La polémica se puso “on fire” entre los políticos vallistos o algo así. Este fin de semana, la presidenta del Concejo Deliberante de Rosario de Lerma y una de las más votadas en los comicios de noviembre de 2019 mantuvo un cruce con un ex funcionario del jarsunismo.
En efecto, Griselda Galleguillos, una dirigenta que en las pasadas elecciones fue reelecta por el partido Ahora Patria se trenzó luego de publicar un video cantando un tema tropical, en una explícita intención de solazar a los rosariolerminos en la continuidad de la cuarentena.
De altísimo perfil, la edila consiguió rápidamente avizorar su desempeño, expresado en los comentarios auspiciosos que mereció la entonación de una pieza masiva y festiva, a la que varios contactos en Facebook le asignaron cierta algarabía. Todo bien, excepto para el ex Secretario de Prensa municipal, Guillermo Wilches, quien cumplió esta misión durante la gestión del ex alcalde Ignacio Jarsún.
La cuestión es que el integrante del elenco jarsunista pretendió objetar esta veta de karaoke, propuesta por la concejala –conocida por su afición al canto y al baile- y le editorializó acerca de una supuesta falta de seriedad, junto con cierto desapego por el esfuerzo parlamentario. “Pocas veces en la vida tengo vergüenza ajena”, descerrajó el otrora funcionario del hoy Vice 1° de la Cámara de Diputados de Salta.
“VERGÜENZA ES ROBAR”, replicó Galleguillos a velocidad de refucilo, sin nominar destinatario en particular, apelando a la polisemia de echar mano a un dicho antiguo o bien dando a entender que conoce algo aún no develado, tal vez algún chanchullo que aún no salió a la luz de anteriores gestiones municipales.
Lo cierto es que la ratificación del rumbo de tal publicación catapultó al ex Secretario, Wilches, a entablar fundamentos legales para aquello que decodificó como si fuese una imputación. “Demuéstrelo en la justicia SRA”, ensayó de contra ataque el alfil del jarsunismo, lo que no consiguió aminorar el envión inicial de Galleguillos.
De hecho, la reprobación vecinal que mereció tal pretensión de supuesto llamado a la cordura, el calificativo de “hater” o mala vibra, la enumeración de la intensa tarea de la concejala, el objetivo de diversión desde el cual se concibió aquel video, la propensión de la intérprete por el canto y el baile, el día de descanso y el libre hacer de cada prójimo. Junto con otros sopapos argumentales más, todo en conjunto, terminó por sosegar al contendiente. O bien puede haber intermediado algún llamado desde Mitre 550.