El #‎NiUnaMenos también generó espacios de reflexión en torno a las problemáticas de las mujeres en diversos ámbitos y las condiciones que lo posibilitan. En la UNSa, la feminista Andrea D’Atri lamentó la injerencia de la iglesia salteña en la educación pública y afirmó que la provincia retrocedió 200 años al respecto. (Andrea Sz)

Andrea D’Atri, dirigente de PTS, psicóloga y especialista en estudios de la mujer es también la fundadora de la agrupación de mujeres Pan y Rosas. El lunes se hizo presente en Salta para brindar una charla a estudiantes y profesores de la Universidad Nacional en la que analizó la situación de nuestra provincia en cuanto a las problemáticas femeninas.

En referencia al tratamiento y responsabilidad de los medios de comunicación y su contradictorio mensaje al abordar las problemáticas de género para seguir cosificando a las mujeres y difundiendo una imagen estereotipada de ellas, Andrea comentó: “En muchos medios se está intentando dejar de naturalizar la violencia contra las mujeres; por ejemplo tratan de no decir ‘crimen pasional’, como antes si se utilizaba. Sin embargo todavía hay medios que son misóginos y muestran permanentemente a la mujer como objeto sexual y además hacen una revictimización de las víctimas de violencia de género, tal es el caso de Melina. Uno de los emblemas de la hipocresía estos días, ha sido Tinelli. Todos sabemos que ha hecho de la cosificación de los cuerpos de las mujeres su éxito mediático y sin embargo convoca a la movilización y contra la violencia hacia las mujeres”.

D’Atri considera que pese a esas contradicciones hay una sana tendencia en algunos periodistas para empezar a decir las cosas por su nombre: “Es un proceso, estamos mejor que años atrás, pese a que algunos medios siguen con eso de ‘lo que vende, es lo que vende’. Es difícil pensar que esto se va a terminar mientras la sociedad esté estructura en la opresión de la mujer. Si no pensamos que eso se debe acabar, difícilmente podremos decir que la violencia en la cultura también se va a terminar”.

La dirigente culminó señalando a Salta como la única provincia del país que tiene injerencia de la iglesia en la educación pública “es una conquista histórica la educación gratuita y laica y Salta ha retrocedido 200 años en esta cuestión”. Y agregó: “La escandalosa responsabilidad de los gobiernos y funcionarios de todos los rangos junto al poder judicial y la iglesia son responsables junto a las fuerzas represivas que funcionen las redes de trata. La precarización laboral de las mujeres, más del 47% de las que trabajamos lo hacemos en condiciones de precarización laboral, y el estado es uno de los mayores empleadores que precariza. Eso significa turnos de trabajos extenuantes y rotativos, horas extras obligatorias y jornadas de más de 12 horas de trabajo que terminan con enfermedades y mujeres que quedan ‘rotas’ como dicen las obreras, quedamos incapacitadas para conseguir otro trabajo con apenas 35 años. La violencia femicida no puede entenderse, sin entender que es el último eslabón de violencias sociales, culturales y económicas, que van construyendo a las mujeres como ciudadanas de segunda categoría”, finalizó.

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El día martes, antes de la marcha, el Partido Obrero también brindó una charla debate con un panel integrado por Cristina Foffani, la periodista Susana Peralta y el integrante de la Comisión de Familiares contra la Impunidad, José Ramírez, tío de Paola Ramírez, encontrada muerta cerca del ex peaje de Aunor.

La periodista hizo alusión a la responsabilidad de comunicadores y medios de comunicación: “Uno de los que contribuye al problema de la violencia hacia la mujer es el periodismo, somos parte del problema y no de la solución”, dijo y dio nombres de casos emblemáticos de mujeres que murieron y fueron doblemente violentadas en los medios. “somos reproductores de significados, entonces podemos tener un rol activo en la solución y dejar de ser el problema”, recalcó.

Cristina Foffani en relación a la marcha “Ni una menos” llamó la atención sobre “el intento de copamiento del estado en la movilización”, señaló bajo el lema con el que marcharon, “el estado es responsable”, que “el estado intentará lavarse la cara con eso de que la sociedad es machista, que la violencia es un problema cultural, y que ellos no tienen la culpa”. Habló de las 13 mil denuncias por año por violencia intrafamiliar y de la responsabilidad judicial. “El problema es cómo el estado se hace cargo de esto. ¿Qué pasa cuando una mujer es golpeada y va a la comisaria? En Capital hay sólo un hogar refugio donde entran apenas 15 mujeres”, mencionó.

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Por su parte Ramírez habló sobre las nulas investigaciones que se realizaron en torno al crimen de Paola: “Desde el boliche Pecas, hasta cerca de la entrada de Aunor hay 33 cámaras de seguridad que justo no funcionaban. Después de 5 días de haber encontrado a Paola, yo mismo encontré ropa en el lugar que ellos no levantaron. Pecas nunca fue clausurado”, dijo. En la semana se conoció que elevaron a juicio la causa por la muerte de la joven madre, sin embargo su tío mencionó que no están conformes con todo lo hecho en torno al caso: “en nuestra provincia están descuidando a nuestras mujeres, en nuestra provincia una chica humilde no le interesa a nadie”.

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Calle tomada

Son pasadas las 15 horas del miércoles 3 de junio, en el parque San Martín se ve a un grupo grande de mujeres con banderas. El solo hecho de ver esa imagen antes de llegar a la plaza 9 de julio -donde más tarde se empezaran a encontrar- es emocionante y una pequeña muestra de lo que pasará después. Mujeres mayores, madres con sus hijos, jóvenes y niñas todas organizadas en las calles con conciencia de querer para todos una vida libre de violencias.

Al llegar a la plaza el ambiente sonoro es copado por la música que proviene de una camioneta con parlantes de donde luego resonarán una y otra vez los numerosos nombres de salteñas victimas de femicidios. “Vamos a la lucha compañera, vamos al frente, que se lo pide toda la gente. Este gobierno defiende a los violentos y cambia al femicidio por crimen pasional. Vayamos todas por la ley de emergencia, ya basta de violencia ni un femicidio más”, se escucha cantar por los parlantes mientras una de las marchas da inicio.

El documento elaborado por las organizadoras en Buenos Aires y que fue leído frente al Congreso en sus primeras líneas dice: “En 2008 mataron a una mujer cada 40 horas; en 2014 cada 30. En esos 7 años, los medios publicaron noticias sobre 1.808 femicidios ¿Cuántas mujeres murieron asesinadas solo por ser mujeres en 2015? No lo sabemos. Pero si sabemos que tenemos que decir basta. En estos años, los femicidios dejaron cerca de 1.500 niñas y niños huérfanos y algunos de ellos están obligados a vivir con los asesinos. El problema es de todos y todas. La solución hay que construirla en conjunto. Necesitamos sumar compromisos para cambiar una cultura que tiende a pensar a la mujer como objeto de consumo y descartable y no como una persona autónoma. El femicidio es la forma más extrema de esa violencia y atraviesa todas las clases sociales, credos e ideologías. Pero la palabra femicidio es además, una categoría política, es la palabra que denuncia el modo en que la sociedad vuelve natural algo que no lo es: la violencia machista. Y la violencia machista es un tema de Derechos Humanos”.

El documento de 6 páginas hace hincapié en las respuestas múltiples que deben darse en torno a los femicidios, “no debe tratarse como un problema de seguridad”, aseguran “exige una respuesta de todos los poderes del Estado, y sus instancias nacional, provincial y municipal, pero también una respuesta de toda la sociedad civil”. El documento culmina con una serie de puntos “ineludibles para recorrer el camino de Ni Una Menos”.