Mientras una diputada oficialista invita con entusiasmo a ciudadanos bolivianos a usar tecnología médica vedada por su propio gobierno, una candidata a concejal se lanza al ridículo con caña en mano y otra intenta llegar a la Legislatura con un pasado tan decorado como opaco. Entre el desconcierto discursivo, el show político y los subsidios sin rastro, Salta vive una campaña donde el absurdo compite con el olvido, y la memoria parece el único voto verdaderamente útil.

 

Hay errores políticos que se pueden atribuir al nerviosismo electoral, otros a la desinformación, y unos pocos a una asombrosa capacidad para ir en contra de la corriente del propio espacio. Carolina Rosana Ceaglio, diputada provincial por Orán y candidata a renovar su banca por el frente oficialista Vamos Salta, parece haber logrado una combinación de los tres en una sola frase que —con apenas unos segundos de video— bastó para encender una polémica tan inoportuna como reveladora.

El escenario parecía perfecto: la legisladora norteña pretendía capitalizar, a pocas semanas de los comicios, la anunciada instalación de un resonador magnético en el hospital San Vicente de Paul de Orán. Una obra largamente esperada, por cierto, que viene acumulando promesas desde abril de 2023 sin pasar de la categoría de anuncio reiterativo. Pero Ceaglio, con tono entusiasta y gesto de quien pretende mostrarse inclusiva, soltó una frase que cayó como balde de resonancia (y no precisamente magnética):

“Es para todo el departamento, no sólo el departamento Orán, sino también para los departamentos vecinos y por qué no para los hermanos bolivianos que también van a poder acceder a este tipo de beneficios en la localidad de Orán”.

Un gesto de cordialidad transfronteriza, quizás. Una imprudencia política flagrante, sin dudas. Porque la frase no fue lanzada al vacío: se dio en un contexto de fuerte consenso social y político en Salta respecto a cobrar la atención médica a ciudadanos extranjeros, especialmente bolivianos. Una medida que el propio gobierno de Gustavo Sáenz —de cuya mano llegó Ceaglio a la Legislatura— promovió, defendió y logró instalar como política de Estado en la provincia.

Lo llamativo no es sólo la frase, sino la desubicación estratégica de quien la pronuncia. Ceaglio no es una outsider ni una opositora rebelde. Es parte del oficialismo, de ese mismo esquema de poder que sostiene la medida de arancelamiento sanitario para extranjeros. Lo suyo no fue un desliz técnico, sino un gesto de desconexión discursiva que sorprende incluso a propios. Alguien debería recordarle que en política, como en geografía, a veces es necesario contar con un buen GPS.

Pero el episodio no se agota en la anécdota. Su resonancia se amplifica cuando se la observa en el contexto electoral del norte salteño, particularmente en las localidades fronterizas como Aguas Blancas, donde el debate sobre la influencia de ciudadanos bolivianos en los padrones electorales ha adquirido temperatura de escándalo.

Hace apenas semanas, el ministro de Gobierno Ricardo Villada advirtió que “el padrón electoral está tremendamente influenciado por gente que no vive en Aguas Blancas”, en clara alusión a residentes de la ciudad boliviana de Bermejo, muchos de los cuales figuran inscriptos para votar en municipios salteños. “No estamos hablando de un porcentaje menor”, agregó el ministro, al tiempo que se llegó a poner en duda la realización de los comicios del 11 de mayo en esa localidad intervenida hace meses.

En este contexto, las palabras de Ceaglio suenan, como mínimo, desentonadas, y en el peor de los casos, como una sobreactuación de inclusión que amenaza con boicotear el propio relato oficial. Porque si el gobierno salteño justifica cobrar la atención médica a ciudadanos extranjeros por los costos que representa para el sistema de salud, ¿cómo explicar la efusiva invitación de una diputada oficialista para que esos mismos ciudadanos crucen la frontera y se atiendan con tecnología de punta?

La pregunta es tan incómoda como necesaria: ¿Qué mensaje quiso dar Ceaglio con su generosa convocatoria sanitaria? ¿Buscaba apelar al electorado boliviano que podría influir —legal o ilegalmente— en el resultado electoral de la frontera? ¿Fue una muestra de desconocimiento de la política sanitaria del propio gobierno al que representa? ¿O simplemente una frase mal calibrada que revela los cortocircuitos internos del oficialismo cuando se trata de definir prioridades y fronteras?

