El 45% de los habitantes del departamento salteño de Rivadavia viven en ranchos, el 80% usa baños sin descarga de agua, el 68% carece de heladeras, 94% de computadoras y el 99% de teléfonos; 11% de analfabetos y un porcentaje similar con problemas de nutrición. El fracaso de un tipo de política en toda su dimensión. (Daniel Avalos)
El título de la obra maestra de Joseph Conrad (El Corazón de las Tinieblas, 1902) grafica bien a un departamento donde el Estado ha llegado sólo fracasar. Se trata del departamento de Rivadavia que, súbitamente, alcanzo la fama nacional por el informe televisivo que evidenció el alto grado de desnutrición que existe en ese lugar habitado, según el Censo 2010, por 30.429 personas que residen en tres municipios: Rivadavia Banda Norte (9.754); Rivadavia Banda Sur (8.866) y Santa Victoria Este (11.809). Los problemas de desnutrición registrados por las cámaras de televisión conviven allí con otros rasgos típicos de la pobreza que el censo 2010 permite visualizar clara y distintamente. Y lo hacen con una crudeza de números que vuelven impertinente cualquier intento de prosa elegante.
De las 6.656 viviendas habitadas según el Censo; 2.412 son ranchos y otras 465 son casillas de madera. En esas precarias viviendas viven 13.462 personas: el 45% de la población. Si los optimistas que siempre existen argumentaran que las 16.540 personas restantes que viven en alguna de las 3.711 casas escaparon de la pobreza de los que habitan ranchos o casillas… se equivocan. Otras cifras permiten afirmar que muchos de los que habitan esas casas son igual de pobres que los miles que habitan las construcciones más precarias. De los 7154 hogares (tecnicismo censal para identificar familias nucleares que pueden habitar una misma construcción) sólo 1472 cuentan con sanitarios con descarga de agua, mientras los restantes 5.682 carecen de ese tipo de descarga y hasta de retrete. De esos hogares, 4.825 no cuenta con heladeras (67,5%); 6.681 no conoce las computadoras (93,5%); y 7.042 no posee un teléfono de línea (98,5%). Esa son algunas de las características del escenario en donde el nivel de desnutrición llega al 10% según el Anuario Estadístico 2012 publicado por el propio gobierno provincial. Porcentaje escalofriante, pero similar al de las personas mayores de 10 años que no saben leer ni escribir: 2.384 sobre una población total de 21.981, representando casi el 11% de la misma.
Nacido en el cuarto mundo
Rivadavia, entonces, ni siquiera puede ser clasificada entre los típicos poblados del Tercer Mundo en donde una elite rica suele rodearse de una clase media estrecha y una sobredimensionada mayoría de pobres porque allí, en Rivadavia, ni siquiera hay una estrecha clase media.
Sorprendidos por el impacto del informe televisivo, el gobierno sólo atinó a reconocer lo evidente, lamentar que el mismo tenga una supuesta intencionalidad electoral que busca perjudicarlo, e insistir en que se esfuerzan por acabar con años de postergación. El caballo de batalla para ejemplificar lo último es el Fondo de Reparación Histórica que destinó $924.060.000 a los tres departamentos hidrocarburiferos para un plan de obras que ayude a remediar las carencias existentes: 265 millones para financiar 57 obras en Orán; 243 millones para 66 obras de San Martín; 338 millones para las denominadas obras interdepartamentales y $77.050.000 para financiar 48 obras en Rivadavia
