La selección debutará sin Lionel Messi entre los titulares. Con Gaitán como reemplazante, el equipo nacional hará su presentación en la Copa América ante Chile, el campeón vigente, esta noche a las 23.

Cada debut de la Argentina en un torneo deja ver con qué ojos se puede mirar el mundo. Están los optimistas, que hacen foco en la nueva posibilidad de que esta brillante generación de futbolistas lleve la camiseta al primer lugar del podio, y están los pesimistas, que responden apuntando a los números: son 23 años sin ningún título, con siete participaciones en la Copa América y seis en el Mundial. Unos y otros observarán desde hoy qué tal le sale a la Argentina otro primer paso de un desafío cíclico: ganar, siempre ganar.

Que sea en Estados Unidos, que se trate de un campeonato inédito -incrustado en el calendario con la excusa de celebrar el centenario de la primera Copa- y que ocurra en medio de un terremoto dirigencial que se está llevando puesta a la AFA le da un color diferente a la oportunidad: ¿por qué no creer, dirán aquellos optimistas, que en ese escenario de rarezas y caos la argentinidad saldrá por los poros de los jugadores y esta vez sí enterrarán las frustraciones recientes (y no tanto)?

La ruta comienza a transitarse en Santa Clara -pegada a la ciudad donde se concentra la selección-, en un estadio moderno y suntuoso y contra Chile, el rival que le sacó a la Argentina el caramelo de la boca hace un año, en la recordada final de Santiago. Pero hizo bien Gerardo Martino en quitarle el calificativo «revancha» a lo que sucederá aquí: «Ni siquiera una eventual final contra ellos nos dará la oportunidad de tomarla, en todo caso será justamente eso, una nueva oportunidad», diferenció ayer el técnico.

En las últimas horas se pudo confirmar el desenlace de una (mala) noticia que ya todos imaginaban: no jugará desde el comienzo Lionel Messi, que aún se recupera del golpe en la espalda sufrido en el amistoso ante Honduras, en San Juan. «Lo primero que hacemos es escuchar al médico. Y está mi opinión, que es valedera, pero si el futbolista dice estar en condiciones, va a jugar», había dicho ayer el técnico. Lo cierto es que Leo apenas lleva dos entrenamientos pateando la pelota, pero nunca pudo moverse a la par de sus compañeros. Aún siente una molestia, por eso prefieren resguardarlo para que llegue en condiciones al partido del viernes frente a Panamá.

Su lugar lo ocupará Nicolás Gaitán, a quien Martino había elogiado, como dando una pista de lo que tenía en mente en el caso de que Leo fuera baja. «Nico [Gaitán] no tiene que cargar con la responsabilidad de jugar por Leo, tiene que ser él. Ofrece desborde, habilitación, entrar a jugar. Es muy completo. Lo reemplaza en nombre pero no esperamos que haga nada distinto a lo que hace en Benfica».

Los entrenadores suelen darle al primer partido el valor de una inyección que fortalece. Pero arriesgar al capitán para conseguir ese objetivo era excesivo: el remedio podría haber sido peor que la enfermedad. La candidatura de la Argentina no se pone en juego en estos 90 minutos. Panamá y Bolivia, las próximas escalas, deberían asegurar un tránsito cómodo hacia los cuartos de final. Y ahí, sabe Martino, sí tendrá sentido exponer más los dolores de sus futbolistas: México y Uruguay, los posibles rivales en ese cruce, serían igual de demandantes.

En principio, las figuras de Chile y el rol de rival incómodo para la selección obligan a no elevarse tan alto todavía. Para darles la razón a los optimistas, más que soñar con Nueva Jersey y la final, la Argentina necesita seguir sembrando, a ver si la fruta termina de madurar. De una vez por todas.

La formación para el debut: Sergio Romero; Gabriel Mercado, Nicolás Otamendi, Ramiro Funes Mori, Marcos Rojo; Augusto Fernández, Javier Mascherano; Gaitán, Ever Banega, Ángel Di María; Gonzalo Higuaín.

Fuente: Cancha Llena