La Provincia otorgó esta semana, en comodato, dos terrenos a una iglesia evangelista que tiene vínculos con la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes. Lo curioso es que los catastros de esos inmuebles muestran que, durante el romerismo, el caso de La Ciénaga no se dio en un contexto aislado. (Nicolás Bignante)

El padrinazgo que ejerce el Estado provincial sobre las iglesias no es patrimonio exclusivo del culto católico apostólico romano. Tal como señalamos en ediciones anteriores, en terrenos exentos del pago de impuestos desparramados por toda la provincia, funcionan también templos evangelistas, cuya labor comunitaria es apenas un poco más vistosa en los barrios que la que lleva adelante la iglesia católica. Además de múltiples exenciones por parte del municipio y la provincia, las iglesias evangelistas —muchas de ellas nucleadas en la Unión Bautista del NOA— tienen otro tipo de beneficios.

El jueves pasado se oficializó el decreto N° 1034, que otorga en calidad de comodato y por un plazo de 20 años, dos terrenos del Estado a la Unión Bautista del NOA. La resolución se fundamenta en que la Institución elevó el pedido para que los terrenos fueran cedidos porque allí se realizan «actividades sociales y religiosas». La decisión gubernametal es, en realidad, una extensión de la cesión que la provincia ya había realizado en 2012, según consta en la consulta de gravámenes de la Dirección de Inmuebles.

Los terrenos provinciales, hoy en manos de la Unión Bautista del NOA, están ubicados en la manzana 407 C, de Barrio Solidaridad, donde actualmente funciona la «Iglesia Pueblo de Dios». Se trata de los catastros 136.962 y 136.975, que suman una extensión de 675 metros cuadrados entre las calles 120 y Av. Santos Discépolo. Desde que los terrenos pasaron a formar parte del patrimonio de la provincia, jamás se registró otra actividad más allá de la que lleva adelante la iglesia evangélica.

Las cédulas parcelarias correspondientes a cada uno de los terrenos, dan cuenta de que ambos inmuebles fueron adquiridos por la provincia en simultáneo, precisamente el 30 de septiembre de 1997, durante la primera gobernación de Juan Romero. La edificación ubicada en la parcela —el templo— fue construida años más tarde por la propia institución, por lo que se presume que, por entonces, no había grandes construcciones en la zona.

Pero el dato más sobresaliente de la operación celebrada en el año 97 tiene que ver con el monto que desembolsó la provincia. Por cada uno de los terrenos, el Estado provincial pagó $3.000.000,00; es decir, 6 millones de pesos por los terrenos que hoy, el gobierno de la provincia, cede en comodato. La información se extrae de las cédulas parcelarias y las fichas técnicas que suministra la dirección General de Inmuebles.

Distintos corredores inmobiliarios consultados por Cuarto Poder coincidieron en que la cifra no se corresponde ni por asomo a los valores que ese tipo de inmuebles tenían hace 21 años. Se trata de dos parcelas de 330 metros cuadrados cada una, en una zona con un desarrollo urbanístico, por entonces mucho menor al que hoy tiene. Unos terrenos de similares características en 1997 tenían un valor estimativo de $30.000.

El contrato de compraventa lleva la firma del exescribano de Gobierno, Víctor Manuel Brizuela, hoy beneficiado con la vuelta a fojas cero de la causa La Ciénaga, en la que está imputado por «peculado». La otra parte del contrato está representada por José Bienvenido López, fallecido en 2012.

López se dedicó, al menos desde 1992, a los servicios inmobiliarios con bienes propios o arrendados. Pero el hombre que logró la mejor venta de la historia inmobiliaria de la provincia era, además, hombre de tradiciones. José Bienvenido López fue miembro destacado de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, hoy reconocida apenas por protagonizar penosos episodios en contra de la intervención de plazas públicas y las pintadas de pañuelos. López se desempeñó como secretario de la agrupación, como suplente del órgano de fiscalización y como vicepresidente entre 1981 y 1983.

López se dedicó, al menos desde 1992, a los servicios inmobiliarios con bienes propios o arrendados.

Esta no sería la única operación que Bienvenido López realizaría con el Estado. El boletín oficial del 13 de agosto de 2007 deja asentada una transacción que vuelve a mencionar al tradicionalista, a cuatro meses de que Romero dejara el poder. «Autorízase al Director de la Dirección General de la Familia Propietaria Arquitecto Héctor Benito Aleksandrowicz a aceptar la propuesta de Salvador Marinaro en representación del José Bienvenido López, quedando habilitado tal funcionario para realizar y/o suscribir cuantos actos, contratos o instrumentos sean necesarios», señala el decreto. Nótese que quien figura como representante de José López en el escrito es Salvador Marinaro, histórico vocal de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes.

Luego se expresa: «Apruébase en la suma de $3.200.000 (pesos tres millones doscientos mil) como monto máximo para la operación y por todo concepto por la adquisición de 20 hectáreas pertenecientes a la matrícula N° 133.528 del Departamento Capital». La venta concretada 10 años después de que el gobierno adquiriera los terrenos que hoy ocupa la iglesia evangélica, parece mucho más ajustada a la realidad, si de montos se trata. Sin embargo, el catastro mencionado no figura en los registros de la DGI. En el listado de propiedades, se pasa de la matrícula 133.527 a la 133.535. Del terreno vendido a la Provincia sólo se dice que está ubicado Camino a la Isla en la Ruta 21. Y que la provincia los adquiría con la finalidad de «solucionar la situación habitacional de numerosos grupos familiares que no cuentan en la actualidad con un terreno propio y se encuentran a la espera de que la provincia satisfaga su necesidad habitacional, en atención a su insuficiente capacidad de ahorro o reducidos ingresos o condición social, elementos que les impiden lograr una solución a estos problemas habitacionales por sus propios medios».

Veinte años después de las ventas de José Bienvenido, la película parece ser aquella que alguna vez ya vimos. Tierras adquiridas a precios millonarios y cedidas -o vendidas- a valores exiguos años más tarde. Esta vez con evangelistas y gauchos de por medio. El dato del final y su correspondiente interpretación quedan a exclusiva consideración del lector: los terrenos que hoy ocupa la Unión Bautista del NOA fueron cedidos por primera vez en comodato, el 22 de octubre de 2012, apenas tres meses después del fallecimiento de José Bienvenido López.