El Ateneo Jauretche redactó una carta abierta al presidente. Aprovechan la visita del mismo a Salta y enumeraron aspectos que, dicen, hacen de Macri un restaurador liberal que conducirá al país a una nueva crisis social y endeudamiento extremo.
El escrito fue compartido en la cuenta de Facebook del grupo. Publicamos a continuación de manera íntegra el mismo:
“Señor presidente, evitemos los rodeos para ir al grano: lo único que podemos resaltar de los seis meses de su gestión es que su arribo a la Casa de Gobierno se haya producido por el voto popular y no por la violencia militar que entre 1930 y 1976 fue al auxilio económico y político de los sectores a los que Usted pertenece.
Reconocemos su legitimidad, pero como la democracia supone criterios de convivencia más no de verdad, vamos a señalar aquí aspectos no menos irrefutables: los intereses que Usted representa, el tipo de propiedades y patrimonios que ostenta, los aliados políticos y económicos con los que cuenta o los exabruptos siempre ofensivos para con los sectores populares en el que incurren sus funcionarios, sólo anuncian para el pueblo argentino un desamparo que ya puede visibilizarse en estadísticas de todo tipo.
Las denuncias en su contra en torno a los Panamá Papers desmienten la supuesta transparencia de quienes, jurando no provenir de la política, se declaran inmunes al vicio de la corrupción. Su caso y el de muchos funcionarios suyos confirman que los CEO empresariales sí se valen del control de decisiones políticas y económicas para acumular y esconder riquezas con mecanismos reñidos con el bien nacional.
Su caso personal lo ilustra bien: el origen de su riqueza se vincula a décadas de negociados con el Estado que hoy le permiten especular financieramente en el exterior con firmas offshore que escandalizan “al mundo serio” al que usted dice querer emular, aunque en los hechos haya evitado ejercitar la emoción de la vergüenza al negar una y otra vez acusaciones que el paso de los días fue mostrando como ciertas.
Si esa es su situación personal, la de su gobierno es la de ser la antítesis de aquellos que priorizaron la distribución de la riqueza, la diversificación de la estructura productiva, el impulso del consumo interno, la revitalización de la industria nacional, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, al desendeudamiento externo o políticas de integración regional que permitiera a los pueblos de nuestro castigado continente insertarse en el mundo en condiciones más dignas a las pretendidas por los poderosos de siempre.
Su gobierno, en cambio, representa el intento de modificar esas orientaciones en favor de un libre comercio que ahoga el trabajo nacional, promueve la timba financiera, las políticas de endeudamiento que provee a bancos de millonarias comisiones y reprimariza la economía para favorecer a grandes agentes económicos que explotan nuestros recursos naturales mientras compatriotas nuestros son condenados a un peregrinar conmovedor en busca de un lugar donde vivir.
Las consecuencias de todo ello ya se ven con claridad: miles de compatriotas expulsados de sus trabajos a lo largo y ancho del país en nombre de un “sinceramiento” que en el fondo pide a muchos argentinos que se resignen a ser la resaca de la rapiña neoliberal; millones de connacionales obligados a cambiar de hábitos de consumos para seguir sobreviviendo porque, según los exabruptos de sus funcionarios, el derecho a servicios elementales es un mal hábito del que los sectores populares deben despojarse.
Sin olvidar tampoco que tras su visita a estas tierras, donde un patriota como Güemes dio su vida para ayudar a liberar al país y al continente, partirá usted a Colombia para coquetear con una Alianza del Pacifico que, promovida por los Estados Unidos para horadar las iniciativas del UNASUR y restarle influencia a nuevos socios comerciales del continente, lo inclina a usted a subordinarse ante un imperio al que apoya y del que espera una lluvia de dólares siempre anunciada pero nunca concretada. Será Usted parte de una foto bien distinta a otra que reunió no hace mucho a quienes haciéndose cargo de la crisis que modelos liberales como el suyo generan, mejoraron las condiciones de vida de los latinoamericanos y promovieron un posicionamiento digno de la región ante el mundo.
Hablamos de las fotos que reunían a un presidente brasileño mestizo y sindicalista; al patagónico estrábico que calzaba mocasines para desafiar a los organismos internacionales de créditos a los que Usted pide disculpas por el destrato al que supuestamente eran sometidos; al indio aymara que se pasea de zapatillas por las plazas de su andino país; al economista ecuatoriano que movilizó tropas cuando la llamada lucha contra el terrorismo promovida por Estados Unidos y ejecutadas por sus aliados colombiano invadió su Ecuador natal; y a ese mulato venezolano y locuaz siempre dispuesto a agitar el continente para que la promesa de mayor soberanía continental se expandiera aún más, tal como muchos sectores organizados lo siguen haciendo para evitar que la arremetida liberal de la que Usted forma parte no se lleve puestas los derechos alcanzados por el pueblo de la Nación.