El fantasma de la somnolienta gestión del ejecutivo provincial amenaza, sin embargo, la ejecutividad del mismo. Y es que los $77.050.000 que deben financiar 48 obras del departamento de Rivadavia denotan una lenta ejecución. A dos años de su aprobación, sólo cinco obras se concretaron de las 19 aprobadas por un total de $23.100.000 para Rivadavia Banda Sur, las 15 que implican $28.000.000 en Santa Victoria Este y las 14 obras por una suma de 25.950.000 en Rivadavia Banda Norte. Las cinco ya inauguradas significaron $5.656.076, que representa sólo el 7,34% de los 75 millones destinados al departamento. Otras nueve están en ejecución y costaran al estado $16.600.000, representando el 21,54% del presupuesto total. Las 34 restantes están paralizadas. Dos poseen un convenio firmado, doce están en proceso de licitación y de las 20 restantes nada se sabe. Lo que sí se sabe es que en los 34 casos el avance es cero. Confirmarlo es fácil. Hay que ingresar al sitio oficial del gobierno, dirigirse al link titulado “Fondo de Reparación Histórica” y una vez allí, hacer otro clic en las ventanas “Listado de Obras” y “Avances de obras”. En la primera se accederá a una planilla con las 175 obras aprobadas por ley. En la segunda a las que efectivamente se realizaron, las que están en ejecución, las que sólo fueron objeto de la firma de un convenio y las que recién se están licitando. Nada encontrara de las faltantes porque en la web oficial no hay registro de ellas. De las 44 no registradas; 20 son de Rivadavia.
Zapato de charol en plaza de pueblo
Algunos de los políticos que surgieron en el departamento forman parte importante, sin embargo, del establishment del poder provincial. De allí surgió, por ejemplo, el inefable Atta Gerala que cargando con innumerables denuncias penales competirá por una banca en diputados por el justicialismo. De allí también proviene el vicepresidente de la Cámara de Senadores Eduardo Mashur Lapad que a cargo del ejecutivo cuando gobernador y vice gobernador se ausentan de la provincia, está involucrado en la firma de decretos que significaron escándalos de corrupción en tiempos de Romero. Los intendentes Leopoldo Cuenca de Rivadavia Banda Sur y Moisés Balderrama de Santa Victoria Este, son señalados como discípulos aplicados de Atta Gerala en lo que a meteórico enriquecimiento personal se refiere. Cuenca maneja a su antojo $12.210.991 que según el presupuesto 2013 percibirá por coparticipación, Fondo Federal Solidario y Descentralización de la Ayuda Social. Balderrama, mientras tanto, contara este año con $14.046.159 por los mismos conceptos. Montos exiguos para resolver los déficits estructurales de sus municipios (suponen $1.374 anuales por habitantes para el primer caso y $1189 para el segundo), pero que en manos de esos intendentes es fuente de un desmanejo que enriquece a pocos.
En el triunfo de ellos está inscripta la derrota de miles de habitantes de Rivadavia que conviven con el hambre, el analfabetismo y una vida cuyo único horizonte parece reducido a la precariedad y a la incertidumbre. Lamentable condición que es el resultado no de la ineptitud de la política para resolver los problemas, sino de algo peor: la impunidad de muchos políticos que subordinan a sus intereses la depredación de los bosques, la expulsión de comunidades y campesinos de sus tierras y las manipulación de los pobres para que los jefes comunales se conviertan en tiranos que proveen de algunas migajas a un estrecho círculo.

