El juego de los parecidos y las confusiones monumentales tienen un embudo en un chiste de los afamados Les Luthiers. En el inmortal relato cómico Mastropiero, cuentan que en su primer viaje a Estados Unidos, el compositor comentaba con el índice al viento y voz a pura solemnidad que nunca se hubiese imaginado que así luciría Nueva York; a lo que el capitán del barco replicó: “tiene razón, señor: estamos llegando a Las Canarias”. Algo de esto parece haber sucedido este 11 de marzo.
El sobrino nieto del ex gobernador desaparecido por la Triple A en 1976, Fernando Pequeño, indicó sin hesitar que aprecia algunas “similitudes entre mi abuelo y Gustavo Sáenz”. En una entrevista que mantuvo este miércoles con FM Atlántida, el descendiente del ex mandatario recordó el breve mandato de Ragone en 18 meses hasta la intervención enviada por María Estela Martínez «por orden de los sectores más conservadores del peronismo, que se sintieron traicionados porque pensaban que lo iban a poder manejar y no pudieron”.
Y en tal sentido, destacó lo que a su juicio es un empardar entre Sáenz y su antecesor -quien además de ser intervenido y proscripto fue secuestrado un 11 de marzo 44 años atrás- en esta tensión con fracciones más tradicionales del establishment salteño. Cabe aclarar que el actual mandatario provincial lleva apenas una sexta parte (3 meses) de lo que fue aquella gestión en la década del 70 y si bien ambos son llamados coloquialmente “doctor”, Ragone ostentaba tal crédito académico como galeno, mientras Sáenz lo es en relación a la abogacía.
De ahí en más, la imaginación y las rodillas pueden llevar a cualquiera a intentar acercarse en la dirección de cualquier gestión que más le plazca. Se llame como se llame o ya sea que se ponga colorado o no.