Prensa Obrera, el ya mítico pasquín de la izquierda argentina editado por el PO, dedica en su último número un extenso artículo a la situación de la Ciudad de Salta. El firmante es el capanga de la bancada roja en el Concejo Deliberante, Arturo Borelli. (Gonzalo Teruel)
Borelli denuncia sin rodeos que la intendencia de Miguel Ángel Isa “está inmersa en una crisis indisimulable”. “Es responsable del vaciamiento de las dependencias municipales encargadas de la obra pública para favorecer a contratistas, los que triplican los gastos por sobrefacturación para obras y servicios de pésima calidad. Sostuvo este esquema con impuestos crecientes. Pobló la municipalidad con sus personeros políticos, mientras pulverizaba la carrera municipal y recurría al trabajo precario”, denuncia Borelli sin mayor criterio periodístico o literario en el primer párrafo de la nota.
A continuación explica que “este esquema, que contó durante sus 11 años de gestión con el apoyo de -Juan Carlos y Juan Manuel- Romero y de Urtubey, viene haciendo agua” y acusa una especie de conspiración planetaria contra los salteños por parte de los gobiernos nacionales y provinciales y de la “oposición cómplice, desde Romero y -Alfredo- Olmedo hasta Libres del Sur”.
Un dato concreto parece darle la razón a Borelli. “Nación envió 70 millones menos de lo presupuestado, mientras que adeuda cuotas del costoso Canal de los Manzanos”, asegura el concejal para explicar que “nuestra victoria en 2013 se inscribe en esta crisis y es fruto de una firmeza programática y metodológica”.
A partir de esa “firmeza programática y metodológica”, justamente, el pelilargo dirigente reproduce el plan de acción de los salteños seguidores de León Trotsky. “Nuestro partido nunca se planteó como un relevo administrativo del actual Estado. Siempre hemos planeado que convocaríamos a una asamblea constituyente soberana para terminar de raíz con un régimen de contenido antiobrero y metodología antidemocrática”, amenaza.
“Proponemos un gobierno basado en el concejo legislativo, cuyos miembros sean electos y revocables, y su remuneración no supere la de un docente con determinada antigüedad. Este cambio suprimiría la redirección de partidas presupuestarias para ítems como la publicidad oficial y para contratos de obras y servicios fuera del control popular. Impulsamos la creación de consejos electos y revocables en los barrios, y la formación de una asamblea municipal de concejos para discutir las prioridades económicas y sociales de la gestión”, profundiza Borelli sin explicar en qué momento ni con qué recursos, por ejemplo, terminaría un gobierno del PO la obra de Los Manzanos.
Entre tanto planteo altisonante, eso sí, propone un par de cosas posibles: la gestión municipal de la obra pública bajo el control de los trabajadores y de los consejos barriales; y acabar con la tercerización y la precariedad laboral, encuadrando a la totalidad de los trabajadores en los convenios colectivos. Lamentablemente, el referente del PO no explica por qué un bloque con 9 miembros -sobre un total de 21 que tiene el Concejo Deliberante- no pudo tan siquiera imponer el debate de esos temas en las sesiones del año que se va terminando.
Promediando su artículo, el edil hace mención a un tema de candente actualidad. “El escándalo de la refacción de las peatonales, en las que se han gastado ya más de $20 millones para una obra que no cumple ni con las normas de seguridad básicas ni con su plano original, es expresión máxima de la discrecionalidad y los negociados con las contratistas”, denuncia y enfatiza que “el gobierno que niega agua a los barrios periféricos, gasta millones sin reservas a pedido de la Cámara de Comercio”.
Además, propone terminar con esos y otros problemas como “el carácter regresivo del esquema tributario municipal” y “las necesidades habitacionales imperiosas de los salteños” mediante una Asamblea Constituyente que redacte una verdadera y genuina nueva Carta Orgánica contra “Isa, el romerismo y el olmedismo [que] están empeñados en blindar al régimen político actual” a través de una “una contrarreforma para proteger la impunidad y la corruptela”.
Desde Buenos Aires y para todo el país, Prensa Obrera otorga a la política salteña un buen espacio y está bien que así sea. En buena medida, la experiencia liderada por Claudio Del Plá, Pablo López y Arturo Borelli constituye la vanguardia del movimiento obrero que, ya incorporado al sistema político burgués, enfrenta el enorme desafío de sostener en 2015 el enorme caudal de votos con que la ciudadanía manifestó su hartazgo a los partidos tradicionales en las últimas elecciones.