Un claro ejemplo de esto último puede observarse en el accionar del intendente Leopoldo Cuenca de Rivadavia Banda Sur. En una auditoría que evaluó el ejercicio presupuestario del 2010 y del primer semestre del 2011, se consignó, entre otras cosas, que el intendente nombró a familiares directos en cargos que las normas prohíben. Se trataba de la CPN Ángela M. Cuenca que asumió como Receptor Fiscal del Municipio, y Eladio A. Cuenca que asumió similar cargo en la Delegación de la Unión. En el mismos periodo, un asesor legar le costó al municipio $19.200 durante todo el 2010 y $13.800 en la primera mitad del 2011. Otro asesor, esta vez contable, le significó al municipio durante el primer semestre del 2011 $24.000. Se trataba de un profesional que firmó en nombre del Estudio Contable Herrera & Asociados que además del dinero logró un espacio físico y los implementos necesarios para trabajar, aunque los auditores informaron que “No existen evidencias de la actuación concreta del asesor contable en la sede municipal cumpliendo la labor administrativa de referencia”. Menos ambicioso, un asesor Agrimensor e Ingeniero percibió en el primer semestre del 2011 $14.000.

Esos potenciales ñoquis, junto a los 3 intendentes, 15 concejales, 3 diputados provinciales, el senador y la planta política de los tres ejecutivos municipales son, sin duda alguna, algunos de los que habitan las 112 viviendas que en un departamento con 6.656, tienen el privilegio de contar en medio de la pobreza extrema con una línea telefónica según el Censo 2010.

La gran Villalba

Cómo había ocurrido en Salvador Mazza cuando gobernaba el prostibulario Carlos Villalba, los técnicos de la Auditoria recomendaron que en Rivadavia Banda Sur se impulse una acción judicial que establezca la responsabilidad del intendente Cuenca en la mala administración de los recursos. La recomendación nunca se concretó. El informe definitivo se publicó en la web del organismo en diciembre pasado y fue lapidario con la gestión de uno de los intendentes que gobierna el departamento con mayores registros de desnutrición en Salta. El informe comparte un rasgo similar con el que evaluó al ahora destituido Carlos Villalba. Concluyó que “en atención a las observaciones formuladas (…) correspondería la aplicación de la normativa contemplada en la Res. AGPS Nº 20/04”. Esa resolución busca proveer a la Auditoría de un reglamento para que el Estado se haga de herramientas que fundamenten la acción judicial que haga efectiva la responsabilidad civil de los funcionarios “ante la existencia de un perjuicio de significación para el Fisco”. También como en el caso Villalba, las autoridades de Auditoría General nunca acataron la recomendación que de haber sido cumplidas, se debía conformar la Gerencia de Investigaciones Sumarísimas.

La recomendación de los técnicos era pertinente. Y es que concentrados en evaluar las ejecuciones presupuestarias, el estado de la tesorería, las deudas municipales y la gestión de los recursos, los peritos señalaron 123 irregularidades. Las mismas se notificaron al intendente para que hiciera su descargo, aunque convencido de que en la provincia cualquier cosa que se haga nunca acarrea consecuencias, Cuenca prefirió no responder. Algunas de las 123 irregularidades tuvieron que ver con las políticas que deben ayudar a paliar la mala nutrición. Los auditores descubrieron que respecto a los subsidios, subvenciones y ayudas que el Municipio entrega a personas carentes de recursos, no existía registro alguno de los beneficiarios. Espantados, los auditores fueron en busca del Secretario de Gobierno, Fermín Salazar, para saber porqué. Salazar respondió que no hacía falta. Que los subsidios cuentan con su autorización y que no se efectúan padrones ni relevamiento porque “en el pueblo son pocos y todos conocen las necesidades”. Lo que no dijo Salazar y tampoco los auditores es que Rivadavia Banda Sur recibirá este año $4.186.093 en concepto de ayuda social y que se trata de dinero efectivo. Demasiado como para que los funcionarios se crean con poder para administrarlo a ojo.
En Rivadavia Banda Sur, sin embargo, todo parece administrarse así. De allí que la sorpresa de los auditores no fuera menor cuando descubrieron que la Tesorería no posee ningún sistema o registro que permita administrar los conceptos financiero, contable y patrimonial; que los cheques son librados con la única firma del intendente sin las otras dos que permiten el control sobre la disposición de los fondos; o que la ejecución presupuestaria no se ajustaba a los conceptos contenidos en el presupuesto, situación que llevó a los auditores a redactar una planilla consignando los desvíos de partidas más abultados. Hubo más. En la primera mitad del 2011 el municipio realizo 56 compras por $1.700.445. Ninguna de ellas contaban con legajo o expediente que permitiera algún tipo de control y 23 ni siquiera contaban con resolución municipal que las aprobara. Una de esas operaciones incluyo la compra de un camión VW por el que se pagó $83.920. Como los registros eran insuficientes, los auditores entrevistaron al Secretario de Gobierno y al Responsable del Parque Automotor para que aclararan la situación. El primero declaró que durante el período auditado “solamente se compro una camioneta Hilux que utiliza el Intendente”. El segundo enumeró, entre los bienes de propiedad Municipal, “un camión cisterna marca Volkswagen año 2010 en muy buen estado de conservación”. Los antecedentes sobre la compra nunca aparecieron. Las contradicciones entre los funcionarios, por su parte, nunca fueron aclaradas.