De la mano de grupos católicos, el término “ideología de género” se introdujo en la opinión pública. En Salta se dio a través del legislador PRO, Andrés Suriani, quien lo confundió con el concepto de perspectiva de género. (Lilith)
Según la antropóloga mexicana Marta Lamas, aun cuando ya en 1949 aparece como explicación en El segundo sexo de Simone de Beauvoir, el término género sólo comienza a circular en las ciencias sociales y en el discurso feminista con un significado propio y como una acepción específica (distinta de la caracterización tradicional del vocablo que hacía referencia a tipo o especie) a partir de los años setenta. No obstante, sólo a fines de los ochenta y comienzos de los noventa el concepto adquiere consistencia y comienza a tener impacto en América Latina. Entonces las intelectuales feministas logran instalar en la academia y las políticas públicas la denominada perspectiva de género.
Surgen así los estudios de género, caracterizados como un campo multi y transdisciplinar. Se inician en la mayoría de las instituciones de educación superior. Su objeto de estudio son las relaciones socioculturales entre mujeres y hombres (hombres y hombres/mujeres y mujeres) y parten de una premisa: el concepto mujer (u hombre) es una construcción social atravesada por relaciones de poder y siempre acotada a un tiempo y lugar determinados.
De esta manera la perspectiva de género se convierte en un marco teórico aplicado en investigación, políticas públicas, comunicación y periodismo, psicología, educación, etc. Poco a poco se introduce en diferentes áreas, ya no solo de las ciencias sociales. La perspectiva de género sostiene que las relaciones desiguales de poder entre los géneros tienen expresiones concretas en distintos ámbitos de la sociedad y la cultura: el trabajo, la familia, la política, las organizaciones, el arte, las empresas, la salud, la ciencia, la sexualidad y la historia. Esta perspectiva no es exclusivamente adoptada por las mujeres ni está dirigida exclusivamente a ellas.
La perspectiva de género sostiene que las relaciones desiguales de poder entre los géneros tienen expresiones concretas en distintos ámbitos de la sociedad y la cultura.
Aunque no constituye una categoría cerrada, sino en pleno desarrollo, la perspectiva de género favorece el ejercicio de una lectura crítica y cuestionadora de la realidad para analizar y transformar la situación de las personas. Se trata así de crear nuevas construcciones de sentido para que hombres y mujeres, e identidades diversas visualicen sus identidades autopercibidas a través de vínculos no jerarquizados ni discriminatorios.
La ideología de género de Suriani y otrxs
El diputado provincial del PRO, Andrés Suriani, férreo defensor de los preceptos católicos, fue uno de los portavoces y encargado de diseminar por cuánto lugar pudo el término de “ideología de género”, que al compararla con el SIDA, la denominó como “el nuevo flagelo”.
La “ideología de género” es un término nacido en los años noventa en el ámbito cristiano y ante los avances de los movimientos feministas y sus reivindicaciones políticas en diferentes países del mundo. Grupos católicos conservadores han intentado incorporarlo en la opinión pública para referirse despectivamente a las acciones y políticas que buscan igualdad, equidad, reconocimiento de identidades y ampliación de derechos. Desde estos sectores se oponen a la aplicación de la Educación sexual integral, legislación sobre derechos sexuales y reproductivos y el reconocimiento a derechos ya consagrados como la identidad de género.
Quienes hacen uso de este término mezclan conceptos acerca de los roles sociales y de género, los estudios de género y las diferencias entre identidad sexual o de género y el sexo biológico. La “ideología de género”, es un recurso retórico utilizado por la iglesia católica para instalar que los estudios de género y la perspectiva de género buscan destruir la familia y el “orden natural”. Con marchas en varios países del mundo organizadas por la iglesia católica y grupos supuestamente autoconvocados se encargan de desinformar y tergiversar conceptos; por ejemplo bajo el lema “Con mis hijos no te metas”, campaña nacida en Lima tras la implementación de la perspectiva de género en educación.