Un can que casi le devoró la cara un niño y mordió a la madre está a punto de zafar de la pena de muerte en Bolivia porque cuenta con un equipo de 18 abogados contratados por una asociación proteccionista.

El animal de nombre Panchuque todavía se encuentra retenido por haber causado lesiones graves a un niño y su madre, dice la prensa boliviana que cubre el caso. Todavía se espera el veredicto final, pero lo que hasta ahora no ha sido descartado es que el pequeño can vaya a parar a la camilla para recibir la inyección letal y seguramente terminar en el infierno de los perritos.

La abogada y activista de la defensa de los animales, América Galindo, confirmó que junto a otros abogados que andaban medio al pedo en la vida se reunieron para hacer un trabajo procesal del caso y que otros ocho juristas del interior del país, que también andaban medio rascándose las pelotas, se han sumado a la defensa para hacer una “presión a nivel nacional porque se está cometiendo una injusticia contra el animalito”, apuntó.

Según informan nuestras fuentes del hermano Estado Plurinacional, la abogada argumentó que el perro “le dio un par de mordiscos a dos miembros de una sola familia que constantemente le producían daños, lo apedreaban y él tenía dos bajas médicas por esas circunstancias”. Los profesionales esperan convencer al juez de que el can actuó en defensa propia.

La fiscal paceña, Zulma Yugar, ordenó en las últimas horas la aprehensión de la propietaria de Panchuque, Claudia R., señalando su supuesta responsabilidad en la agresión del animal.

Mientras tanto el can espera su destino, al borde de la muerte.