Esta noche se estrena la obra “El jardín dormido”, una versión del tan conocido drama de Sófocles, Antígona. La cita será en La Ventolera a las 22 horas. La actuación estará a cargo de Marité Cervera, la dirección general es de Roxana Lugones y la música original por Emiliano del Alba.
Hoy es el estreno, pero si usted, por una u otra razón, no puede asistir esta noche a La Ventolera, no se preocupe, porque la obra se puede también disfrutar durante el resto de los fines de semana de diciembre en el mismo lugar. El 6, 7, 8, 13, 14, 15, los viernes y sábados a las 22 horas, y los domingos a las 20. Las entradas tienen un costo de 40 pesos y desde la organización recomiendan comprar anticipadas porque el cupo de la sala es limitado (25 personas). Pueden hacerlo los martes y jueves de 9 a 12 y miércoles de 17:30 a 20:30 al Tel: 422-1275.
El jardín dormido se inscribe en una larga tradición de reescrituras de esta tragedia de Sófocles, en la cual se plantea un debate sobre el ser humano y el Estado. “Es por esta razón que adquiere un carácter universal y político. Porque mientras el hombre viva con otros hombres necesitará organizarse de una manera determinada y eso generará cuestiones que deberán resolverse. Y esas cuestiones van mucho más allá de cualquier coyuntura”.
“La obra plantea un debate muy interesante sobre la Ley. Antígona se debate a sí misma entre la vida, la ley y la muerte. Intenta y de hecho concreta el entierro de su hermano muerto a expensas de poner al límite su propia vida. Se llena de coraje y obedece a las leyes divinas, por encima de las leyes impuestas por su tío Creón, rey de Tebas, que impiden y castigan con la muerte a quien se atreva a dar santas sepulturas al cuerpo de Polínice, hermano de Antígona”.
“Este unipersonal, además de retomar el mito, recuperar los momentos más íntimos e internos del sentir del personaje, esos instantes en que Antígona enfrenta poco a poco la muerte. La despedida de sus seres queridos sin que estos sepan que ella atraviesa semejantes circunstancias, planteando así el dolor insuperable de lo injusto, de lo existencial en sí mismo”.