En las 927 listas que competirán en las internas de octubre están los personajes que sin irse nunca, vuelven al ruedo luego de ser asesores, periodistas oficialistas con envidiables pautas, ex intendentes que fueron diputados, antes senadores y así… ad nauseam. Cuatro de ellos llevan juntos más de un siglo en cargos políticos. (DOM)
Todo pasa. Dicen que todo pasa. Pero alcanza con mirar las 927 listas presentadas para las próximas internas abiertas para darse cuenta de que nada ha pasado; que esos espectros que pensábamos dejados atrás habían permanecido ocultos, disimulando sus presencias. Jamás se fueron, simplemente habían conseguido ser menos visibles: nombrados como asesores con envidiables pautas publicitarias en los medios, o simplemente con un enroque de cargos: estos cuatro años como intendente, cuatro como diputado, cuatro como intendente, cuatro como senador, y así hasta casi el infinito.
Desde luego, no son los únicos. La renovación de casi la mitad de las bancas de la cámara de diputados de la provincia y la de Senadores, al igual que de concejales de todos los municipios, ha despertado la codicia de muchos: hay más de 10.200 candidatos. Algunos -no está mal decirlo- anhelan realmente ayudar a las personas y creen que la política es una herramienta para mejorar la sociedad. Otros, sin embargo, sólo quieren un puesto y lo quieren ya. Por eso hay tantas listas.
La palabra que más se usa en una elección es “cambio”. Entrar en un cuarto oscuro y poder elegir entre distintas boletas otorga esa sensación: uno puede modificar la realidad. La palabra “cambio” es, también, comodín de los políticos. La utilizan los opositores todo el tiempo. En estas elecciones la utiliza, incluso, el oficialismo, aunque un cambio que prometa continuidad es claramente un oxímoron.
A las urnas, finalmente, hay que ir. Se trata de 927 las listas presentadas y 10.200 los candidatos, entre los cuales hay gente que vale la pena y otros, la mayoría, que no como el Abel Ramos, al hermano del intendente de Tartagal, Jorge Guaymás, el oscuro intendente destituido de Salvador Mazza y tantos otros que por cuestiones de espacio sólo reduciremos a cuatro.
Rivadavia retrocede
Cuando Marcela Carabajal asumió el 10 de diciembre de 2011 la intendencia de Morillo, después de varios mandatos consecutivos de Atta Gerala (quien venía alternando cargos, siempre sintiéndose como en casa, desde la época del proceso militar), salió a gritar a los medios: “Recibimos la intendencia sin nada, se llevaron todo.” Y no hablaba metafóricamente. Atta Gerala literalmente se había llevado todo: casi millón y medio de las arcas municipales, todos los documentos y libros de las cuentas municipales, hasta el motor recién comprado para un camión que se utilizaba las inundaciones: el camión viejo estaba ahí; el motor, no.
Además del faltante de ese dinero, otra causa por la que debería estar rondando en los juzgados es el robo de madera en Rivadavia Banda Norte.
Recordemos el incidente de la madera. En 2011, policías detuvieron a nueve personas por el robo de maderas, Tenían 280 rollos de palo santo cortados de forma ilegal. Pero la sorpresa de todos fue que los detenidos sindicaron a un mismo autor “intelectual” (aunque intelectual no es una palabra correcta para designar al instigador): el todavía intendente Atta Gerala Los nueve detenidos en estos momentos están prestando declaración indagatoria ante la jueza correccional Susana Vásquez, con asiento en la localidad de Tartagal. Los detenidos declararon que estaban en ese lugar realizando ese trabajo de tala ilegal por orden del propio Atta Gerala. El camión y el tractor en el que trasladaban lo robado eran propiedad del intendente.
