Un enjambre de brazos, en su mayoría de funcionarios públicos, dejó acondicionado este martes el salón que el Colegio de Magistrados y Funcionarios criollos dispuso luego de 56 días de cuarentena para acoger a personas en situación de calle. En la sede institucional ubicada en Circunvalación Oeste, luego de un populoso operativo que registró el aporte del Ministerio de Desarrollo Social, Abordaje Territorial, redes de voluntariado y la directiva de los fiscales y magistrados, quedaron a resguardo 3 adultos sin hogar.
Un gesto de belleza que evaluará cada cual de acuerdo a sus parámetros, en medio de un contexto social en que los actores del mundo judicial gozan de una aprobación exigua, apenas el 20,5 % de acuerdo a una encuesta reciente de CELAG (contra el 75,3 % que los desmorona). El trío de homeless gauchos quedó a sus anchas en las amplias instalaciones, probablemente por el 25 % que representan en la capacidad total del edificio.
A su vez, las candidaturas a ocupar una plaza en esta sede institucional podrán inscribirse en calle Alvarado 116, ya que Desarrollo Social, los voluntarios (heredados de las redes armadas por Primera Infamia?) y el ente profesional judicial, al parecer sólo detectó estos casos que ya fueron puestos a gozar de tal cobertura. Nadie podrá porfiar que los nuevos inquilinos tendrán algún impedimento para mantener la distancia social, dado que lo único que se asemejó a un tumulto fue la congestión de funcionarios que fueron fotografiados este martes.
El propio mensaje gubernamental desbordó de entusiasmo para asignarle una dimensión épica a esta obra, llevada adelante por un sector social en pleno disfrute de la amplia capacidad de maniobra que proporcionan haberes mensuales de $ 700.000 por pera. El titular de este Colegio, Eduardo Barrionuevo, ofició de anfitrión a la generosa llegada de integrantes del gabinete provincial que asistieron al estreno de esta nueva función en el solar que posee el togado local.
Pocos podrán cuestionar el confort del lugar que desde este martes habitan transitoriamente los tres vecinos capitalinos que no cuentan, si bien la distancia del centro (lugar habitual en que resulta más proclive demandar subvención) podría constituir un contratiempo. Solamente en caso de prolongarse su estadía en el amplio solar construido por la judicatura.