Pese a la feria judicial una danza de nombres revolotea en los altos mandos del Grand Bourg. Viejos nombres conocidos -algunos de ellos mal conocidos- se postulan para ocupar el cargo que deja vacante Guillermo Posadas. Todo con el reaseguro de que la reforma constitucional que el actual gobierno está por parir, podría asegurarles el conchabo de por vida.
Por A. Bogado
Un clima de incertidumbre enrarecido se instaló en los pasillos de Tribunales, luego del vencimiento del mandato de Guillermo Posadas, el pasado 29 de diciembre. Inmediatamente el radio pasillo comenzó a retroalimentarse de rumores, pese a la feria judicial. Con olor a albahaca y al compás de Los Tonkas, comenzó la danza de los nombres en medio del corso. Y no faltan los que esperan que el dios Momo vaya a hacer algún milagro, alimentando los rumores para que crezcan a la par de la inflación.
La partida de Posadas era, y no era esperada a la vez. Muchos consideran que durante los más de veinte años que estuvo en la Corte, el tímido y atildado juez, daba garantías de mesura y sapiencia. Era lo que se conoce como un moderado, de buen manejo político y constantes relaciones con el poder de turno. En la Salta actual, estas no son condiciones para andar desperdiciando, teniendo en cuenta que no hay mucho pique en el río, como dicen los tiradores de anzuelo del Bermejo.
Un nombre que tomó color en las últimas horas es el de Eduardo Romani, siempre dispuesto representante de la agrupación “dispuesto a todo”, quien tendría la bendición episcopal del Monseñor Mario, cuya cuota de influencia sobre los poderes de turno, permanece intacta en la actual administración. Ni lerdo ni perezoso, el letrado ya hizo sus avances en reuniones “protocolares” (foto incluída) bajo su condición de Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la UCA.
Marcelo Domínguez, dicen quienes lo conocen, tendría una vieja palabra del gobernador Sáenz para ir al codiciado sitial. Domínguez, tiene otro estilo al de Posadas, pero es un juez respetado y de la carrera judicial.
El locuaz Luis García Salado habría propuesto a Marcela Von Fisher, aquella secretaria de la Corte, quien impugnó el controvertido concurso de la Cámara Civil. La variante Pérez Alsina, de mucha fuerza al momento de asumir Gustavo a la gobernación se fue desinflando, no obstante podría tomar aire para un próximo recambio. No deja de asomar el nombre de Pamela Caletti, quien por ahora, se acomodó como consultora política de la actual gestión. La reciclada abogada mereció incluso junto a su par por entonces Marianela Cancinos, una marcha por parte de la Comision de Familiares contra la Impunidad (si, aquellos que todos los viernes se manifiestan por casos irresueltos por el Estado y la Justicia), por no haber contribuído en la aplicación de justicia o sea, por no haber hecho “nada”.
Lo cierto es que por primera vez en mucho tiempo, los actuales jueces de la Corte quedaron con la pólvora mojada después de las renovaciones de Catalano y Samson. Dicen que éste último no estaba en los planes y le renovaron el acuerdo por un capricho de último momento de Juan Manuel Urtubey, a quien Catalano le habría susurrado en la oreja. Otra que suena tibiamente es María Inés Diez, a quien se le venció el mandato como Defensora General de la Provincia. Puede ser una alternativa. Y finalmente queda el hermano Rodolfo a quien le pusieron tantas fichas en el tablero que parece que algunas se le fueron cayendo.
Un panorama que hacía mucho en la Corte no se presentaba, de tanto desconcierto y expectativa. Pese a esto dicen que los muchachos y las niñas que la integran, están muy sonrientes igual, porque la futura reforma de la Constitución les garantizaría eternamente el preciado conchabo.