Tras perder las elecciones, Gerala tuvo dos ocupaciones. Una, inventarse excusas para no presentarse ante la justicia para explicar cómo había hecho desaparecer más de un millón de pesos. La otra fue boicotear la gestión de Carabajal. Y para estas dos misiones Gerala mostró talentos ocultos. Él, que jamás había mostrado mucha capacidad para gobernar, de repente ostentó toda su fuerza para destruir. Lo hizo con tanto ahínco que el hasta hace poco obispo de Orán, Marcelo Colombo, tuvo que decir esto en medio de un sermón: “Dejen gobernar en Morillo”.
La reprimenda del amigo personal del Papa Francisco fue profunda. “Venimos siguiendo con gran preocupación los acontecimientos de Morillo, la toma de la Municipalidad y el corte del diálogo democrático entre la oposición y el gobierno municipal”, dijo Colombo y añadió refiriéndose a Gerala: “Existen estos bolsones de autoritarismo en nuestra región, que buscan asegurar un esquema cuasi feudal de apoderamiento del estado, en este caso municipal… “la oposición gobernó 16 años. Fueron desplazados hace dos años por la actual intendenta, a la que le toca gobernar. Déjenla gobernar pues, y ayuden con una sana oposición, constructiva y despojada de ese autoritarismo que tanto daño nos hace como sociedad”. Ahora Gerala vuelve. Decir que vuelve por los fueros sería una ingenuidad: ya sabe que tiene la espalda protegida por el ejecutivo provincial. Vuelve por el poder. Vuelve para que su ciudad vuelva al pasado. Su lista se llama, paradójicamente, Rivadavia Avanza.
Luz mala
Al igual que Cristos Conztantino Zottos (propietario de Fm del Sol en Tartagal), mientras ocupó una banca en la cámara baja provincial, Mónica Petrocelli siguió cobrando una abultada pauta publicitaria por “Mónica y la gente”: 12 mil pesos por mes.
Cobró esa cifra pese a que el Código de Ética elaborado por el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), con el fin de preservar la independencia y objetividad en el ejercicio de la profesión, establece en su artículo 29 que “Es incompatible con la profesión del periodista cualquier tipo de actividad que afecte su independencia y el derecho del público a ser informado con honestidad.”
Después de dejar la banca, su pauta subió: en 2012 cobró 18 mil pesos por mes del ejecutivo provincial. Y ahora quiere volver al doble sueldo: se ha postulado otra vez para diputada.
Su paso por la legislatura fue poco memorable. En general los proyectos fueron anodinos. El único que tuvo trascendencia fue uno que puso en alerta a todos los periodistas del país: la creación de la “Ley Orgánica del Colegio de Periodistas de Salta”.
A través de 61 artículos, el proyecto proponía la colegiación obligatoria y que el nuevo organismo fiscalice el ejercicio de la profesión. Para Petrocelli, los periodistas debían ser graduados, pagar cuotas extraordinarias, tener una residencia mínima de 10 años en ejercicio de la profesión para estar colegiados, y “contribuir al progreso social y al desarrollo integral de esa provincia”.
Imaginemos un mundo donde un proyecto así se hubiera hecho realidad: Horacio Verbitsky, autor del libro Robo para la corona, no podría haber ejercido el periodismo, pues jamás estudio periodismo, aunque todos lo consideren hoy un maestro. Ni García Márquez, ni Rodolfo Walsh, ni Tom Wolfe. Para qué vamos a nombrar a Roberto Arlt, quien ni siquiera terminó la primaria.
Tomemos la definición de Verbitsky: “Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y poner piedras en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”. En este sentido, Petrocceli no es periodista. Es, como mucho, una trabajadora de prensa o una vocera gubernamental encubierta.
¿Algo para rescatar? Los candidatos a concejales de su lista sí son sangre nueva y perseverante. Algunos de los que están ahí ya han mostrado que les importa lo que pasa.
La turra
Adriana Pérez ha conseguido algo muy pocos pueden hacer: desempeñarse en los más variados cargos y fracasar en cada uno de ellos.