Una candidata con la profundidad de un pozo

En campaña, el ridículo no tiene horario ni pudor. Esta vez, el turno fue de Susana Horia Del Frari, candidata a concejal por el Partido Conservador Popular de Guillermo Durand Cornejo, que decidió lanzarse a la creatividad sin red.

En un video que intenta denunciar el estado del asfalto, Susana Horia Del Frari aparece simulando pescar en un pozo, con caña en mano y reposera incluida.

“Gracias al intendente ya se habilitaron los pozos para ir a pescar”, ironiza. “Las ordenanzas exigen que esto debe estar señalizado”, agrega sin especificar siquiera si se trata de responsabilidad municipal o de Aguas del Norte. Ni los peces ficticios se animaron a picar.

El show resulta aún más llamativo si se recuerda que la misma Susana Horia Del Frari pidió semanas atrás “más seriedad” a los concejales que hacen videos en redes o cantan en el recinto, en clara alusión a José García. Parece que el estándar de seriedad es flexible… al menos cuando se trata de sí misma.

Desde ciertos medios se la promueve como “la renovación”, aunque su apellido y trayectoria no son precisamente ajenos a la casta. Más allá del sketch, poco se le conoce en materia de propuestas. Y aunque dice estar “harta de escuchar siempre lo mismo”, su video no aporta nada nuevo: sólo ruido y gestos sin contenido.

La puesta en escena dice más de la candidata que del pozo que intenta señalar. Una campaña sin ideas, que en lugar de elevar el debate, se hunde en la misma trampa que critica. Con caña en mano, Susana Horia Del Frari no pesca votos: se pesca a sí misma en un acto que revela el vacío de su discurso. ¿Será que esta vez la caña no sirve ni para disimular la falta de profundidad?

Mucha campaña, pocas explicaciones

Y si hablamos de candidatos intentando disputarle el voto cheto a La Libertad Avanza siempre es conveniente mirar hacia la comarca de San Lorenzo, donde anidan personalidades de negocios fructuosos y lealtades múltiples.

Esta semana se conoció un pedido de informe que realizó el Concejo Deliberante de San Lorenzo hacia la Municipalidad con el fin de conocer algunos detalles de un préstamo que realizó la provincia a la empresaria y actual candidata a Diputada provincial del Partido Conservador Popular Julieta Valencia Donat para la construcción de unas cabañas que nunca se hicieron.

Valencia Donat no es nueva en las cercanías del poder, aunque cada tanto cambie de rol, de partido o de relato. La sanlorenceña, ahora candidata por el espacio de Guillermo Durand Cornejo, viene fogueada en el juego de las mutaciones: fue secretaria, asesora, directora, comunicadora y empresaria sin empresa.

Desde hace años, sostiene una presencia activa en la vida social y política de San Lorenzo, anfitriona de eventos donde funcionarios —actuales y ex— se mezclan entre copas, selfies y acuerdos de pasillo. Un salón más efectivo que muchos despachos.

Uno de sus hitos más llamativos ocurrió durante el gobierno de Juan Manuel Urtubey, cuando recibió una “ayuda” de 24 millones de pesos para construir un complejo turístico. El proyecto jamás se materializó, aunque el dinero sí desapareció discretamente. El silencio posterior fue proporcional a la generosidad del subsidio.

A partir de allí, encadenó cargos tan decorativos como oportunos: fue directora de Turismo de Kila Gonza, el intendente destituido, y coordinadora de Relaciones Gubernamentales de la Municipalidad de Salta durante la gestión de Betina Romero. Siempre bien ubicada, aunque difícil de auditar.

Desde hace un tiempo conduce un programa radial, donde despliega su faceta comunicadora y desde allí llegó a Juntos por el Cambio sin mayores explicaciones. Su historial muestra más relaciones que propuestas, más subsidios que resultados. Pero como en toda carrera larga en política, sabe caer bien parada, aunque no se sepa muy bien desde dónde saltó.

El próximo 11 de mayo buscará un lugarcito en el concejo. No está claro qué ofrece, pero sí que siempre encuentra cómo estar donde hay algo que repartir.