Los familiares del cadete fallecido en La Rioja continúan en la búsqueda de justicia. Hablan de tortura, abandono y ensañamiento.

El papá del cadete Emanuel Garay, Roque, y su hermano Adrián explicaron la situación judicial de este joven que murió en un entrenamiento. Hablan de tortura, abandono y un ensañamiento de parte de los instructores al punto que, según revelaron, un instructor habría dicho: «Si se tiene que morir, que se muera».

«Vinimos a pedirle al Presidente que nos de garantías de justicia, que esto se investigue a fondo para que Emanuel descanse en paz y sean condenados los responsables de este crimen», dijo Roque. En su voz aún se percibe el dolor por la pérdida de su hijo.

Hasta ahora, en la causa hay ocho detenidos: 4 comisarios y 4 oficiales de menor rango. «Todos imputados por homicidio», señaló Roque, y lanzó: «A mi hijo le robaron el sueño». Para él, Emanuel «estaba bien entrenado y preparado» pero, tal como señaló, esto responde a un patrón. «A los hijos de los policías los hacen renunciar. Se reitera todos los años», agregó. Así, el entrenamiento que comenzó con 53 personas, al mediodía eran 38 y a la tarde, tan solo 17. «Se dejó llevar por los gritos y las humillaciones y siguió hasta que reventó y su cuerpo no pudo más».

El hermano de Emanuel contó que tuvo un último contacto al mediodía, el día de su muerte. El cadete les dijo «que le dolían un poco los brazos y que hacía calor». «Seguro no se daba cuenta de que esto no se trataba de ningún entrenamiento sino que tenía que ver, prácticamente, con una sesión de tortura donde él lo que hizo fue seguir las órdenes y los gritos», expresó Adrián.

«Seguro se asustó porque, según los testimonios, pudimos darnos cuenta de que estos instructores se habían ensañado con él. Era un grupo de cinco que le decían cosas como ‘te gusto’ y ‘vos sos la mujer’, agregó el hermano.

Para la familia, lo que se produjo fue una mezcla entre una «tortura psicológica» reforzada por este «ensañamiento» que, dicen, tenían los instructores para con Emanuel y un caso de «abandono de persona». De esta manera explicaron que los instructores no eran personas preparadas y que «gozaban del sufrimiento» al punto de que los cadetes «tenían prohibido tomar agua y si alguien tomaba agua era la baja inmediata». El abogado de la familia, Nicolás Azurra, contó que una mujer, incluso, optó por tomar agua de un inodoro.

Adrián consideró que se trató de un caso de abandono al decir que, cuando su hermano «cayó», no le brindaron primeros auxilios y lo dejaron «tirado» al sol media hora. Y agregó: «El instructor dijo una frase que es desgarradora, dijo que si se tiene que morir que se muera». Emanuel estuvo un tiempo convulsionando hasta que llegó la ambulancia y, según la familia, por tan solo 10 minutos, no murió dentro de la escuela.

«Esto no puede pasar nunca más», dijo Adrián y destacó, en relación a esto, que «la ministra Patricia Bullrich se comprometió a cambiar el sistema de formación que vienen recibiendo las fuerzas de seguridad históricamente».

Fuente: La Nación