El asilamiento acentúa las desigualdades de los barrios más vulnerables de la ciudad de Salta.
«Mi oficina será en los barrios» la recordada frase lanzada por la intendenta capitalina Bettina Romero se quedó solo en palabras pese a los esfuerzos de todo su equipo de marketing y publicidad de hacerla parecer comprometida y de su propia impostura.
Vecinos y vecinas de la olvidada zona este aseguran que los funcionarios ni se aparecieron por el lugar.
“La situación en Villa Floresta al igual que la situación de todos los barrios populares de la Salta y de la Argentina, está muy complicada ya que la cuarentena no se vive de la misma forma que en un barrio que cuenta con todos los servicios básicos como un centro de salud. La gente aquí anda como si nada, además muchos de los que viven aquí viven con lo que ganan del día a día y no tiene otra forma de subsistir”, comentó Guadalupe de la Mesa de Barrios Populares de Salta. Al mismo tiempo recordó que los precios de los comestibles “están muy caros”. “No hay control en el barrio, los robos son una moneda constante”, aseguró. “No es fácil vivir en cuarentena en barrios como este. Si ya vivimos en el olvido imagínate ahora está mucho peor”.