Aunque sin actualizar, los datos oficiales sobre los años pasados muestran la dramática situación en la que se desarrollan los jóvenes de la provincia. Números de suicidios apenas superados por las muertes de tránsito de las que siempre se habla y la adicción como fenómeno devastador. (Gonzalo Teruel)

“El suicidio en nuestro país y particularmente en nuestra provincia ha tenido un aumento dramático en los años recientes. Es la quinta causa más frecuente entre los jóvenes de 15 a 30 años de edad, dentro de las causas generales de mortalidad”. La dramática afirmación puede leerse en la página 29 del Plan Provincial de Salud Mental Quinquenio 2010-2015 elaborado oportunamente por el Ministerio de Salud Pública.

Los datos fríos que sustentan el enunciado son los siguientes: en 2008 hubo en Salta 168 suicidios, un número fatal si se tiene en cuenta que hubo un total de 480 muertes por distintos “traumatismos” y “violencias”. El listado completo muestra que hubo 23 homicidios, 109 casos con motivos ignorados y, sólo por encima de los suicidios, 180 muertes por accidentes. Un año antes, en 2007, las estadísticas fueron similares: 35 homicidios, 131 suicidios, 155 accidentes y -probablemente por la deficiente metodología de registro- 333 con motivos ignorados.

De acuerdo a datos oficiales, en aquellos 2 años se suicidaron 299 salteños. La pregunta es inevitable ¿por qué casi 300 personas, en su mayoría jóvenes, decidieron terminar su vida? Como en toda problemática social, las respuestas son múltiples. Sin embargo, el Plan de Salud Mental parece arriesgar una explicación al desarrollar a continuación de la temática de los suicidios un capítulo -página 32 en adelante- destinado a las adicciones.

Cuarto Poder consultó a profesionales de Centros de Salud de la capital. Pidiendo reservas, declararon que saben que la Secretaría de Salud Mental estaba recabando datos de suicidios e intentos de suicidios del año pasado, datos se suponían que se iban a sistematizar. De todos modos, aclararon, que hasta ahora no han devuelto la información procesada ni se han tomado acciones tendientes a abordar el problema aun cuando los datos de su jurisdicción eran bastante alarmantes.

Que la secretaria no haya difundido aún eso datos tiene sentido. Después de todo, el informe de la Sindicatura General de la Provincia que este medio difundiera hace unas semanas, resaltaba entre otras que esa secretaría carecía “de información completa y organizada sobre la problemática (…) que permita el diagnóstico de la situación y evaluar el impacto de las medidas adoptadas”.

Adicciones

Allí, el Plan Quinquenal menciona un estudio a nivel país donde se revela que “las consultas asociadas al consumo de alguna sustancia son realizadas en mayor medida por varones, por jóvenes de entre 16 y 25 años, por pacientes con bajo nivel educativo formal y por personas solteras y económicamente activas”. El dato global es que de un total de 12.004 consultas de emergencia registradas en hospitales públicos de todo el país, el 9,4% estuvo relacionado con el consumo de alguna sustancia psicoactiva.

Salta se ubica, de acuerdo a este análisis estadístico y epidemiológico, muy por arriba de la media nacional. El porcentaje de consultas asociadas al consumo de estupefacientes en Salta fue del 33,5% cuando el promedio nacional es inferior al 10%. “El consumo de hipnóticos, ansiolíticos, sedantes y tranquilizantes produjo el mayor porcentaje de ingresos a la sala de emergencia en estado de inconsciencia (27,8% y 10,6%) seguido del consumo de cocaína en un 9,9%. Los mayores porcentajes de ingresos en estado de conmoción cerebral fueron causados por hipnóticos 11,1% y por los solventes o inhalables 11,1%, antidepresivos 10,5% y ansiolíticos, sedantes y tranquilizantes 9,8%”, detallan las estadísticas oficiales.

“La sustancia que tiene mayor prevalencia en las últimas 6 horas anteriores al ingreso a la guardia es el alcohol, con un 76,2%. Esta cifra indica una vez más, la importancia de esta sustancia en los patrones de consumo de la población (…) Los ansiolíticos, sedantes y tranquilizantes tienen una presencia del 11,5%, la marihuana del 10,1%, la cocaína del 5,6% y los solventes e inhalables del 2,1%”, agregan.

Los últimos datos previos a la puesta en vigencia del Plan Quinquenal corresponden a 2009 y advierten que si bien se registra un inicio del consumo en niños de 12 años o menos, la franja que concentra el mayor número de casos de iniciación es la de 14 y 15 años. El mismo relevamiento ratifica que las sustancias de iniciación son el alcohol, seguido por la marihuana y la pasta base, quedando muy lejos los inhalantes y la cocaína.

Promediando el Plan Provincial de Salud Mental 2010-2015, las estadísticas en las problemáticas de adicciones y suicidios han sido discontinuadas y sólo es posible acceder a datos parciales e inconexos en la Secretaría de Salud Mental y Abordaje Integral de las Adicciones que conduce Claudia Román Ru y a la que se le destinan unos $7 millones, apenas paupérrimo el 0,1% del Presupuesto Provincial. Aquellos chicos que en 2007, 2008 y 2009, con 12, 13, 14 o 15 años iniciaron un consumo irresponsable de sustancias psicoactivas son -en su mayoría- los jóvenes que hoy no pueden integrarse al mundo del estudio y el trabajo y a la vida en sociedad y que ayudan a entender la creciente violencia que azota a la provincia. No son la “Generación X”, son en todo caso la “Generación U” o peor aún, son una generación perdida.