El mes pasado un ex ordenanza Ad honorem de la escuela de Las Cuevas, Claudio Guanuco, tomó la trágica decisión de terminar con su vida como medida desesperada. Su viuda y miembros de la comunidad ahora exigen que el nombramiento se lo otorguen a ella.
La escuela rural de Las Cuevas ubicada en el departamento de Rosario de Lerma sobre la Ruta Nacional km 107, fue escenario de una tragedia ocurrida hace poco más de un mes, pero resonante todavía entre sus aulas y pasillos. Si bien esta pandemia afectó la economía de muchos hogares, en el caso de la familia Guanuco fue determinante para impulsar al hombre, que ya venía vapuleado por los atrasos y falta de respuestas, a suicidarse dejando a nueve hijos, algunos menores de edad, y siete nietos a su merced.
Este hecho además de lamentable es motivo de preocupación, porque la escuela alberga a 31 niños que dependen exclusivamente de su óptimo funcionamiento para tener un plato de comida, las actividades escolares incluyen desayuno, almuerzo y merienda, los pequeños estudiantes pasan la mayor parte del tiempo en este lugar que actualmente no cuenta con ordenanzas. En este contexto Guanuco trabajaba por iniciativa personal y con una promesa que nunca vio cumplida de manera gratuita hace 5 años.
Su esposa Carmen Olmos y miembros de la comunidad exigen ahora que de manera inmediata se la nombre a ella y a su hija como maestranzas de la escuela, lo que no es un pedido descabellado, ya que en otras escuelas rurales que tienen tan solo 6 niños hay dos ordenanzas al menos, sustentan su pedido en que al ser las tareas muchas y variadas una persona debe ser la encargada del comedor escolar y la otra de la limpieza, ya que es inviable limpiar y cocinar a la misma vez.
Toda la comunidad se encuentra abandonada, en Las Cuevas no cuentan con un centro de salud, no hay médicos ni enfermeros y en caso de una emergencia médica deben acudir a San Antonio de los Cobres, y como no disponen de movilidad deben hacerlo “a dedo”.
Días atrás el director de la escuela de Las Cuevas Ricardo Ruiz junto a su esposa Marta Aliaga y un grupo de personas encabezaron una gran campaña de donaciones para la familia damnificada que incluyó dinero, alimentos, ropa, frutas y verduras y juguetes que fueron entregados correspondientemente.