Más de veinte clausuras en la Balcarce ponen en vilo a los comerciantes de la zona Y aseguran que la ordenanza vigente es inaplicable. La misma fue dictada en 2009, cuando Miguel Isa era intendente y Gustavo Sáenz presidía el Concejo Deliberante. (Federico Anzardi)

En los últimos dos meses, la zona del Paseo Balcarce se convirtió en un lugar repleto de irregularidades que hasta enero parecían no existir. Es que desde entonces, el control sobre los locales de la zona se volvió estricto, al punto de alcanzar las 23 clausuras.

“Creemos que la Balcarce perdió su espíritu familiar de turismo y cultural. Vemos desvirtuado el rubro confitería con anexo bailable que en realidad funciona como baile”, aseguró hace dos semanas el subsecretario de Control Municipal, Nicolás Avellaneda, durante el plenario realizado en el Concejo Deliberante.

El funcionario agregó que los miembros del Ejecutivo Municipal están “preocupados por los constantes hechos de inseguridad” de la zona. “Después de las 2 de la mañana la Balcarce se transforma y no podemos militarizarla, pero tenemos que ver cómo solucionar este problema”, explicó.

En la Balcarce se están mezclando dos problemáticas: la de los “constantes hechos de inseguridad” y la falta de cumplimiento de los empresarios y comerciantes de la Ordenanza 13.625, creada en 2009.

Ordenanza cuestionada

La 13.625 es cuestionada por los dueños de los locales de la Balcarce. En el plenario ya lo habían expresado. En aquella oportunidad se alzaron voces en contra de la ordenanza. Una de ellas fue la del empresario Mario Delaloye, quien aseguró: “Estamos atados de pies y manos con los límites de capacidad que fijan una persona cada 3 metros cuadrados. Somos presos de la licencia de la anterior gestión. Estos son puntos grises que debemos resolver y vamos a estar a disposición siempre que existan reglas claras”.

La ordenanza considera a la Balcarce como “un atractivo turístico a nivel provincial, nacional e internacional” que tiene una concurrencia que busca “un sano esparcimiento”. Denomina Paseo Balcarce al perímetro comprendido entre calle Ameghino a Avenida Entre Ríos y desde calle 25 de Mayo a calle Mitre.

La ordenanza expresa que es necesario dictar medidas que provoquen una desconcentración “pausada”, algo que nunca ocurre, ya que a las 5 de la mañana la Policía avanza en bloque y desaloja sin miramientos.

La ordenanza fue creada en 2009, cuando Miguel Isa era intendente y Gustavo Sáenz se desempeñaba como presidente del Concejo Deliberante. El autor del primer proyecto fue Tomás Rodríguez. Esa iniciativa original fue cuestionada aún más que la que entró en vigencia, ya que proponía que los asistentes a los lugares no habilitados para baile no podían hacer nada parecido a un baile. Ni siquiera al lado de su mesa.

En la Balcarce hay dos grupos de bares, restaurantes y confiterías: los que no tienen permitidos espectáculos y/o baile y los que sí los tienen permitidos.

La 13.625, en su artículo 4º, asegura que “los locales tendrán el 70% de superficie destinada al rubro principal bar, restaurante, salón de eventos confitería y el 30% restante para el anexo “espectáculo artístico y/o baile público”, “no pudiendo retirar el mobiliario para ampliar el sector destinado al Baile, como tampoco suspender el servicio del rubro principal”. El artículo 7º remarca que “no se considerará como baile público, el que los concurrentes bailen al lado de las mesas o barra”.

“El viernes de Semana Santa, el 26 de marzo, se me hizo una clausura por ‘encontrarse gente bailando’”, cuenta Alfredo García, propietario del bar El Zumba, que este fin de semana está cumpliendo trece años. “El Zumba está habilitado como bar sin espectáculos y como no habían tantas mesas y sillas, el inspector consideró que había una pista de baile, en lo que yo disiento”, sigue García, y explica que el límite entre una cosa y la otra “es muy finito”. “¿Quién tiene el criterio para aplicar si es boliche o bar? Si la gente baila a un metro de la mesa ya es pista de baile, si baila pegadito ya no. No tenía nada más fuera de la regla que lo que supuestamente se me aplicaba”. García insiste que con esta clausura se lo señala con una tergiversación de rubro: “Como que yo tengo un bar pero es un boliche. Yo ni tengo un boliche ni quiero tenerlo, pero tampoco puedo agarrar a chorrinchazos (sic) al boludo que baila”, dice.

