El candidato olmedista de Avancemos Carlos Zapata, mantuvo una reunión con piqueteros de Oran y alimentó las sospechas sobre una devolución de favores por el escrache realizado al gobernador. Qué hay detrás del intento de agresión a Gustavo Saenz en el norte?
En Avancemos parece que las estrategias comienzan a generar agotamiento emocional para sus dirigentes top que se ven operados de distintos lados y que no obtienen volumen político necesario. Predicadores de un cambio que parece que no se dará, ya transitan por peleas internas cuando todavía no presentaron las candidaturas.
Uno de los que genera desavenencias es Carlos Zapata, que no conforma al resto por algunos “comportamientos miserables”. Esta semana, visitó el acampe instalado en Orán por la protesta de las subas en las facturas de la luz. Inmediatamente después del encuentro se produjo un intento de ataque contra el gobernador cuando fue a inaugurar el nuevo hospital modular de esa ciudad.
Como nada es producto de la casualidad, Zapata se reunió en la carpa con Josefa Cardozo, dirigente del Partido Obrero que anunció esta semana que será candidata a Concejal, acompañando al multifacético comunicador, docente y alborotador consuetudinario Samuel Huerga. En algún punto, se han encontrado los intereses de los piqueteros con un ultraderechista que ahora milita a regañadientes una campaña como partenaire de un dirigente de La Cámpora.
Para no dejar ningún cabo suelto, en estos días Zapata también habilitó negociaciones internas para decapitar al hasta ahora seguro candidato a gobernador Emiliano Estrada y se habría proclamado como postulante al máximo sillón provincial. La excusa que dio es que en Buenos Aires él –seguro perdedor- podría alinearse más cómodamente con un futuro gobierno de Juntos por el Cambio y que el ex Ministro de Economía de Urtubey estaría “piantando” los votos de la derecha al arrimar a los del Frente para la Victoria. Los hermanos Biella, hasta hora, miran entretenidos la disputa, aunque temen que un eventual divorcio les reste posibilidades en la capital.
El diputado nacional también anda en cosas pequeñas. Luego de que una vecina del barrio Grand Bourg difundiera un dudoso estudio sobre el agua de ese barrio en el que habría encontrado materia fecal y salmonella, la empresa Aguas del Norte salió a intimarla y denunciarla penalmente por lo que aparece como un episodio menor de una campaña más amplia de sugestión pública. Como supuesto abogado de la vecina apareció el nombre del asesor de Zapata, Gonzalo Guzmán Coraita. Las casualidades también existen.
Doble juego
La capital es el centro de las disputas de un oficialismo obligado a convivir con una intendenta que siempre ha despreciado la gestión provincial a la que ahora le exige que le garantice la reelección. Partidos del movimiento saencista se verán obligados a tragar amargo y escupir dulce al aceptarla nuevamente como candidata, a sabiendas de que nada recibirán como en los últimos cuatro años.
Con altas dosis de cinismo se ha presentado a la Justicia denunciando ser hostilizada por una campaña sucia, a cargo de trolls propios y pintadas arteras, que tuvo como únicas víctimas a su socio gobernador y a su contendiente Emiliano Durand. El ataque como defensa sigue siendo un comportamiento vil, el romerato sigue la tesis goebbeliana que exige mentir para socavar al contrario.
Pero el romerato todavía reserva algunas cartas por si hay que armar las valijas luego de que la candidatura no obtenga garantías de triunfo. A la paralización de la presentación de una fórmula de gobernador y vice de Juntos por el Cambio, negociada por Juan Romero con Mauricio Macri, se sumó ahora la designación de dos nuevos interventores que vienen con instrucciones precisas de sumar socios. El díscolo Martín Pugliese, que le cerraba las puertas a Bettina de la mano de José Gauffin, fue removido y aparecieron ahora Alejandra Vila Gallo y Antonio Demarco, dos porteños que ya adelantaron que acataran las decisiones que se tomen en la casona de Lesser. En el PRO de Salta el jefe local sigue siendo el senador nacional, y si le conviene, pondrá a su hija intendenta como candidata a gobernadora.
Cuando todos suponían que el suicidio no puede multiplicarse porque la vida es una sola, Matías Posadas quiere demostrar que se puede morir varias veces. Sumido en una crisis profunda, sin más socios que su hermano Federico, quiere consolidar un preacuerdo que lo conduciría a ser el candidato a intendente por Juntos por el Cambio en la capital salteña.
Perdedor en 2019 con más de 50.000 votos y el apoyo del saencismo, ahora se ha introducido de lleno en la interna que enfrenta a Horacio Rodriguez Larreta con Patricia Bullrich, Facundo Manes y el jujeño Gerardo Morales. Con una simpática foto carnavalera, el posible pacto político lo conduciría a enfrentarse nuevamente con su verduga Bettina Romero y para incrementar los pocos votos que hoy tiene Miguel Nanni.
Posadas sabe que no puede ganar pero sostiene que puede hacer perder a su rival. Por lo pronto ya aparece como quien podría restarle votos al saencismo, pero también alguna dirigencia al romerato que, más que nunca, sabe que la fuga de los militantes saencistas es provocada por la imagen agresiva y soberbia de la hija del Jefe.
Partidos por la mitad.
En el Frente para la Victoria pululan “los garcas” y también residen en la capital. Vendiendo una estructura y votos que no tienen, la familia Godoy ha logrado partir la estructura kirchnerista devaluando el liderazgo del Oso Leavy que hoy parece decidido a tributar lo poco que tiene a Emiliano Estrada.
En el medio de especulaciones quedan el diputado Franco Hernandez, el rosarino Gustavo Solís, el cacheño Walter Wayar, Verónica Caliva, Ramón Villa, Jorge Guaymás, y otros que tienen bastantes motivos para dudar sobre si apoyar a La Campora y al olmedismo, o armar un rancho aparte.
Las peleas se habrían iniciado por las operaciones con funcionarios nacionales que ya tienen por seguro el triunfo en Salta de Gustavo Sáenz y que prefieren no agredir al mandatario salteño para recibir eventuales apoyos en la elección nacional del próximo octubre. Lejanos a las necesidades reales de la gente, la familia Godoy trabaja para lograr la reelección como diputado nacional de su hijo Lucas, quien seguirá garantizando los sueldos del resto de sus integrantes. Mientras cacarean que son opositores se los ha visto ingresar sigilosamente a despachos provinciales e instrumentar el cambio de favores de los que han vivido casi toda la vida.