Su último cargo fue en la Autoridad Metropolitana de transporte, del que salió por la puerta de atrás. También tuvo un lugar importante durante el romerismo. Fue secretaria de cultura y su papel, aunque efímero, dejó importantes huellas en los músicos. Por ejemplo, en los músicos: en 1999 el cantante Zamba Quipildor le inició una demanda por incumplir con el pago de los honorarios que le correspondían por su actuación en el Abril Cultural. La funcionaria debía pagar $25.000 al cantor, pero sólo le entregó $3.000. Además de esta denuncia, Pérez fue acusada de malversación de fondos públicos y de utilización de bienes oficiales para realizar sus campañas electorales.
La trama de esta denuncia es interesante. El sitio Iruya.com la detalló así: “Ante los reclamos Adriana Pérez encomendó al empresario Simón Hoyos (amigo y socio de la funcionaria y posteriormente condenado por abuso sexual a una menor), intentar un arreglo oficioso para impedir el juicio”. No fue declara inocente. La causa simplemente se cayó por el paso del tiempo.
También, por aquellos años, hubo una banda de rock que había ganado un concurso en la Secretaría de Cultura, cuyo premio era grabar un cd. La secretaría jamás entregó el premio. Los rockeros decidieron rebautizar al grupo inspirados en la funcionaria: “La Turra”, le pusieron al grupo. Pero todos estos incidentes no hicieron mella en la ahora candidata a Senadora. Ella persevera.
El hombre de las vacas ajenas
Otro que busca perpetuarse en la legislatura es el anteño Pedro Sández. Este hombre tiene tantos años en la política que hasta podría haberla inventado. Por eso llamó tanto la atención su declaración jurada de 2006: decía no tener nada. Ni dinero, ni joyas, ni autos, nada.
Tiene, eso sí, un prontuario interesante. La última denuncia fue realizada en 2011 por el colono Teodoro Algañaraz: el hombre dijo que el actual diputado Pedro Sandez está cobrando por “tramites y gestiones” para que gente tome posesión de parcelas en el lote fiscal 65 y de tierras de Salta Forestal.
Cuando se lo criticó por su decisión de ser, una vez más, legislador, abrió el paraguas. Para defenderse de los que lo acusan de dinosaurio en la política, dijo que su decisión de ir por la reelección se inspiró en el Papa. Es en serio, Sández jura que decidió ir por la reelección, después de que Bergoglio aceptara ser el nuevo Papa. “Ellos me quieren decir a mí: DINOSAURIO TE TENÉS QUE IR, pero nadie tiene autoridad para correr a nadie. Eso lo pueden decir, pero yo a partir de la decisión que tomó Bergoglio para ser papa en ese momento me desperté y me dije: “yo tengo 65 años, y si a los 76 le preguntaron a Bergoglio si quería ser papa y aceptó, entonces yo soy un bebé de pecho todavía ¿o no?”, dijo en una entrevista a un sitio web.
Todos somos peronistas
Algunos de los nombres de esas 927 listas presentadas dicen mucho. Hay un par con nombres raros, como “La Ragone Viñatera” o “Aluvión ciudadano”; otras, por las repeticiones de algunas construcciones, permiten saber de qué se adolece: Lealtad y “Juntos por + nombre de municipio” se usan mucho y dan cuenta precisamente, de lugares donde los jerarcas están divididos y donde la traición es una constante. Y desde luego, la palabra mágica es “peronismo”. Hay listas para todos los gustos: “Peronistas de verdad”, “Unión del Pueblo Peronista”, “Peronismo por y para la gente”, “Peronismo militante”, “Frente dirigencial Peronista”, “Juventud Peronista de Colonia”, “Recuperación Peronista”, “Soy Peronista”, “Renovación Peronista” y “Fuerza Peronista” son algunos ejemplos. Queda claro que todo puede ser peronista. Incluso un intendente renovador encontrado en un cabaret con víctimas de la trata, y que luego de ser destituido también quiere ser candidato