¿Se aplica?

Para este artículo, algunos empresarios y comerciantes de la zona de la Balcarce no quisieron hablar. Otros prefirieron opinar sin brindar testimonio. Lo que puede recogerse es que la mayoría considera que la ordenanza que rige es inviable porque la realidad es diferente. Algunos de los artículos resaltan un incumplimiento que supera incluso a los férreos controles actuales de la gestión Sáenz. Por ejemplo, el artículo 12º establece los horarios de cierre diferenciales para los locales comerciales. Establece que serán rotativos y que los comercios sin espectáculos y/o baile deben cerrar a las cuatro de la mañana. Mientras que los que bares, restaurantes, salones de eventos y confiterías con espectáculos y/o baile deben terminar su jornada a las cinco. Esto es algo que no se cumple: todos saben que la cosa termina en todos lados a las cinco.

El artículo 20º prohíbe “la entrada y permanencia de personas ebrias o bajo efectos de sustancias estupefacientes en los locales comerciales en el Paseo Balcarce”, lo cual es polémico, porque el estado de ebriedad es difícil de medir sin una de las pipetas de la Policía, por ejemplo.

En su inciso j, el artículo 20º prohíbe “la realización de espectáculos que por sus características son propios del cabaret”, lo cual es, por lo menos, ambiguo.

Las consecuencias

Para García, estas medidas ponen en riesgo la continuidad de los locales. “No es fácil lograr que funcione la maquinaria de un bar, y estar cerrado un mes te pone totalmente en riesgo de perder la continuidad, que la gente vaya a otro lado y se acostumbre a ir ahí y nos vemos. Si yo estoy arrancando, me cerrás un mes y me matás”, expresa.

“Por otro lado, económicamente, es terrible”, agrega. “Porque los alquileres (entre 15 y 70 mil pesos por mes, según el local), los impuestos y la luz rigen igual. A los empleados ¿qué hacés? ¿Les vamos a pagar igual? Yo sí, pero ya no. Se los deberé”, explica.

Un impacto que no es tenido en cuenta es el que se produce de manera indirecta tras las clausuras. En esta bolsa entran las pérdidas de mercadería y de los proveedores que vendían sus productos a los locales que hoy no funcionan. Desde el hielo hasta las especias y los botelleros.

“Si tengo que hacer números, cerrando un mes voy a tardar un año en recuperarme, si me va muy bien después. Dentro de un año vuelvo a ganar”, agrega García.

Trabajadores de distintos locales clausurados y otros con “peligro inminente” (algunos debieron cerrar sus puertas para evitar las infracciones) aseguraron estar preocupados por su fuente de trabajo. Es que las multas, como aseguró García, ponen a los empresarios y comerciantes en un callejón sin salida económico, con falta de ganancia, pérdidas, sueldos, gastos y multas.

Según la ordenanza, las multas pueden oscilar entre las 500 y cinco mil unidades tributarias (cada una posee un valor de $5,20), que se pueden duplicar si se trata de una reincidencia o hasta llegar a la clausura definitiva e inhabilitación por cinco años si se percibe una tercera infracción.

Lo que viene

Esta semana, el miércoles 13 de abril, se conformó la Mesa de Seguridad de la Balcarce, algo que la ordenanza de 2009 establecía pero que nunca se había cumplido hasta ahora. En el artículo 31º, la 13.625 promueve la creación de este grupo presidido por el Director General de Protección Ciudadana, e integrada por representantes de vecinos de la zona, jóvenes “de distintos sectores”, comerciantes, Policía y representantes de la Municipalidad y el Concejo Deliberante.

Lo que está sucediendo también se vincula con la discusión de la zona roja y la negativa de una Municipalidad y de un Concejo Deliberante conservador que, como aseguró Avellaneda, pretende que Salta logre un tono “familiar y turístico”. No es la primera vez que se asegura que lo que se pretende hacer es erradicar lo que no tenga que ver con esa imagen edulcorada que se suele ofrecer al foráneo a la hora de vender las bondades de la ciudad y de la provincia.

La Balcarce con peñas, bailantas, bares de rock y de jazz, karaokes, boliches, restaurantes y salones es un espacio que tiene en la diversidad a uno de sus atractivos más interesantes. Una condición que parece estar amenazada por estos días.