Durante la Cátedra de Derecho Civil de modalidad a distancia dictada por la Universidad Católica de Salta, la abogada Alejandra Echeverry cuestionó la Ley de identidad de género.
La abogada Alejandra Echeverry, durante el dictado de la cátedra Derecho Civil de la modalidad a distancia dictada por la Universidad Católica de Salta, se refirió a la Ley de Identidad de Género de Argentina, que lleva el número 26.743.
De manera simplista, la abogada relató: “Yo mañana me levanto y me siento Marcelo, puedo ir al Registro Civil sin tener que hacer juicio y ponerme de nombre Marcelo. Y no tengo que cambiar mi aspecto, no tengo que operarme no tengo que nada porque la ley no me exige nada de eso”, describió la letrada en su clase.
La abogada de la institución católica además señaló que algunos de los artículos de dicha ley “la espantan” y se refirió a los cambios de identidad autopercibida de los menores de edad. “No puedo dejar de manifestarme en contra de esta ley”, aclaró.
Además instó a sus alumnxs a que “googleen” sobre el caso de “Lulú”. “Le permitieron a un chico de 5 años que se llamaba Manuel cambiarse el nombre, la partida de nacimiento a los 5 años de edad”, repitió «espantada».
Y aunque la abogada aclaró que lxs menores están protegidos por ley y deben ser respetadxs en su interés superior, mencionó: “Un chico de 5 años no creo que tenga la madurez suficiente para decidir sobre el género, algo que lo va a condicionar el resto de su vida”. Aunque seguidamente ella misma se interrumpió, se preguntó y se respondió: “Perdón, no sé si el resto de su vida, ¿se puede arrepentir el que se cambia el género?, sí; me permiten, pero es a través de un juicio”.
Caso Lulú
El psiquiatra y psicoanalista Alfredo Grande es uno de los terapeutas que siguen la historia de Lulú. Se preocupó por aclarar que el marco que le dan al abordaje que recibe es “sostener el deseo de Lulú” y que no se trata de patologizar su cuadro, sino de comprender que una historia de vida así resulta conflictiva en sí misma. Para ayudarla, destaca, se le debe dar un nuevo DNI acorde con su identidad de género.
“La identidad de género tiene que ver con la identidad por mandato y por deseo. En el marco actual, la única que se manifiesta en una cultura represora como la nuestra es la identidad del mandato, que es biológica y cultural. Lulú contradice los dos mandatos. Al ser una interpelación al doble mandato, se convierte en analizador. La identidad se construye desde los más profundos deseos. Son muy pocas las personas que han podido enfrentar esos dos fuertes mandatos. Una persona heterosexual no se lo cuestiona porque encaja en el mandato cultural y biológico. Lo que el espejo de Lulú refleja, no se refleja en ningún espejo. Un nuevo DNI es importante porque funciona como espejo. Hoy ella no se reconoce en ese espejo. Cuando uno tiene una imagen en la que se reconoce, encuentra armonía, coherencia. Si usted se ve en el espejo y ve a Lita de Lázzari, por ejemplo, enloquece. No tener ese espejo, para Lulú es terrible. Es una niña que está en riesgo”, explicó Grande a Página 12.
“El tema de Lulú es que no ve nenas con pene. En toda su escolaridad primaria Lulú va a necesitar muchísima ayuda. Si no es reconocida desde el DNI, no existe. Es terrible. No sé si un funcionario entiende este nivel de análisis”, se pregunta el psiquiatra. “A esta nena contrariada en su deseo se la pone en un lugar de altísimo conflicto”, afirmó.
El caso de Salta
Se convirtió en la persona más joven de Salta en cambiar su identidad de género en el DNI.