Esta vez fue denunciado por estar de fiesta en un inmueble de su propiedad en plena cuarentena. Aunque muchos, producto del paso del tiempo no lo tengan en cuenta, este legislador por el departamento Metan siempre es noticia y no precisamente por su gestión.                                                                                                                         

                                                                                                       Por A.M.

Nuevamente la ciudad de Metán se embarazó de noticias que involucran, y como suele ocurrir no lo dejan bien parado, a Héctor Daniel D´auria. Esta vez el Senador Provincial fue denunciado por estar de fiesta en un inmueble de su propiedad en plena cuarentena.
D´auria admitió que se encontraba en el lugar pero se defendió diciendo que estaba constatando que se terminen obras en el complejo de dúplexs que puso a disposición del sistema de salud metanense. Sin embargo, un aguacero de denuncias que habían llegado al 911 local daban cuenta que el legislador- junto a un grupo de gente- se encontraba consumiendo bebidas alcohólicas. Pese a las medidas inexpugnables, la comisaria 30, se hizo la desentendida hasta que la prensa llegó y el escandalo ya no se pudo ocultar.

De cualquier manera, como el legislador está acostumbrado a hacer lo que él quiere, el episodio no pasó a mayores. Anteriormente, se había mostrado como un alma caritativa que no solo compartía su complejo habitacional sino que se jactaba de cambiar tres millones de pesos a quienes habían cobrado por esa vía de la Municipalidad y por el cierre de los bancos no podían obtener el dinero en efectivo.

Un prontuario de D´auria

En la saga que tiene como protagonista a D´auria no falta nada: su nombre es un recuerdo para los memoriosos de las conexiones entre el narcotráfico, la mafia y la política.

Tomo relevancia pública en 2013, cuando en un operativo de Gendarmería fue detenido con un cargamento de droga en una camioneta conducida por un colaborador suyo, Roberto Vivas, quien en circunstancias poco claras, falleció tiempo después en un “accidente”, casualmente,  días antes de declarar, siendo el único testigo que lo podría haber comprometido.

“La droga me la plantaron, fue una causa que me armaron desde el Partido Justicialista”, fue su defensa en aquella oportunidad,  la cual no incluyó mayores precisiones y contó por lo menos con el aval implícito- o la tibieza- del presidente de la cámara de Diputados que, a pesar del espacio que había para conjeturar diversas hipótesis, rechazó abrir una comisión investigadora al respecto.

Con la muerte del chofer, logró eludir responsabilidades y siguió en la política aunque con un perfil más bajo. Se dedicó a acrecentar su patrimonio, el cual creció astronómicamente y se puede medir en términos inmobiliarios y automovilísticos. Desde un complejo con cuarenta departamentos para alquilar, pasando por canchas de futbol 5, una Refinor, colectivos que brindan servicios a Austin Powders, hasta autos de alta gama, como el BMW rojo que se atrevió a estacionar en la puerta de la Legislatura, son parte de las propiedades que supo acumular.

A la vez profundizó su inserción en el mundo del futbol, mediante el Club Deportivo El Galpón, con el que logró calar en los sectores populares y de alguna manera limpiar su imagen social. Esa veta de hombre popular la complementó con un asistencialismo continuo y con la compra de voluntades. Sin embargo, por detrás de esa cortina, continúo fortaleciendo su imperio en el sur.

Tras “la cama” de sus compañeros justicialistas- siempre según su testimonio- la tranquilidad duró poco. Ya con Macri en el poder, volvió a ser noticia por el allanamiento en su estación de servicio. La AFIP y, otra vez,  Gendarmería Nacional le dejaron un mensaje: buscaban información vinculada a una banda delictiva que operaba desde Buenos Aires, que tendría vínculos estrechos con Salta, en particular con su firma, y era señalada como una presunta asociación ilícita que empleaba mecanismos para evadir obligaciones fiscales.

Pocos son los que se acuerdan de la muerte de Marta Rosa López, una joven, oriunda de El Galpón que murió ahorcada, aparentemente producto de un suicidio. Según declaró Ana Fernandez, la casa donde ocurrió el hecho ubicada en barrio San Carlos era de D’Auría, la tenía “para la joda y funcionaba gracias a la complicidad de la policía del lugar”. Nunca nadie se atrevió a tocar el sensible caso.
Otra muerte que roza su figura es la de Mauro Lastero ocurrida este año cuando se dirigía a la localidad de Saravia para alentar al equipo que preside D´auria. El joven fue encontrado sin vida en la ruta en momentos que viajaba desde El Galpón hacia Apolinario Saravia para alentar a Deportivo El Galpón que enfrentaba al equipo Río Dorado por la 2° fecha del Torneo Regional. Hay dos hipótesis: la primera es que lo bajaron del colectivo y lo atropellaron. La segunda es que producto de una pelea lo asesinaron. Hasta ahora domina el hermetismo.

En el último tiempo D´auria se mostró alineado a Mashur Lapad, presidente del Senado, y al igual que en su paso por la cámara baja, no abrió la boca, lo cual resulta lógico para un tipo que le interesa pasar desapercibido en capital pero mantener su poder en el sur provincial.