Pese a que desde el Comité Provincial del Partido Obrero lo trataron de “usurpador” y le pidieron su renuncia, Borelli a través de un comunicado anunció que armó un monobloque.

A continuación reproducimos el comunicado del diputado provincial:

Sobre mi ruptura con el Partido Obrero

La decisión política más difícil se me ha presentado como ineludible. He intentado desde mi primer día de vocero público ser totalmente honesto y frontal con el pueblo de Salta. Hoy me toca reconocer públicamente la necesidad de dar un paso al costado de la organización de la que fui parte, y a la cual aporté lo máximo posible en estos últimos 13 años.

A continuación mi posición: La situación del país y el rol de la izquierda Empecé mi militancia en 2006, convencido de que la próxima crisis económica capitalista llevaría a la izquierda a una posición de poder, a una respuesta frente al descalabro de un capitalismo argentino chico, primario, con una industria débil y de escala pequeña. Es claro que Argentina es un gran perdedor histórico y lo seguirá siendo mientras no se plantee una solución estructural a estos problemas. Ajustarse indefinidamente para pagar la deuda o para competir en el mercado mundial devaluando el peso, son recetas que fracasan una y otra vez, que enriquecen a unos pocos sectores y que nos llevan a nuevos ajustes y nuevas deudas. La solución no puede ser sólo el rechazo a estas medidas sino que debe haber una respuesta integral: con planificación económica clara pero también con una plena conciencia sobre los recursos naturales esenciales. Es necesario un sistema crediticio viable, una propuesta frente al boom del litio, de las energías renovables y a las necesidades que impone el cambio climático. La izquierda está compuesta por organizaciones de no menos de cuarenta años en la escena política. Conocen en general estos problemas mejor que quien escribe, sin embargo casi no desarrollaron un programa socialista como propuesta a la crisis sino que se han abocado a planteos sindicales o a ofrecer consignas aisladas cuya aplicación nunca es explicada. Mis ex compañeros son gente luchadora, defensora acérrima de los trabajadores y de lo que consideran justo, pero sus métodos de construcción no los comparto ni creo que pueda modificarlos. Esto lo he dejado plasmado por escrito en varias oportunidades e incluso al renunciar. Los desafíos venideros Lógicamente, sigo defendiendo los intereses de los trabajadores y la población en general.

La conformación de un monobloque no implica la estructuración inmediata ni de un nuevo partido ni fuerza electoral, tareas a mediano plazo. Por lo pronto, desde mi banca he desarrollado una agenda mínima y pretendo concluirla por respeto a quienes me apoyan. He conseguido con gran esfuerzo la aprobación de la ley para crear el Jardín Botánico de Salta y hoy soy parte de su directorio, invitado por las autoridades de la Escuela Agrícola. Desde allí pretendo hacer el mayor esfuerzo para que la propuesta dé sus primeros pasos, que son los más difíciles e implican la obtención de recursos, la diagramación concreta del espacio y sus funciones. Sería un logro para toda Salta e invito a los interesados a participar.

He discutido con el instituto de Derecho Animal del Colegio de Abogados para avanzar en diversas iniciativas con respecto a un tema imprescindible para todo aquel que se precie de defender la armonía entre el hombre y naturaleza. Por otro lado, la situación de la basura y su tratamiento, tanto en Salta como el valle de Lerma, ha llegado a una situación de colapso. El ultimátum puesto por la Justicia a la intendencia capitalina, producto de las denuncias del PO, de las cuales fui parte impulsora desde un principio, sobre el vertedero San Javier, llevan, desde mi punto de vista, a un replanteo integral acerca del depósito y tratamiento de los residuos. Agrotécina Fueguina cobra cifras millonarias por un vertedero que contamina probadamente y la solución sólo puede venir con una acción del pueblo de Salta para terminar con el desmanejo y ponerlo bajo control democrático de la población. Incluso existen experiencias en otros distritos del país en tal sentido, como en Rafaela. Pretendo plasmarlo en un proyecto y pediré el apoyo de todos los interesados. Viene al caso recordar que años atrás, una patota sindical me agredió en las puertas de la empresa mientras insinuaba que nuestra posición era contraria a los trabajadores de la recolección. Nada más falso: tengo el mayor respeto por estos trabajadores y mi propuesta mantiene sus puestos de trabajo, conquistas y escalas salariales. Es claro que en medio de tamaña crisis, cualquier reforma como las enumeradas no tienen el camino allanado: las conquistas sociales retroceden. Lo he vivido incontables veces como parlamentario. Incluso muchas leyes hechas no se aplican, pero es mi obligación colocar ante la población las propuestas que estén a mi alcance, sean de fondo o coyunturales. Sobre algunos trascendidos, no apoyo a Guaidó en Venezuela y rechazo la injerencia norteamericana. Pero también creo que la izquierda debe condenar el atropello de los derechos humanos. Que en otros países la situación sea peor, no es pretexto para no cuestionar las políticas que llevaron al hambre y la opresión del pueblo venezolano. Por último: la posición de parlamentario no puede ser un lujo ni un trampolín para el ascenso social. Quienes me conocen saben cómo soy y cómo vivo. Los parlamentarios deberían ganar un sueldo acorde a su función, sin igualar para abajo ni superar el salario de un trabajador calificado. Mientras eso no esté establecido por ley, donaré el porcentaje restante a organizaciones sin fines de lucro y a aquellos sectores que estén en pie de lucha, hasta finalizar mi mandato. Luego de lo cual retomaré mis tareas profesionales sin abandonar mi militancia