de que no me haga la “canchera”, “la loca” por que “no sabes lo que le va a pasar”, fueron constante estas amenazas. Nos llevaron desde este momento a otras comisarias, no sé cuántas, pero en un lugar me separaron de la niña para pintarme los dedos.

Luego, me volvieron a subir a un móvil para ir sin rumbo, no sabían que iban a hacer conmigo, pues las discusiones eran fuertes por los celulares desacuerdos, me llevan a la Jefatura de policía de la calle Santiago del estero y Balcarce. Allí me meten a un lugar donde eran muchas femeninas, donde fui interrogada de porque estaba allí, les expliqué  el caso e inmediatamente  ordenaron a la femenina que me acompañaba a sacarme de ese lugar pues de ellas no era el trabajo.

Luego no sé, que pasaba pues daban vueltas por el centro  hasta que alguien pidió el secuestro de mi celular y luego a la Alcaldía para revisación medica. Me secuestran el celular en la Primera de la policía cito en la calle Güemes y Deán Funes. Me sacan el celular, allí quede pues no se ponían de acuerdo si bajarme. De allí a la Alcaldía donde se me desnudó, vueltas contra la pared una y otra. A la salida me descompuse y rogaba que me den agua y no me escuchaban y me alzaron para volver a meterme al móvil.

Como a horas 18 o 19 regresaron al centro, pero no en dirección a mi casa, deambularon por lugares yo exigía llegar o dejarme sacar mi medicación y abrigo.  Pasó más de dos horas deambulando en barrios de sureste donde no hay luz en las calles. Allí hubo cambio total del personal policial, muchos gritos vía cel, subieron todos hombres y otras vez un policía me interrogó y le relaté tranquila lo que había pasado y como estaba asistiendo a una niña según los pasos de los protocolos con el uso previo de líneas gratuitas, 911, 144 y al final solo nos faltaba la denuncia para proteger a la niña nosotras mismas. Así el policía escuchó y dijo que la lamentaba mucho pero hubo una gran equivocación  y comente que lo único que yo quería era regresar a mi casa.

Yo soy vieja, soy de las villas y barrios, pero no se me pasan los discursos por alto. Si tuve miedo, me preocupaba de mi hijita, quien luchó de cuerpo a cuerpo por defenderme del maltrato en la av. cuando me detenían. Fue un asalto por detrás de mi cuello y un brazo y rodearme de hombres amenazándome intimidando a las mujeres que corrieron a ver qué pasaba, estaban armados y había civiles en motos. Me esposaron como una delincuente  y las amenazas no cesaban en sus jergas policiacas de gatillo fácil.

Bueno a horas 21.00 me llevaron a mi casa, allí rodeada con más de seis móviles, rodeada de canas hombres me liberaron allí y me encontré con lo único que tengo que son mis hijitos. No dejaron en ningún momento de intimidarme hasta me ingresaron a mi casa repitiéndome que estaba en prisión domiciliaria. Es así, en prisión domiciliaria con policías dentro, observándome si entraba al baño, horas sin que me den permiso para tomar agua y el baño.  Allí estaba mi compañera Cecilia llorando, su cel, explotaba y también el mi hijita, todas intentaban querer escucharme. Todas al fin parecía que nos encontrábamos de un largo pero largo viaje.

A horas 2.00 de la mañana Lunes 14/2020 llegaron nuevamente más policías y trajeron una notificación de LIBERTAD SUSTITUTIVA con el decían que ya estoy  libre y se retiraron todos de mi living y de la calle. Pues eran un montón. Esto es como un analgésico por la enorme presión política de los movimientos sociales, movimientos de mujeres de todo el país.

Esa noche no dormí, mi salud no estaba bien pero las médicas se comunicaron me ayudaban a tranquilizarme. Bueno, al día siguiente mis manos y brazos me dolían mucho, Solo respondía llamadas. Pero veía mails de todas uds y no podía responderles.

Ayúdenme por favor, esta medida  de LIBERTAD SUSTITUTIVA no es garantía de mi libertad ni de mi vida. Se ha suspendido la audiencia hasta que pase la cuarentena.

Gracias.

Saludos y las abraza.

Irene Cari.