La reunión entre intendentes y el Grand Bourg el pasado martes fue definida como “satisfactoria” por voceros del gobierno provincial. Esa fue la primera evaluación del encuentro pero no fue la única y el fuego cruzado enfrentó al intendente Mario Cuenca y Sergio Ramos.
Estuvieron 52 de los 60 intendentes electos y escucharon con atención a los ministros Juan Pablo Rodríguez y Carlos Parodi, sobre las expectativas políticas y financieras para los próximos meses. Después de un par de días de escuchar a intendentes y funcionarios hablar maravillas de la reunión, el jefe comunal de Campo Santo, Mario Cuenca, levantó la voz y puso las cosas en su lugar. No está todo bien. Hay problemas económicos que devienen en políticos en numerosos municipios salteños.
Cuenca se lo dijo a Parodi y se lo dijo a Rodríguez. Y con esa autoridad blanqueó las cosas ante la prensa. No pidió nada extraño, simplemente, que la provincia cumpla con los desembolsos comprometidos para obras públicas en el interior y que no recorte los fondos coparticipables el año próximo. Lo mismo que piden con una retórica mucho más sofisticada Parodi y el gobernador Juan Manuel Urtubey al gobierno nacional. Esos pedidos, es cierto, no cayeron bien porque se realizaron justo en momentos electorales y porque el pelilargo ministro de Economía no está acostumbrado a que lo cuestionen.
No fue Parodi, sin embargo, el encargado de responder. Intentando sostener algún mínimo espacio de poder, el derrotado intendente de Rosario de Lerma, Sergio Ramos, defendió al gobierno. Y atacó a Cuenca diciendo que sus palabras no representan a todos los intendentes y que, por inoportuna, no es la postura oficial del Foro de Intendentes.
“Este tema (de la coparticipación) hubo varias oportunidades para plantearlo y hoy se lo hace en un contexto electoral por lo que no estoy de acuerdo” dijo Ramos y denunció que “hay que ser coherentes y consecuentes antes de andar cacareando por los medios: antes del 2007 eran pocos los que planteaban la discusión y yo que estoy desde hace 20 años lo vengo planteando desde hace tiempo”. La exagerada virulencia del “Topo” solo puede explicarse en la necesidad de mantenerse cerca del gobierno provincial ahora que, después de 5 mandatos, tiene que dejar su intendencia y la titularidad del Foro de Intendentes. Y es justamente Cuenca quien se encargará de la transición en ese espacio de trabajo de los varones del interior provincial.
Al jefe comunal de Campo Santo lo avalan su sinceridad y su gestión. No es la primera vez que pide “rediscutir la coparticipación” y su ciudad es la mejor cuidada del Valle de Siancas y su administración una de la menos cuestionadas de la provincia y, además, la que se enfrentó en el pasado reciente a los poderes económicos encarnados, por ejemplo, en el Ingenio San Isidro y el Banco Macro. Su diagnóstico sobre la situación en el interior salteño no es equivocado y lo prueban por ejemplo la intervención de Colonia Santa Rosa, el violento conflicto social en Morillo, y los cruces entre varios intendentes electos y salientes por la planta de empleados municipales. Lo saben el ministro Rodríguez y el gobernador Urtubey: el primero bajó el tono de la polémica y el segundo ni siquiera se refirió a ella.